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—[Gavi]—

La vida volvía lentamente a la normalidad, o al menos, lo intentábamos. Pedri y yo habíamos trabajado duro para reconstruir lo que se había roto, y aunque no todo era perfecto, estábamos encontrando nuestro ritmo nuevamente. Sin embargo, había una sombra de incertidumbre que parecía acecharnos constantemente.

Esa noche, antes de partir a Qatar para el Mundial, me encontraba revisando las últimas cosas en mi habitación. La emoción y el nerviosismo se mezclaban dentro de mí. Había estado subiendo fotos a mis Close Friends en Instagram, queriendo compartir momentos íntimos y personales con mi círculo más cercano. Pero cometí un error.

Entre las fotos que subí, había una especialmente de mí con Fermín, tomada en un momento despreocupado y amigable. Caminábamos hacia el vestuario el último día antes de empezar preparativos del mundial. No pensé mucho en ello en ese momento; Fermín era un buen amigo, y habíamos pasado un buen rato juntos. Sin embargo, al parecer, la foto se había subido a mi perfil público en lugar de a mis Close Friends.

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No me di cuenta del error hasta que vi la notificación de un mensaje de Pedri. Al abrirlo, supe que algo estaba terriblemente mal.

Pedri:
¿Qué es esto?

Leí el mensaje y sentí una oleada de preocupación. Corrí a revisar mi perfil y ahí estaba la foto, a la vista de todos. Mi corazón comenzó a latir más rápido mientras intentaba encontrar las palabras para explicarme.

—¿Pablo, qué es esto? ¿Por qué subiste esa foto? —preguntó Pedri, entrando a mi habitación con el teléfono en la mano, la furia claramente visible en su rostro.

—¡Es un error! Lo subí a mis Close Friends, no debía estar en mi perfil público. No quería que todos la vieran —intenté explicarme, pero Pedri no parecía convencido.

—¿Un error? ¿Cómo puedes ser tan descuidado? —su voz se elevaba, y podía sentir la tensión creciendo entre nosotros.

—Te juro que no fue a propósito, Pedri. Fermín es solo un amigo, mi mejor amigo, sabes eso —respondí, sintiendo que la situación se escapaba de mi control.

—¡Eso no importa, Pablo! ¿No te das cuenta de cómo se ve esto? Justo antes de partir al Mundial, y subes una foto así. ¡¿Qué se supone que debo pensar?! —su voz temblaba de rabia e inseguridad.

La discusión se intensificó rápidamente, las palabras volaban sin pensar, alimentadas por el estrés y la incertidumbre. Cada uno defendía su punto, sin darse cuenta de que estábamos hiriéndonos mutuamente con cada palabra.

—¿Y qué hay de ti? ¡Siempre ocupado, siempre con tus cosas, y ahora me haces esto! —gritó Pedri, su rostro enrojecido por la ira.

—¡No estoy haciendo nada malo! ¡¿Por qué no puedes confiar en mí?! —respondí, mi frustración igualando la suya.

La pelea explotó en un torrente de emociones contenidas, cada uno soltando resentimientos acumulados. Sabía que habíamos llegado a un punto crítico, pero no podía detenerme. Estaba herido, cansado y frustrado, y Pedri también lo estaba.

Finalmente, Pedri se detuvo, respirando pesadamente, sus ojos llenos de lágrimas contenidas. Me miró, y en su mirada vi no solo ira, sino también dolor y decepción.

—Pablo, no puedo seguir así. Esto... esto no es lo que quiero —dijo, su voz rompiéndose.

Mi corazón se hundió al escuchar sus palabras. Sabía que había llevado las cosas demasiado lejos, que mi descuido había causado una herida profunda.

—Pedri, lo siento. De verdad, no fue mi intención lastimarte. Te amo, y haré lo que sea necesario para arreglar esto —dije, acercándome a él, tratando de alcanzar su mano.

Pero él retrocedió, sus ojos llenos de tristeza.

—No sé si podemos seguir así, Pablo. Estoy cansado de luchar siempre —respondió, antes de salir de la habitación, dejándome solo con mis pensamientos y mi arrepentimiento.

Me dejé caer en la cama, sintiendo el peso de mis errores aplastándome. Sabía que tenía que encontrar una manera de enmendar las cosas, de demostrarle a Pedri que podía confiar en mí. Pero en ese momento, no tenía idea de cómo hacerlo. El miedo de perderlo me invadía, y mientras me preparaba para partir a Qatar, solo podía esperar que el tiempo y la distancia no hicieran más profunda la brecha entre nosotros.

Pasé la noche en vela, intentando encontrar una manera de resolver lo que había desatado. Sabía que las palabras no serían suficientes, que necesitaba mostrar con acciones cuánto significaba Pedri para mí. La incertidumbre sobre nuestro futuro juntos se sumaba a la presión del Mundial, y por primera vez en mucho tiempo, me sentía verdaderamente perdido.

—🌱—

La mañana siguiente, antes de partir, intenté hablar con Pedri una vez más, pero no encontré las palabras adecuadas. Todo lo que pude hacer fue mirarlo a los ojos y esperar que entendiera lo que mi corazón quería decirle. Sabía que teníamos un largo camino por delante, tanto en el campo como en nuestra relación, y estaba dispuesto a luchar por ambos.

En el aeropuerto, mientras esperábamos para abordar, vi a Pedri sentado solo, con la mirada perdida. Tomé una decisión y me acerqué a él.

—Pedri, ¿crees que podemos hablar? —pregunté, con el corazón en la mano.

Él levantó la vista y me miró con una expresión fría.

—No, me dejaste las cosas bastante claras —respondió, antes de levantarse y alejarse.

Me quedé allí, sintiendo una mezcla de desesperación y tristeza. Sabía que necesitaba demostrarle con hechos, no solo con palabras, que estaba comprometido con nuestra relación. La lucha por recuperar su confianza y la intimidad que habíamos perdido iba a ser larga y difícil, pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para demostrarle cuánto lo amaba. Aún que no supiese como amar.

Dest 🪷.

Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora