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—[Pedri]—

En mi cabeza solo me repetía que había sido una buena idea pedirle tiempo. No me había quedado para ver su reacción; solo escuché cuando me dijo que se cambiaría de habitación. No presté atención y bajé por las escaleras del hotel hasta el patio, quedándome ahí observando la grama y viendo la piscina.

Era un ambiente tranquilo cuando lo pensaba, pero ¿realmente eso pensaba en mi cabeza? Pues no, mi mente no paraba de dar vueltas diciéndome que había sido un error. Pero, ¿siempre cometía este tipo de errores, o solo había sido mi impulsividad?

Bien, si había estado mal al tener ese ataque de celos, él también lo había estado. Al ponerme celoso con una situación que sabía que detestaba. No era completamente mi culpa, ¿no? Bueno, no importaba ya. Mi hermano sabía de la relación de ambos, no había ni siquiera querido molestarlo contándole. Aunque él siempre había sido mi consejero.

Sentí como alguien se sentó a mi lado. Volteé a ver, encontrándome a Dani. Bajé la mirada, evitando ver sus ojos. No dijo nada, solo se quedó ahí conmigo.

—¿Estás pasando por una mala racha, verdad, chaval? —preguntó, poniendo su mano en mi hombro.

Solamente asentí con la cabeza sin poder volver a mirarle a los ojos. El recuerdo constante de Pablo no me dejaba en paz y sabía que no lo haría. Tal vez hablar esto con alguien me haría bien. Pues, según mi perspectiva, no había pensado con cabeza fría.

—Dani, no sé qué hacer. Siento que todo está desmoronándose y no tengo control sobre nada —las palabras salieron de mi boca en un susurro, casi como si tuviera miedo de admitirlo.

Dani me dio una mirada comprensiva, su mano aún en mi hombro.

—Mira, Pedri, todos pasamos por momentos difíciles. Pero lo importante es cómo lidiamos con ellos. Tal vez necesitas un poco de tiempo para aclarar tus pensamientos, pero también es importante que hables con Pablo. No puedes dejar que esto se quede así, sin resolver.

Asentí lentamente, sabiendo que tenía razón. No podía seguir evitando la confrontación. Hablar con Pablo sería difícil, pero necesario. Dani se quedó conmigo un rato más, en silencio, ofreciéndome su presencia reconfortante.

—🌱—

Al día siguiente, me levanté decidido a enfrentar mis problemas. Encontré a Pablo en el comedor, rodeado de algunos de nuestros compañeros. Al verme, su expresión se endureció, pero note como sus ojos se cristalizaron, pero no me dejé intimidar.

—¿Podemos hablar? —le pregunté, mi voz firme pero calmada.

—No, no pueden —dijeron Ansu y Eric a la vez, parándose delante de Pablo—. Dale su tiempo, Pedro, él no pasó tan buena noche como tú al parecer —agregó Eric, quitándose del medio, y cuando lo noté, Pablo ya no estaba, sino que se había sentado en otra mesa con Ferran.

Su mirada estaba perdida mientras escribía en su teléfono. Me alejé y fui por mi desayuno, sin prestar mucha atención a lo que ponía en mi plato. Cuando vi por el rabillo del ojo, Pablo le hablaba a Dani; no sabía para qué, pero lo hizo. Luego volvió a sentarse.

Me senté en mi asiento y al hacerlo, Dani me tomó del hombro.

—Dos cosas que te vas a comer pueden afectarte —dijo sin más, para luego continuar comiendo.

—🌱—

Los entrenamientos no fueron cosa fácil de procesar. Teníamos que estar pegados a cada rato para cubrir al otro, como si lo que nos pasaba no fuera suficiente. Siempre terminábamos en equipos rivales en los entrenos.

Ambos estábamos siendo insistentes con el otro, sin tenernos ningún tipo de piedad. ¿El problema? Que Pablo enojado utilizaba el fútbol como medio de desahogo. Ya eran cuatro veces seguidas que tocaba el balón y Pablo me hacía comer suelo.

—¡Gavi! Tenle piedad a Pedri, hombre, que es calentamiento, no la guerra —dijo el mister acercándose a él—. Vale, comprendo que tengas ganas del partido, pero tranquilo, ya mañana sacarás todo eso en la cancha.

Pablo asintió con una mezcla de frustración y resignación, y aunque no me miró directamente, sentí que el mensaje iba dirigido a ambos. Aún se quedó hablando un rato con el mister, cuando el mister le dió respuesta afirmativa salto de emoción y se quitó el peto, dejándolo en su lugar y salió corriendo al vestuario, le tiró un beso a sus amigos antes de irse.

Dest 🪷.

Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora