—[Gavi]—
Ser uno de los jugadores más jóvenes actualmente era una carga mental impresionante. A pesar de que muchos como Lionel Messi debutaron a una edad similar a la mía, las críticas nunca cesaban. Desde la partida de Messi, todo había cambiado. Recuerdo sus palabras: "El Barcelona sin mí seguirá siendo el mismo, pero yo sin él Barcelona no seré nada". Aquellas palabras resonaban en mi mente mientras intentaba hacer mi propio camino en el equipo.
Sin embargo, había algo reconfortante en la presencia de Xavi. Su llegada trajo consigo una nueva esperanza para los jóvenes talentos de La Masia, incluido yo. A pesar de las críticas y el menosprecio hacia los canteranos, Xavi siempre estuvo ahí para nosotros, dispuesto a apostar por nuestra formación y desarrollo.
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La llegada de Robert Lewandowski, una estrella consagrada, agregó un nuevo nivel de desafío y oportunidad. Al principio, su presencia imponente y su distanciamiento me intimidaban, pero poco a poco encontramos un terreno común y comenzamos a entendernos mejor. Aprendí mucho de él y su enfoque implacable en cada entrenamiento y partido.
En cuanto a Pedri, nuestra relación había crecido desde que tuvimos esa conversación en febrero. Había venido a visitarme varias veces en Barcelona, demostrando su apoyo incondicional. Y ahora, en uno de los momentos más importantes de mi carrera hasta ahora, estaba aquí a mi lado en el Camp Nou, listo para presenciar mi renovación de contrato.
La voz de Pedri me sacó de mis pensamientos, y me di cuenta de que estaba sumido en mis reflexiones. Sus golpecitos en mis mejillas me devolvieron a la realidad, y no pude evitar sonreír ante su familiaridad.
—¿Rubio? —repitió Pedri, con una sonrisa juguetona en los labios. Estaba más cerca de la cuenta agarrando mis mejillas con fuerza.
—Eres un poco tonto, ¿sabes? —respondí, arrugando la nariz con complicidad. Era reconfortante tener a alguien como Pedri a mi lado, alguien que entendía las presiones y desafíos de ser joven en un equipo tan grande como el Barcelona.
—Que te puedo decir– Pedri asintió restándole importancia pero su rostro pasó a ser un poco más serio, su manos pasaron por mis hombros. Mis ojos veían directamente a los suyos —Mira Enano, estás a punto de dar un gran paso. Te has esforzado y has hecho valer tu talento, cada vez que pisas un campo dejas tu cuerpo y alma en el. No cualquier jugador actual hace lo que tú haces. Eres un orgullo.
Sonreí ante las palabras reconfortantes de Pedri, sintiendo cómo su apoyo me daba un impulso adicional de confianza y determinación. Sabía que tenía un largo camino por delante, pero saber que contaba con el respaldo de Pedri y mis compañeros de equipo significaba mucho para mí.
—Gracias, Pedri. Significa mucho para mí escuchar eso de ti —respondí, sintiendo una oleada de gratitud por tener a alguien como él a mi lado.
Pedri asintió con una sonrisa cálida, y luego me dio un abrazo rápido pero reconfortante. Me llamaron para iniciar todo el itinerario, sonreí y subí la capucha de Pedri para que fuese visto.
—Tienes un lugar reservado al lado de algunos amigos– le abrazo yo esta vez, aspirando su perfume, sonriendo al hacer eso.
Después de despedirme de Pedri, me dirigí hacia donde una de las encargadas del club para este evento, listas para seguir con el itinerario del día. Mientras caminaba por los pasillos del Camp Nou, sentía una mezcla de emociones que me embargaban. La emoción, la gratitud y los nervios se mezclaban en mi interior, pero trataba de mantenerme concentrado y centrado en el momento presente.
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Finalmente, llegó el momento de reunirme con el presidente del club, Joan Laporta, para formalizar la renovación de contrato. Los cánticos de los aficionados resonaban en el estadio, recordándome el gran honor y la responsabilidad que era representar al Barcelona.
Con cada paso que daba hacia Laporta, sentía cómo mis nervios aumentaban. Sin embargo, su cálida bienvenida y su expresión de orgullo al recibirme me tranquilizaban. Seguí atentamente cada movimiento mientras firmábamos los contratos, asegurándome de que todo estuviera en orden antes de estampar mi firma en el papel.
Cuando finalmente todo estuvo oficializado, una sensación de alivio y satisfacción recorrió mi cuerpo. Era un momento que había soñado y trabajado arduamente para alcanzar, y ahora era una realidad. Con una sonrisa sincera en el rostro, firmé el póster que conmemoraba este importante día, sintiéndome lleno de orgullo y gratitud por todo lo que había logrado hasta ahora.
Abrace a mis padres fuertemente y luego a mi hermana mayor, la cual me veía con los ojos llenos de lágrimas y me besaba el cien —Cuanto creciste mi estrellita.– susurro en mi oído
—Y lo seguiré haciendo Ro.– apoye mi cabeza en su hombro por bastante tiempo hasta que tuve que ir a firmar camisetas a la tienda del Camp Nou.
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Después de formalizar la renovación de contrato, abracé a mis padres con fuerza, sintiendo su amor y apoyo incondicional en cada gesto. Luego, me acerqué a mi hermana mayor, cuyos ojos brillaban con lágrimas de emoción mientras me besaba en la frente.
—Cuánto creciste, mi estrellita —susurró en mi oído, su voz cargada de emoción y orgullo.
—Y lo seguiré haciendo, Ro —respondí, apoyando mi cabeza en su hombro durante un momento de conexión familiar que atesoraría por siempre.
Después de despedirme de mi familia, me dirigí a la tienda del Camp Nou para firmar algunas camisetas para los aficionados. El tiempo pasó volando mientras me sumergía en la tarea, pero de repente, me sorprendió ver a Pedri entre la multitud.
A pesar de haberle dicho que no se acercara a las cámaras, su presencia no pasó desapercibida para mí. Aunque intenté mantener la compostura y firmar las camisetas con normalidad, no pude evitar lanzarle una mirada que decía claramente "¿Qué haces aquí, cabezón?".
Pedri respondió con una sonrisa confiada y agradeció la firma en la camiseta que llevaba consigo. Fue entonces cuando noté que era la misma camiseta que intercambiamos en nuestro primer clásico juntos, lo que hizo que mi sonrisa se ampliara aún más.
A pesar de los comentarios de algunas fans que no dejaban de hacer ruido, me mantuve sereno y continué firmando las camisetas. Cuando finalmente pasó el último aficionado, me di cuenta de que ya había terminado.
Con un gesto de agradecimiento hacia Laporta y todos los presentes, me retiré de la tienda del Camp Nou, sintiendo una mezcla de emoción y gratitud por el día tan especial que había vivido.
Claramente hoy había un solo objetivo después de todo lo de esta tarde, el primero llegar a la fiesta y el segundo ya lo veríamos, pero claro estaba que incluía a cierto canario.
Dest 🪷.
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Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]
Fanfiction¿Y si Pedri realmente hubiese quedado en esas pruebas para el Real Madrid? Pablo hubiese ascendido una temporada antes al primer equipo. Ambos en equipos contraeos y si bien el canario tiene la fascinación por el club azulgrana. El sevillano no pare...