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—[Gavi]—

Por fin habíamos logrado congeniar, aún que no negaría que me seguía molestando de vez en cuando. Llevándose un balonazo en el primer lugar que se me atravesará.

Después de tantos días de entreno por fin había llegado el día de inicio de la Eurocopa, y yo estaba lleno de nervios y emoción mientras me preparaba para representar a mi país en uno de los torneos más importantes del mundo. Desde el momento en que pisamos el campo para nuestro primer partido, sentí una mezcla de anticipación y determinación. Sin importar que estuviera al otro lado ya teníamos una estrategia.

Nuestro primer partido fue contra Suecia, y aunque comenzamos con buen pie, enfrentamos algunas dificultades para encontrar nuestro ritmo. Sin embargo, logramos mantener la compostura y conseguimos una victoria por 2-0, lo que nos dio un impulso de confianza para los partidos siguientes.

Durante los entrenamientos previos al primer partido, noté cómo la relación entre Pedri y yo comenzó a cambiar. A medida que nos enfrentábamos a los desafíos del torneo juntos, nuestras interacciones se volvían más amigables y colaborativas. Aunque nuestras diferencias todavía estaban presentes, comenzamos a apoyarnos mutuamente en el campo, reconociendo que éramos más fuertes como equipo cuando trabajábamos juntos.

En el segundo partido nos enfrentamos a Polonia, un rival más difícil. Fue un encuentro reñido, con ambos equipos luchando por cada oportunidad. A pesar de un gol temprano en contra, logramos igualar el marcador y asegurar un empate 1-1 que nos mantuvo en la cima de nuestro grupo.

Durante el partido contra Polonia, Pedri y yo compartimos un momento especial cuando colaboramos en una jugada que casi nos lleva a marcar el gol de la victoria. A medida que avanzaba el torneo, nuestra conexión en el campo se volvía más fuerte, reflejando el crecimiento de nuestra amistad fuera de él.

El tercer partido fue contra Eslovaquia, y sabíamos que necesitábamos una victoria para asegurar nuestro pase a la siguiente ronda. Salimos con determinación y dominamos el partido desde el principio. Con un marcador final de 3-0 a nuestro favor, avanzamos a los octavos de final con confianza renovada.

En los octavos de final nos enfrentamos a Croacia, un equipo formidable con una defensa sólida. Fue un partido intenso y reñido, con oportunidades para ambos equipos. Sin embargo, un gol en el tiempo extra nos dio la victoria por 1-0 y nos llevó a los cuartos de final.

El partido de cuartos de final contra Suiza fue uno de los más emocionantes y desafiantes del torneo. Después de un empate 1-1 en el tiempo reglamentario, nos dirigimos a la tanda de penales. Fue una batalla de nervios, pero logramos salir victoriosos por 4-2, asegurando nuestro lugar en las semifinales.

Durante cada uno de estos partidos, la relación entre Pedri y yo continuó fortaleciéndose. Nos convertimos en aliados en el campo, confiando el uno en el otro para tomar decisiones clave y crear oportunidades de gol. Fuera del campo, compartíamos bromas y momentos de camaradería que ayudaban a aliviar la presión del torneo.

La semifinal contra Italia fue un enfrentamiento épico entre dos grandes equipos. Ambos lucharon con ferocidad durante los 90 minutos reglamentarios, pero ninguno logró romper el empate. Con el marcador aún 0-0 al final del tiempo extra, nos dirigimos a la tanda de penales.

Fue un final desgarrador cuando Italia logró ganar la tanda de penales por 5-4, eliminándonos del torneo y poniendo fin a nuestro sueño de llegar a la final. A pesar de la decepción, Pedri y yo nos abrazamos en el campo, reconociendo el esfuerzo y la dedicación que habíamos puesto en cada partido.

A medida que abandonábamos el campo, sentí una sensación de gratitud por haber compartido esta experiencia con Pedri y el resto de mis compañeros de equipo. A pesar de la derrota, sabía que nuestra amistad seguiría siendo fuerte, y que nos levantaríamos juntos para enfrentar los desafíos que el futuro nos traería.

Al final del día, mientras nos reuníamos en el vestuario, compartimos palabras de aliento y consuelo. Pedri y yo intercambiamos miradas de complicidad, reconociendo todo lo que habíamos logrado juntos durante el torneo. Aunque el camino había llegado a su fin, el seguía teniendo respeto hacia mi y yo a él.

Dest 🪷.

Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora