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209 19 12
                                    

-[Gavi]-

El entrenamiento había sido intenso, como siempre. Lewa y yo caminábamos hacia el vestuario, hablando de las jugadas del día. Mientras me cambiaba, noté que Lewa estaba particularmente animado.

—Pablo, ¿tienes planes para esta tarde? —preguntó, con una sonrisa.

—No, nada especial. ¿Por qué? —respondí, intrigado.

—Vamos a Madrid esta tarde. Quiero que vengas con nosotros. Avisa a Aurora y prepárate. Pasaremos a recogeros más tarde. —dijo, con una mirada de complicidad.

—¿Madrid? ¿Por qué? —pregunté, sintiendo una mezcla de emoción y curiosidad.

—Es una sorpresa. Ya verás. —respondió, guiñándome un ojo.

—🌱—

Después de avisar a Aurora, me dirigí a casa para prepararme. La emoción y el nerviosismo se mezclaban en mi interior mientras me vestía. Aurora y yo estábamos listos cuando Lewa y Ana, su esposa, llegaron con sus hijas. Lewa y Ana eran como figuras paternas para nosotros, y sus hijas eran como nuestras hermanas.

El vuelo a Madrid fue corto, pero suficiente para que mis pensamientos divagaran. ¿Qué estaba planeando Lewa? ¿Y por qué Madrid? No tuve mucho tiempo para pensar cuando llegamos y nos dirigimos a un restaurante elegante en el centro de la ciudad.

—¿Quién más viene? —pregunté mientras caminábamos hacia la entrada.

—Es una sorpresa. —respondió Lewa, con una sonrisa misteriosa.

Al entrar, vi una mesa grande preparada, y mi corazón dio un vuelco cuando reconocí a Pedri sentado con su familia. Mi nerviosismo aumentó al darme cuenta de que esta sería la primera vez que conocería a sus padres, claro independientemente de saludarlos de lejos en el mundial.

—Pablo, qué sorpresa verte aquí. —dijo Pedri, levantándose para saludarme. Dejo un leve beso en mis labios antes de abrázame, gesto que recibí gustoso.

—Sí, no sabía que estarías aquí. —respondí, tratando de ocultar mi nerviosismo. Su brazo se pasó por mi cintura y volteo.

—Permíteme presentarte a mis padres. Este es mi padre, Fernando, y mi madre, María. —dijo Pedri, con una sonrisa cálida.

—Un placer conocerlos. —dije, estrechando sus manos, sintiendo el apoyo de mi familia cerca.

Nos sentamos y las conversaciones fluyeron con naturalidad. Lewa y Ana, siempre encantadores, ayudaron a romper el hielo. A medida que pasaba la noche, me sentí cada vez más cómodo. Las risas y las anécdotas llenaron el aire, y ambas familias comenzaron a congeniar.

—Siempre hemos querido conocer a la familia de Pedri. —dijo Aurora, sonriendo a los padres de Pedri.

—Igualmente. Pedri nos ha hablado mucho de ustedes. —respondió María, con calidez.

—Y aquí estamos, compartiendo una cena maravillosa. —dijo Fernando, levantando su copa para brindar.

—Por nuevas amistades y familia. —dijo Lewa, levantando también su copa.

Nos unimos al brindis, y sentí una ola de gratitud y felicidad. Esta noche no solo era especial por conocer a los padres de Pedri, sino también porque nuestras familias se estaban uniendo.

Durante la cena, jugué con mis pequeñas hermanitas. Les hice trucos de magia simples con las servilletas y les conté historias tontas que les hicieron reír. Pedri, desde el otro lado de la mesa, me miraba con una mezcla de amor y admiración.

—¡Pabliii, haz el truco de la moneda! —gritó una de ellas.

—Claro, pero solo si prometes no contarle a nadie mi secreto. —respondí, guiñando un ojo.

—¡Prometido! —dijeron al unísono.

La más peque se quedó dormida recostada en mi brazo, por lo tanto la cargue y la acomode en mis brazos.

—🌱—

—Ann–le hablé interrumpiendo levemente la conversación, le pase a mi hermanita y  me levanté para ir al baño.

Cuando regresé, vi a Pedri hablando animadamente con sus padres, Lewa, Ana, y Aurora. Noté que hablaban de mí, ya que vi a Pedri señalándome hacia donde me fui en algún momento. Sin embargo, cuando me vio, sonrió y cambió rápidamente de tema.

Me dejé caer a su lado y pregunté:

—¿De qué hablaban?

—Nada interesante, solo de los partidos de la próxima temporada. —respondió Pedri, pero noté un tono nervioso en su voz.

Decidí no insistir y lo dejé pasar. Pedri, tratando de cambiar de tema, puso sus manos sobre la mesa y entrelazó sus dedos con los míos. Ese simple gesto me hizo sentir mejor.

Estábamos rodeados de nuestras familias, compartiendo momentos libres y felices. No tenía idea de que Pedri había reservado todo el restaurante solo para nosotros, para que pudiéramos estar tranquilos, sin miedo a que alguien nos tomara una foto y la subiera a alguna red social. La privacidad era un lujo que rara vez podíamos permitirnos, y esa noche era solo para nosotros.

Jugué con nuestras narices y volví a ver hacia nuestra familia, Pedri me tomo de la barbilla y me volteo hacia el. —Te amo– dijo en un susurro.

—Yo aún más.

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AnnaLewandoska: Ella te quiere muchisimo más peque 🤎

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AnnaLewandoska: Ella te quiere muchisimo más peque 🤎.

User82828: ¿Alguien más noto que no es Gavi el que carga a la niña?

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Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora