-21-

604 32 14
                                    

—[Gavi]—

La brisa fresca del otoño acariciaba mi rostro mientras caminábamos por la playa, Pedri y yo, de la mano, disfrutando de nuestras merecidas "mini vacaciones". Habíamos decidido tomarnos un descanso antes de que comenzara la locura del Mundial, y sinceramente, no podría haber sido mejor momento. Pero a pesar de la alegría que sentía al estar junto a Pedri, había un pesar sutil que se arrastraba en las sombras de mi mente.

Mientras observaba las olas rompiendo suavemente en la orilla, una sensación de inquietud se apoderó de mí. No era la primera vez que me encontraba en este lugar de dudas. ¿Estaba realmente listo para enfrentar los desafíos que se avecinaban? ¿Era capaz de mantener mi enfoque en el fútbol y, al mismo tiempo, nutrir nuestra relación?

Intenté ahuyentar esos pensamientos negativos, concentrándome en el momento presente. Pedri estaba a mi lado, sonriendo y riendo como siempre, y no quería estropear este momento de felicidad con mis dudas internas. Pero por más que intentara ignorarlas, seguían acechando en las profundidades de mi mente.

Nos detuvimos frente a un pequeño café en la playa y Pedri me miró con ojos brillantes de emoción. —¿Qué te parece si tomamos algo aquí?–, sugirió, su entusiasmo contagiándome de inmediato. Asentí con una sonrisa y entrelacé nuestros dedos mientras nos dirigíamos hacia el café.

Mientras tomábamos nuestros cafés y charlábamos animadamente, no pude evitar notar lo perfecto que parecía todo en ese momento. Pedri estaba radiante, su risa llenando el aire con una energía contagiosa, y me sentía afortunado de tenerlo a mi lado. Pero debajo de esa superficie de felicidad, un torrente de dudas seguía burbujeando en mi interior.

¿Y si no era suficiente? ¿Y si no podía equilibrar mis responsabilidades deportivas con el cuidado de nuestra relación? La idea de decepcionar a Pedri me atormentaba, pero al mismo tiempo, no quería admitir estas dudas ni compartir mis preocupaciones con él.

A medida que pasaban los días y nuestras "mini vacaciones" llegaban a su fin, el peso de mis dudas se hacía más evidente. Me sentía atrapado en un dilema interno, incapaz de encontrar una solución clara. ¿Cómo podría enfrentar lo que se avecinaba si no podía resolver mis propias dudas?

Con un suspiro, terminamos nuestro café y nos levantamos para regresar al hotel. Mientras caminábamos por la playa, una sensación de resignación se apoderó de mí. Sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar estas dudas y tomar decisiones difíciles, pero por ahora, prefería mantenerlas ocultas, enterradas bajo la superficie de nuestra aparente felicidad.

Al llegar al hotel, me acurruqué junto a Pedri en la cama, tratando de ahuyentar mis preocupaciones con su cálido abrazo. Pero incluso en ese momento de intimidad, las dudas persistían, acechando en las sombras de mi mente, esperando el momento adecuado para surgir una vez más.

Porque para las personas que solemos sobre pensar, no había nada peor que hablar en vez de callar.

—🌱—

Después de unos días, ya de regreso en el aeropuerto, Pedri me entregó su boleto a Barcelona con una sonrisa tierna en el rostro.

—Y como siempre, cielito, tú a Barcelona y yo a Madrid —dijo con un tono suave, su mirada reflejando amor y complicidad.

Asentí con una sonrisa, aceptando la rutina que se había establecido entre nosotros. Tomé el boleto con gratitud, sabiendo que, aunque nuestras vidas nos separaran geográficamente por unos días, nuestro vínculo seguiría siendo fuerte y constante.

Sin embargo, había algo que desconocía. Mientras yo dormía, Pedri se había encargado discretamente de bloquear las cuentas en las que se hablaba mal de mí, así como también de evitar cualquier mención del "shippeo" entre nosotros. Quería protegerme de cualquier comentario negativo que pudiera afectarme, aunque yo no tuviera idea de su sacrificio silencioso.

—🌱—

Al llegar al entrenamiento, las miradas confundidas de mis compañeros me parecieron extrañas. Marc se acercó a mí en cuanto mis botines tocaron el pasto, envolviéndome en un abrazo reconfortante, como un padre cuidando de su hijo.

—No sabía que salías con alguien, pero me alegra por ti, pulga. Te mereces ser feliz después de todo lo que has pasado —dijo en un tono paternal y protector.

Aunque no sabía cómo Marc se había enterado de mi relación, me reconfortó saber que tenía su apoyo. Lewa no había sido, Ferran solo lo suponía y Fermín no sabía nada...

—¿Ters? ¿Quién te lo contó? —pregunté en voz baja, sintiendo leves temblores recorrer mi espalda. No quería ponerme a llorar ante todos, no ahora.

Marc no dijo nada, simplemente acarició mi espalda con ternura. A través del hombro de mi capitán, pude ver que la mayoría de mis compañeros me miraban con la misma expresión comprensiva que Marc.

Después de un momento, Marc se apartó un poco para mirarme a los ojos con seriedad, pero también con un deje de calidez.

—No importa quién me lo haya contado, Pablo. Lo importante es que estás feliz y eso es lo que importa. Todos merecemos encontrar la felicidad en nuestras vidas, ¿no crees?

Asentí con gratitud, sintiendo un nudo en la garganta mientras la emoción amenazaba con abrumarme. Era reconfortante saber que tenía el apoyo de mis compañeros, incluso si no entendía del todo cómo se habían enterado de mi relación con Pedri.

Con una sonrisa de agradecimiento, me alejé de Marc y me dirigí hacia el resto del equipo, sintiéndome un poco más ligero después de su apoyo. Aunque aún quedaban muchas preguntas sin responder, al menos sabía que no tenía que enfrentarlas solo.

El resto del entrenamiento transcurrió con relativa normalidad, aunque no pude evitar notar las miradas furtivas y los susurros entre mis compañeros. Por un momento, me pregunté si debería abordar el tema abiertamente, pero decidí dejarlo pasar por ahora. Tenía suficientes preocupaciones en mi mente como para agregar más a la mezcla.

Al final del día, cuando regresé a casa, me sentí agotado pero también reconfortado. Sabía que tenía mucho en qué pensar y mucho que discutir con Pedri, pero por ahora, solo quería descansar y recargar energías para lo que vendría después.

Y además, cuando llegue a casa note que Aurora no estaba. Había estada rara desde que me fui...

Dest 🪷.

Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora