¿Acaso esto debería pasar? Cuando amas a alguien, sabes que, a veces, tienes que dejarlo ir. Pero... ¿quién te enseña a dejarlo ir? Siempre busco respuestas, pero lo único que encuentro son preguntas...
Es un poco triste saber que esa persona nunca sentirá lo mismo que tú. A veces sentimos que no somos lo suficiente para otra persona, aunque la verdad sea que no lo somos. Yo lo siento todo el tiempo. Soy un estorbo, no soy suficiente para nadie. Esos pensamientos internos son algo con lo que vivo día a día. (No soy la única, lo sé.) No sé qué debería hacer... Pero lo que sí sé es que no te voy a dejar ir. Eso lo verás...
—Aisha, ¿estás bien? —preguntó Dalia, alarmada.—Eh, sí, estoy bien. ¿Qué pasó? —respondió Aisha, confundida.
—Te desmayaste... —dijo una persona al azar, con tono preocupado.
—Sí, te desmayaste —confirmó otra persona, aún sorprendida.
—¿Aaa? ¿Por qué? No, no recuerdo nada... —dijo Aisha, mirando a su alrededor.
—Te explico, pero vamos al baño para poder hablar mejor, ¿te parece? —sugirió Dalia, viéndola con preocupación.
—Aa, sí, vamos... —asintió Aisha mientras se sostenía del hombro de Dalia.
Una vez en el baño, Dalia la miró fijamente.
—Aisha, dime la verdad. No es normal que te desmayes. ¿Tienes anemia o algo así? Estoy muy preocupada. ¿Qué tienes? —dijo Dalia, con la voz llena de preocupación.
—No, no es eso. No tengo nada, solo que no he dormido bien... —respondió Aisha, tratando de restarle importancia.
—Ajá, bueno, te creeré, pero por favor, trata de dormir bien, ¿sí? —dijo Dalia, abrazándola con ternura—. Bueno, regresemos a clases, ¿ok?
—Sí... —respondió Aisha con una sonrisa débil.
En clase...
¿Qué me pasó? De pronto me desmayé... ¿Eso es posible? ¿Qué habrá pasado? Bueno, no le contaré esto a nadie, pero... antes de todo esto...
Birsha...
Oroitz...
Ellos dos... lo... los odio.
—Aisha, ¿estás bien? —preguntó Dalia, al ver que Aisha se veía ausente.
—Ah, sí, sí, estoy bien. Solo estaba un poco mareada... —respondió Aisha, intentando disimular.
—Bueno, está bien... —dijo Dalia, aunque aún preocupada.
En el descanso...
—Aisha, ¿estás segura de que estás bien? —preguntó Dalia por segunda vez, con un tono aún más preocupado.
—¡SÍ, DALIA, ESTOY BIEN! ¡Solo déjame en paz! —gritó Aisha, perdiendo el control.
—Ok, quieres estar sola. Adiós —respondió Dalia, dándose la vuelta y alejándose rápidamente.
—No, no, Dalia... —Aisha se sintió mal en cuanto vio cómo se alejaba.
El rencor y el odio que sentía en mi corazón, por culpa de Birsha, eran tan grandes. ¿Qué podía hacer? Nada. Esa es mi respuesta. No había nada que pudiera hacer
continuara.....

ESTÁS LEYENDO
Flores Moradas
Teen Fictioncada momento, en cada persona los recuerdos no salen de la mente