இ o56. Hyūga Neji.

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La guerra shinobi había quedado atrás, y Neji Hyūga vivía en paz junto a su familia

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La guerra shinobi había quedado atrás, y Neji Hyūga vivía en paz junto a su familia. La villa de Konoha resplandecía con la tranquilidad que tanto habían anhelado. En la residencia Hyūga, los rayos del sol acariciaban el jardín, donde Neji entrenaba a sus mellizos, Haruto y Aiko, dos pequeños de ocho años que ya mostraban un impresionante talento para las artes del clan.

Sentada en la entrada del jardín, [T/N] los observaba con una sonrisa cálida. Ver a Neji con sus hijos le llenaba el corazón. Cada movimiento que él les enseñaba era preciso, lleno de la gracia y disciplina por la que el clan Hyūga era conocido.

—Papá, ¿cómo hago el Juuken correctamente? —preguntó Haruto con el ceño fruncido, intentando repetir el delicado y poderoso movimiento que había visto a su padre hacer tantas veces.

Neji se agachó para quedar a su altura y colocó una mano firme pero gentil en su hombro.

—La clave está en sentir el flujo del chakra de tu oponente, Haruto. No uses solo la fuerza física. Concéntrate en canalizar tu energía hacia tus manos y golpea suavemente, pero con precisión. —Le mostró el movimiento lentamente, asegurándose de que su hijo pudiera seguirlo con detalle—. Recuerda, se trata de ser sutil, no de ser brusco.

Aiko, quien había estado practicando con una concentración intensa, activó su Byakugan por primera vez. Sus ojos malva brillaron con una luz sutil, y miró a su padre con admiración.

—¡Lo hice! ¡Puedo ver el chakra de Haruto! —exclamó emocionada, sus ojos brillando.

Neji sonrió con orgullo. La pequeña Aiko siempre había sido rápida para aprender, pero verla activar su Byakugan era un hito especial. Se acercó a ella y acarició su cabeza.

—Estoy muy orgulloso de ti, Aiko. Ahora que puedes ver el flujo del chakra, debes aprender a controlarlo. No te apresures. El Byakugan es una gran responsabilidad.

[T/N], desde la distancia, sintió una profunda paz al ver cómo Neji transmitía los conocimientos del clan a sus hijos con tanta dedicación. Aunque siempre había sido serio y disciplinado, en su faceta como padre, Neji era un maestro paciente y amoroso. Ver a Haruto y Aiko esforzarse por seguir sus pasos le recordaba lo fuerte que era su vínculo familiar.

Haruto, decidido a no quedarse atrás, activó su propio Byakugan y miró a su hermana.

—¡Yo también lo hice! —gritó, un brillo de rivalidad sana en su voz—. Aiko, ¡te ganaré en el próximo ejercicio!

Neji los observó a ambos con una sonrisa ligera, disfrutando de su energía competitiva, pero con el corazón lleno de orgullo por lo lejos que habían llegado en tan poco tiempo. Caminó hacia ellos y se arrodilló, colocando una mano en cada uno de sus hombros.

—Ambos están progresando muy bien. Pero recuerden, no se trata de competir entre ustedes. Ambos son Hyūga, hermanos. El propósito del entrenamiento es proteger a quienes aman y a ustedes mismos. El verdadero poder del Byakugan no está en ganar, sino en proteger.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐍𝐀𝐑𝐔𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora