-33-

259 21 12
                                    

—[Gavi]—

Había un nerviosismo latente en mí mientras hablaba con el míster, Luis Enrique. Sabía que estaba pidiendo algo poco convencional, además luego de un regaño pero sentía la necesidad de hacerlo.

—¿Crees que podría salir hoy? —le pregunté, intentando mantener la voz firme—. Entiendo que es el último entrenamiento antes del partido de mañana, pero has evaluado mi condición y sabes que estoy muy bien y no me pasará nada. Además, si es posible, entrenaría en la noche. Pero, ¿puedo salir? Es que me invitaron al partido de Polonia y necesito hablar unas cosas con Lewa, porque es alguien muy cercano a mí, del que necesito un consejo, y ya me conoce bastante para decirme qué es lo que me está pasando cuando ni siquiera yo lo entiendo. Es como, bueno, ¿podré?

Luis Enrique me miró con una mezcla de sorpresa y comprensión. Después de unos momentos, asintió.

—Claro, Gavi. Confío en tu profesionalidad. Solo asegúrate de estar de vuelta y listo para mañana.

Un alivio inmediato recorrió mi cuerpo. Asentí con entusiasmo y rápidamente me dirigí al vestuario, feliz por la oportunidad. Tiré un beso a mis amigos antes de irme y me cambié rápidamente. Tomé mi mochila con las cosas necesarias y pedí un Uber hacia el estadio.

Al llegar, me dirigí a la zona privada donde entraban las familias de los futbolistas. Anna estaba allí con las dos pequeñas de Lewa, y en sus manos tenía una camiseta de Polonia con el dorsal de Lewandowski en la espalda. Me la entregó con una sonrisa cálida.

—¡Hermenito! Ya te habías tardado —dijeron las niñas mientras me abrazaban como si fuera su hermano mayor.

Sonreí y las abracé de vuelta. Entramos los cuatro al estadio, viendo a Lewa entrenar antes del partido. En ese momento, me sentí parte de algo más grande, algo que me daba la fortaleza que necesitaba.

Durante el transcurso del partido, le conté a Anna todo lo que estaba pasando. La miraba a los ojos y podía ver la preocupación en su rostro.

—Siento que es mi culpa, Ana. Permití que nos distanciáramos. No supe manejar las cosas con Pedri, y ahora estamos así... —mi voz se quebró al admitir mis sentimientos.

Ana me escuchó con paciencia, sosteniendo mi mano mientras hablaba. Su apoyo me hizo sentir un poco más fuerte. En medio de nuestra conversación, Polonia marcó su primer gol y lo celebré como nunca, junto con mis hermanitas pequeñas, llenos de alegría y emoción.

Cuando terminó el partido, le ofrecí a Ana tomarles una foto a los cuatro. Ella sonrió y negó con la cabeza.

—No, no, espera. Ven para acá —dijo, tomándome del brazo y acercándome a ellos—. Esta foto es de los cinco juntos. Eres parte de la familia cariño.

Nos abrazamos todos juntos y sonreímos para la foto. Fue un momento de unión y calidez que me recordó lo que realmente importa. Aunque las cosas con Pedri estaban difíciles, sabía que tenía personas a mi alrededor que me apoyaban incondicionalmente. Y eso, de alguna manera, me daba la esperanza de que todo saldría bien.

—🌱—

Después del partido, nos dirigimos a una zona más tranquila del estadio. Lewa, Ana y las niñas me rodearon, ofreciéndome su apoyo y comprensión. Sentí que era el momento adecuado para abrirme completamente.

—Lewan, necesito hablar contigo —dije, mi voz temblando un poco.

Nos alejamos un poco del grupo y me senté junto a él en un banco. Respiré hondo antes de comenzar.

—He estado pasando por un momento muy difícil con Pedri. Terminamos nuestra relación, y siento que es mi culpa. Todo empezó por una tontería, realmente. Pasé demasiado tiempo con Fermin. Pedri se hartó de que le dejara de lado por estar siempre con Fermin. Sé que es mi mejor amigo y ex, pero nunca supe manejar bien la situación, y ahora estamos así...

Lewa me escuchó atentamente, sin interrumpirme. Cuando terminé de hablar, colocó una mano en mi hombro, su mirada llena de comprensión.

—Pablo, todos cometemos errores, especialmente cuando somos jóvenes y estamos aprendiendo sobre el amor y las relaciones. Lo importante es aprender de estos errores y tratar de mejorar. No puedes cargar con toda la culpa tú solo. Es una situación complicada y ambos tienen que trabajar en ella. Habla con Pedri cuando ambos estén listos, y sean honestos el uno con el otro.

Asentí, sintiéndome un poco aliviado por sus palabras. Sabía que tenía mucho que trabajar, tanto en mí mismo como en mi relación con Pedri, pero también sabía que no estaba solo. Tenía a personas increíbles a mi alrededor, dispuestas a apoyarme en cada paso del camino.

—Gracias. Realmente necesitaba escuchar eso.

Nos abrazamos, y por un momento, me sentí más fuerte y capaz de enfrentar lo que viniera. Tenía esperanza de que, con tiempo y esfuerzo, las cosas pudieran mejorar.

¿Con que así se sentía el amor que los padres sentían por sus hijos?

Dest 🪷.

Tu a Barcelona y yo a Madrid [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora