Rin se despierta temprano y al girar la cabeza, encuentra a Sesshomaru dormido profundamente, aferrándose a su mano con fuerza, como si temiera perderla incluso en sus sueños. Con una sonrisa tierna, Rin se inclina para despertarlo suavemente.
—Sesshomaru, es hora de levantarse —susurra, acariciando su mejilla.
Sesshomaru abre los ojos lentamente y, al ver a Rin, una dulzura inusual se refleja en sus ojos. Sin decir una palabra, la abraza con fuerza y comienza a besarla de manera suave y cariñosa, transmitiendo un amor que parecía eterno.
—Hoy desayunemos fuera —propone, susurrando cerca de sus labios—. Te ayudará a distraerte y a despejar tu mente.
Rin asiente, aún con un rastro de tristeza en su rostro por lo sucedido el día anterior, pero agradecida por el intento de Sesshomaru de animarla. Ambos se preparan para salir, y justo cuando están a punto de irse, sus perros entran en la habitación, moviendo sus colas con entusiasmo y mirándolos con ojos suplicantes.
Sesshomaru frunce el ceño inicialmente, no muy convencido de llevarlos, pero ante los pucheros y la mirada esperanzada de Rin, su expresión se suaviza y cede.
—Está bien, los llevaremos —dice con un suspiro, rindiéndose ante su encanto.
Rin sonríe ampliamente y se inclina para acariciar a los perros.
—Donde están sus correas?
—Correas? — la mira algo confundido — Ellos no necesitan eso, yo mismo los entrene y son muy obedientes.
—Increíble — al escuchar eso sus ojos brillan de la admiración
Juntos, salen de la casa, acompañados por sus fieles compañeros caninos, listos para disfrutar de un día en el que, por un momento, los problemas se desvanecen bajo la luz del sol y el aire fresco de la mañana.
Sesshomaru condujo y en unos pocos minutos aparcó el coche frente a un lujoso restaurante en el centro de la ciudad. Al salir, se apresuró a ayudar a Rin a bajar del coche, ofreciéndole su mano con una sonrisa tranquila. Los perros saltaron del coche detrás de ellos, moviendo las colas con entusiasmo.
Entraron en el restaurante, un lugar elegante con paredes de mármol y candelabros de cristal que colgaban del techo. El personal los recibió con una reverencia, guiándolos a una mesa en una zona privada, asegurándose de que sus canes estuvieran cómodos también.
Sesshomaru y Rin tomaron asiento, y los perros se acomodaron a sus pies, contentos de estar cerca de sus dueños. Un camarero apareció rápidamente con el menú, pero Sesshomaru, con su característico aire de autoridad, pidió los platos más finos sin siquiera mirar la carta.
—Espero que esto te haga sentir mejor —dijo Sesshomaru, tomando la mano de Rin por encima de la mesa.
Rin asintió, agradecida por el esfuerzo de Sesshomaru. Aunque la tristeza aún pesaba en su corazón, la atención y el cuidado de Sesshomaru lograban hacerla sentir un poco más ligera.
El desayuno llegó poco después: una variedad de platos exquisitos, desde croissants recién horneados hasta frutas exóticas. Cada plato estaba presentado de manera impecable, un verdadero festín para los sentidos.
Sesshomaru observó a Rin mientras ella comenzaba a comer, asegurándose de que estuviera disfrutando. Los canes, comportándose de manera sorprendentemente tranquila, también recibieron pequeñas porciones de comida, cortesía del amable personal del restaurante.
Mientras comían, Sesshomaru continuó hablándole suavemente a Rin, recordándole los momentos felices que le deparan a partir de ahora y haciéndola reír con pequeñas ideas de aventuras juntos. Poco a poco, la melancolía en los ojos de Rin se fue disipando, reemplazada por un brillo de esperanza y alegría.
ESTÁS LEYENDO
OBSESIÓN #5
РазноеRin Takahashi, una hermosa mujer independiente y acostumbrada a su libertad de un día a otro, su vida da un giro de 360 grados cuando por hacerle un favor a su amiga termina saliendo con un hombre que le dará muchos problemas y partirá su vida en do...