En el abrasador desierto de Sunagakure, donde la arena es un manto interminable de dorado y el sol no perdona, vivía Gaara, el Kazekage, un hombre cuya vida había estado marcada por el aislamiento y el dolor. Desde su infancia, su destino había estado sellado por la tragedia y la soledad, cargando el peso de un poder temido y una existencia marcada por la desconfianza. Sin embargo, en la vasta soledad de la aldea, una nueva chispa de luz estaba a punto de entrar en su vida, en la forma de [T/N] Al-Munir, una joven de Sunagakure conocida por su amabilidad y fortaleza.
[T/N] había crecido en Sunagakure, destacando por su habilidad y su carácter bondadoso. Era conocida en la aldea no solo por sus talentos como ninja, sino también por su capacidad de brindar consuelo y apoyo a quienes la rodeaban. Su presencia en la aldea era un contraste refrescante al ambiente a menudo sombrío que rodeaba a Gaara.
Cuando [T/N] comenzó a trabajar directamente con el Kazekage en varias misiones importantes, el contacto frecuente entre ellos llevó a un vínculo inesperado.
Al principio, Gaara se mostró reservado, manteniendo la misma distancia que solía tener con los demás. Sin embargo, la paciencia y la gentileza de [T/N] comenzaron a romper las barreras que él había levantado a lo largo de los años. [T/N] se mostró persistente en su amabilidad, sin dejarse desanimar por la frialdad inicial de Gaara. Poco a poco, él comenzó a abrirse, revelando una parte de sí mismo que había mantenido oculta durante mucho tiempo.
Su interacción, en un principio profesional, comenzó a transformarse en algo más personal y significativo.
Durante una misión para investigar rumores de una amenaza externa a la aldea, Gaara y [T/N] fueron enviados juntos para obtener información y asegurar una región estratégica cercana a Sunagakure. La misión, que inicialmente parecía rutinaria, pronto se tornó en un desafío mortal cuando descubrieron que la amenaza era mucho más grave de lo que se había anticipado.
En una tarde calurosa, mientras el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, la pareja se adentró en un antiguo templo en ruinas en busca de pistas. El lugar, desolado y en silencio, parecía haber sido olvidado por el tiempo. Sin embargo, una sensación de inquietud pesaba en el aire.
—Siento que algo no está bien aquí —dijo [T/N], mirando a su alrededor con desconfianza.
Gaara, con su habilidad para percibir la presencia de los enemigos, asintió. —Lo siento también. Mantente alerta.
De repente, un grupo de ninjas encapuchados emergió de las sombras, rodeando a Gaara y [T/N]. La amenaza que se cernía sobre ellos se hizo evidente. El combate fue feroz y despiadado, y a pesar de las habilidades excepcionales de ambos, la situación rápidamente se volvió desalentadora. Gaara utilizó su control sobre la arena para proteger a [T/N], formando una barrera impenetrable que bloqueaba los ataques enemigos.
[T/N] luchaba con valentía, pero su posición era precaria. Cuando un enemigo logró herirla en el costado, Gaara se sintió consumir por una ola de terror y desesperación.
—¡[T/N]! —gritó Gaara, sus ojos reflejando el miedo que nunca había mostrado antes. —¡No te muevas!
A pesar de su dolor, [T/N] intentó mantenerse en pie. —No... no puedo dejarte solo en esto... —dijo con voz entrecortada.
—¡No te muevas! —repitió Gaara, sus manos temblando mientras controlaba la arena para neutralizar a los atacantes. Su foco estaba en protegerla, pero el daño ya estaba hecho.
El enfrentamiento continuó con Gaara y [T/N] luchando con todas sus fuerzas. Aunque lograron repeler a los enemigos, el daño a [T/N] fue severo. Cuando la batalla finalmente terminó y el silencio se instaló, Gaara se arrodilló junto a ella, su expresión de angustia evidente.
—No... no, [T/N], aguanta. —Las palabras de Gaara estaban llenas de desesperación mientras intentaba aplicar primeros auxilios, pero sabía que la situación era crítica.
[T/N] intentó sonreír a pesar del dolor, tratando de consolar a Gaara. —He hecho... lo que pude. Lo importante... es que tú estás bien...
—No, esto no puede ser así —dijo Gaara, con la voz quebrada—. No puedo perderte.
La noche se volvió fría y silenciosa mientras esperaban ayuda. El desierto, normalmente caluroso durante el día, se volvía implacablemente frío en la noche, añadiendo a la desesperación del momento. [T/N] se desvanecía lentamente, su respiración cada vez más débil.
Finalmente, un grupo de refuerzos llegó y logró estabilizar a [T/N]. Gaara, aunque exhausto y abatido, no se separó de su lado. A medida que el grupo se preparaba para regresar a Sunagakure, Gaara se dio cuenta de la gravedad de la situación.
La vida de [T/N] estaba pendiendo de un hilo, y el dolor que sentía era una carga que nunca había experimentado antes.
De regreso en la aldea, los médicos trabajaron durante horas para tratar las heridas de [T/N]. Gaara permaneció en la sala de espera, su ansiedad palpable. La espera fue interminable y cada minuto se sentía como una eternidad. Finalmente, un médico salió y se dirigió a Gaara con una expresión grave.
—Hicimos todo lo que pudimos, pero la situación es crítica. Necesitamos prepararnos para lo peor.
La noticia cayó como una losa sobre Gaara. Su mundo, que había comenzado a iluminarse con la presencia de [T/N], ahora estaba envuelto en una oscuridad insoportable. La idea de perderla era una realidad que no podía enfrentar.
Horas después, [T/N] despertó brevemente en la sala de recuperación. Su mirada, débil pero aún llena de determinación, se encontró con la de Gaara. Aunque no podía hablar con claridad, sus ojos transmitían un mensaje lleno de amor y gratitud.
—Lo siento... —murmuró [T/N]—. No quería... causarte dolor.
—Si... —murmuró Gaara, bajando la mirada y cerrando los ojos antes de volver a erguirse—. Lo sé. —Una lágrima solitaria comenzó a deslizarse por su mejilla derecha, cayendo en silencio sobre su rostro. Era la manifestación de una tristeza que no podía ser expresada con palabras.
En los días siguientes, [T/N] se aferró a la vida con una fortaleza increíble, luchando contra el dolor y las secuelas de sus heridas. Aunque su recuperación fue un proceso arduo y lento, su espíritu nunca se quebró. La presencia de Gaara a su lado, su devoción y su amor incondicional, fueron fuentes de fuerza y consuelo para ella.
Finalmente, [T/N] se recuperó lo suficiente para hablar con Gaara en privado. Estaban en un rincón tranquilo del jardín de la aldea, rodeados por la tranquilidad que contrastaba con el caos de los últimos días.
—Gaara, —dijo [T/N] con voz suave—, quiero que sepas cuánto significas para mí. Aunque lo que pasó fue doloroso, tu apoyo y amor me dieron la fuerza para seguir adelante.
Gaara, con la mirada fija en el suelo, luchaba por controlar sus emociones. —Yo... no sé qué habría hecho si te hubiera perdido. No puedo soportar la idea de estar sin ti.
[T/N] le tomó la mano con ternura, y un leve y cálido sonrisa apareció en sus labios. —A veces, el dolor nos recuerda cuánto significan las personas que amamos. Pero también nos da la oportunidad de valorar y apreciar cada momento que tenemos juntos.
Mientras el sol se ponía en el horizonte, bañando el desierto con tonos cálidos, Gaara y [T/N] se abrazaron, encontrando en el otro la fuerza para enfrentar un futuro incierto. La tragedia y el dolor de los días pasados habían dejado una marca indeleble en sus corazones, pero también habían fortalecido su vínculo. Aunque el camino por delante no sería fácil, sabían que juntos podían enfrentar cualquier adversidad.
El desierto, que una vez fue testigo de su dolor y sufrimiento, ahora se convertía en el escenario de su esperanza y amor renovado.
La historia de Gaara y [T/N] era una de las más trágicas, pero también una de las más profundas y conmovedoras, una que recordaría a todos que incluso en medio de la adversidad, el amor puede brillar con una luz inextinguible.
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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐍𝐀𝐑𝐔𝐓𝐎
FanfictionONE SHOTS DE NARUTO ¡! KAKASHIFTME 2O18 - 2O24. © ❍ male characters x fem. lector