OBSESIÓN #5

T2: CAP 65

Takahiro respiró hondo, sus ojos oscureciéndose mientras se preparaba para dar la explicación.

—Nos atacaron porque hay gente que piensa aprovechar que Kagome tomará mi lugar. Creen que una mujer en el poder es su oportunidad para desestabilizar la organización, para tomar el control mientras Sheilong está lejos. —Takahiro explicó, sus palabras impregnadas de amargura y una rabia contenida—. Algunas ratas ya están saliendo de sus agujeros, tratando de tomar ventaja. Quieren desestabilizar la mafia en Japón, y piensan que será fácil porque Kagome no tiene la experiencia ni la mano dura que ellos creen necesaria. No entienden lo que Sheilong ha hecho ni lo que él es capaz de hacer, pero están probando las aguas. ¡Y nosotros somos los blancos de esa prueba!

Toga sintió un escalofrío recorrerle la columna mientras comprendía la gravedad de la situación. La vida que habían construido, la organización que habían mantenido durante tantos años, ahora estaba en peligro.

—¿Así que... esto es solo el comienzo? —preguntó Toga, su voz apenas un susurro, su mente ahora consciente de la tormenta que se avecinaba.

Takahiro asintió lentamente, su mirada sombría.

—Sí. Y esos bastardos piensan que solo porque Kagome es mujer, será fácil tomar lo que es nuestro. Pero están equivocados —declaró Takahiro, su voz endurecida por la determinación—. Sheilong nos envió a ese hombre para mostrar que aún estamos bajo su protección, pero también como una advertencia. No podemos permitirnos bajar la guardia, no ahora.

Toga, apretando los dientes, sintió la furia quemar en su pecho.

—¡Si esos hijos de puta creen que pueden tocarnos, se van a arrepentir! —rugió, su voz llena de promesa y venganza—. No permitiré que nadie se acerque a mi familia, ni a la de Sheilong, ni a Kagome. ¡Si quieren guerra, la tendrán!

Takahiro miró a su viejo amigo, viendo en él el reflejo de un guerrero dispuesto a luchar hasta el final.

—Entonces prepárate, Toga. Porque esto solo es el principio. Si algún día Sheilong regrese es porque la guerra habrá comenzando y el mismo tendrá que encargarse de eso, no habrá lugar en este mundo donde esas ratas puedan esconderse —concluyó Takahiro, su voz oscura y decidida, una promesa de destrucción para aquellos que osaran desafiarles.

Izayoi, aún temblando, miró a ambos hombres. Sabía que la batalla que se avecinaba sería feroz, y aunque el miedo la invadía, también sentía un destello de esperanza. Sabía que mientras estuviera junto a Toga y Takahiro, lucharían hasta el final para proteger a sus familias y lo que tanto esfuerzos les tomo crear.

El silencio que siguió a esa conversación fue pesado, cargado de la promesa de la guerra que estaba por venir. Pero en medio de esa oscuridad, había una determinación firme y unida, una promesa de que ninguno de ellos cedería ni un solo paso ante la amenaza que se avecinaba.

Al llegar a casa, la atmósfera en la mansión de Sesshomaru era pesada, pero a la vez reconfortante para Rin. A medida que se adentraban en la enorme y silenciosa casa, Sesshomaru tomó la iniciativa de quitarse la chaqueta y aflojarse la corbata. La calidez en su voz contrastaba con la frialdad de hace solo unos minutos.

—Ve a la habitación, Rin —le indicó con una voz suave pero firme—. Te prepararé un baño.

Rin asintió en silencio, dejando que la extraña sensación de incomodidad se desvaneciera mientras caminaba hacia el dormitorio. Aunque en el fondo de su mente aún resonaban las palabras de Kagome, se sentía extrañamente atraída por la promesa de confort que Sesshomaru le ofrecía.

Mientras llenaba la bañera con agua caliente, Sesshomaru reflexionaba sobre lo que había sucedido. Sabía que Kagome había intentado sembrar dudas en la mente de Rin, y no podía permitir que esas semillas crecieran. Había trabajado demasiado para mantener a Rin a su lado, para moldearla según sus deseos, y no iba a permitir que una conversación con su antigua amiga deshiciera todo lo que había logrado.