T2: CAP 72

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Rin pensaba, tratando de recordar cada detalle. Una inquietud se apoderó de su corazón, mezclada con una curiosidad implacable. Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar. ¿Era ese el lugar al que Sesshomaru iba y regresaba tarde en la noche con olor a cigarrillo? Decidida a descubrir la verdad, recogió sus cosas y decidió salir de la oficina.

Sin embargo, al llegar a la puerta, dos guardias la interceptaron.

— Lo siento, señorita, pero no podemos dejarla ir hasta que su prometido venga a recogerla. —Uno de los guardias habló con firmeza.

Esto era completamente extraño. Sesshomaru nunca había restringido su libertad de esta manera. . . ¿o si lo hizo? Bueno el siempre decía que era por su seguridad y hasta cierto punto tenía razón, de la noche a la mañana se convirtió en una figura publica y estaba en la mira de muchas personas pero la inquietud no dejo de crecer en su interior, pero sabía que no podía mostrar su miedo.

— Entiendo, —dijo con una sonrisa dulce—. Pero necesito ir al baño del piso de abajo porque el mío está dañado y el agua está mojando todo el lugar.

Los guardias, sin sospechar nada, asintieron y se apresuraron a verificar el baño. En cuanto se alejaron, Rin salió corriendo de la oficina, aprovechando la oportunidad para escapar. Pidió un taxi lo más rápido posible, dirigiéndose directamente a la dirección que Sheilong había mencionado aquella vez. . .hace mucho tiempo.

Al llegar, la casa estaba desierta, y el lugar parecía envuelto en un aire de abandono porque no notaba la presencia de nadie. Rin bajó del taxi y se acercó a la entrada. El portero, al otro lado de las grandes rejas, la detuvo con una voz firme.

— Lo siento, pero no puedo dejarla pasar sin autorización o previa cita.

Rin sabía que no tenía tiempo para discutir. Adoptó una postura más severa y usó su mejor tono de autoridad.

— Soy la futura esposa de Sesshomaru. ¿Quién te crees para decirme qué hacer? Abre la maldita reja antes de que le ordene a mi marido que te despida por insolente.

Debe admitir que por pasar tiempo con Sesshomaru ya sabia como hacer que la gente haga lo que quería, no le gustaba pero esta situación era una emergencia. 

El portero, asustado y temblando porque conocía la furia de su amo, rápidamente abrió la reja para que no tenga problemas, permitiéndole el acceso. Rin caminó con determinación hacia la casa. Cuando llegó a la puerta principal, le pidió al portero que la abriera, y él, con las manos temblorosas, obedeció.

Una vez dentro, el corazón de Rin latía con fuerza. Había cruzado una línea peligrosa por haber venido aquí sin el permiso de Sesshomaru y lo sabía. Pero la curiosidad y la necesidad de saber que tanto escondía esa casa eran más fuertes. Ya estaba dentro, y no había vuelta atrás.

La casa estaba en silencio, con solo el sonido de mis pasos resonando en los amplios pasillos. Sentía que algo no estaba bien, que había algo oculto en cada rincón de ese lugar. Pasé por habitaciones que apenas recordaba, espacios que alguna vez fueron testigos de conversaciones que ahora se me escapaban, perdidas en la memoria.

De pronto, algo captó mi atención: un collar colgado en la manija de una puerta, un dragón dorado con ojos rojos que brillaban intensamente. Era imposible no notar su belleza y el detalle en cada una de sus facciones. Al intentar tomarlo, la puerta se abrió ligeramente, revelando una oficina que parecía haber sido preparada con meticulosa elegancia, porque en la pared estaban colgadas dos espadas con sus fundas una negra y otra blanca, jamás había visto una estada y noto que eran mas grandes de lo que imaginaba. 

Me adentré en la habitación, explorando cada rincón, cuando algo más llamó mi atención: un pequeño dispositivo USB sobre el escritorio. Junto a él, una nota simple, casi siniestra en su mensaje: "Un regalo de bodas."

OBSESIÓN #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora