-[Pedri]-
El aire estaba frío y fresco mientras salíamos del estadio, pero no podía sentirlo. Estaba abrumado por la emoción y la felicidad. Le había propuesto matrimonio a Pablo, y él había dicho que sí. Era el momento más feliz de mi vida, y aún no podía creer que todo hubiera sucedido de manera tan perfecta.
Mientras caminábamos hacia el coche, apreté la mano de Pablo y sonreí.
—No puedo creer que realmente haya pasado —dije, mi voz llena de asombro y alegría.
—Yo tampoco. Fue increíble, Pedri —respondió, mirándome con amor.
Nos subimos al coche y nos dirigimos a casa, sabiendo que nuestras familias estarían allí esperándonos para celebrar. Cuando llegamos, la casa estaba decorada con luces y globos, y todos estaban reunidos para felicitarnos.
Aurora corrió hacia Pablo y lo abrazó con fuerza.
—¡Felicidades, hermano! Estoy tan feliz por ti —dijo, con lágrimas en los ojos.
—Gracias, rora. No podría haber imaginado un momento más perfecto —respondió Pablo, sintiendo cómo la emoción lo embargaba de nuevo.
Lewa y Ana también nos abrazaron, mostrándonos su amor y apoyo. Las niñas, que siempre habían sido como hermanitas para Pablo, también estaban emocionadas y felices.
—¡Hermanito, vas a casarte con pedri! —dijo una de las niñas, sonriendo.
—lo se, cariño —respondió, abrazándola.
Durante la celebración, me di cuenta de lo afortunado que era de tener a todas estas personas increíbles en mi vida. Mis pensamientos se dirigieron a Pablo, quien estaba hablando con sus padres. Vi cómo su rostro se iluminaba cada vez que hablaba de nosotros, y mi corazón se llenó de amor.
Me acerqué a él y lo tomé de la mano.
—¿Estás listo para esta nueva aventura? —le pregunté, mirándolo a los ojos.
—Más que listo. Estoy emocionado por todo lo que viene —respondió, sonriendo.
La noche continuó con risas, abrazos y promesas de un futuro lleno de amor y felicidad. Supe que, sin importar los desafíos que enfrentáramos, siempre tendríamos el apoyo de nuestras familias y el amor que nos unía.
Cuando finalmente nos quedamos solos, abracé a Pablo y le susurré al oído.
—Te amo, Pablo. No puedo esperar para pasar el resto de mi vida contigo.
—Yo también te amo, Pedri. Gracias por hacerme el hombre más feliz del mundo —respondió, sintiendo cómo el amor y la felicidad nos envolvían.
Esa noche, mientras nos acurrucábamos juntos, supe que estábamos listos para enfrentar cualquier cosa que el futuro nos deparara. Con Pablo a mi lado, sabía que podía superar cualquier desafío y celebrar cada momento de felicidad. Estaba emocionado por todo lo que estaba por venir y agradecido por el amor que habíamos encontrado el uno en el otro.
A lo largo de la velada, cada interacción, cada abrazo, cada sonrisa de nuestros seres queridos reforzaba la certeza de que habíamos tomado la decisión correcta. Vi cómo Pablo se reía con las niñas, cómo Lewa y Ana lo miraban con orgullo y cariño, y cómo Aurora no dejaba de sonreír.
Mi mirada se encontró con la de mis padres en varias ocasiones. Vi el orgullo en sus ojos, la felicidad por mí. Sabía que ellos también sentían que Pablo era la persona adecuada para mí. Cada vez que sus miradas se cruzaban con la mía, sentía su aprobación y su amor incondicional.
Nos sentamos a cenar, y el ambiente era de pura alegría. Pablo y yo nos sentamos uno al lado del otro, nuestras manos entrelazadas bajo la mesa. Mientras conversábamos y reíamos, mi mente no podía dejar de pensar en nuestro futuro juntos. Un futuro lleno de amor, de risas, y de una familia unida.
—Pedri, ¿qué piensas hacer ahora? —preguntó mi padre en un momento, rompiendo mi ensueño.
—Seguir adelante, juntos. Construir una vida que ambos soñamos —respondí con una sonrisa, mirando a Pablo.
Pablo me devolvió la sonrisa, apretando suavemente mi mano.
La noche continuó hasta altas horas, con anécdotas y brindis por nuestra felicidad. Sabía que este era solo el comienzo de algo maravilloso. Mientras nos acurrucábamos en la cama, escuchando los murmullos lejanos de la fiesta que seguía abajo, sentí una paz profunda. Estábamos rodeados de amor y apoyo, listos para enfrentar cualquier cosa juntos.
—Buenas noches, rubio —susurré a Pablo, sintiendo la dicha en cada palabra.
—Buenas noches, amor mío —respondió, besándome suavemente.
Con esos susurros de amor y promesas de un futuro brillante, nos quedamos dormidos, sabiendo que el mejor capítulo de nuestras vidas estaba por comenzar.
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Traducción
Felicidades hermanitoDest 🪷.
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Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]
Fanfiction¿Y si Pedri realmente hubiese quedado en esas pruebas para el Real Madrid? Pablo hubiese ascendido una temporada antes al primer equipo. Ambos en equipos contraeos y si bien el canario tiene la fascinación por el club azulgrana. El sevillano no pare...