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Nunca había vuelto a ser lo mismo después del accidente. Kakashi fue el único que pudo tener un vínculo estable con ella luego del incidente. El único que seguía en su corazón y que lo quería como parte de su familia. Aunque en el fondo, muy en el fondo de ella y solamente cuando se encontraba en total soledad meditaba con su corazón hecho trizas, Kakashi había matado a su enamorado. Obito dio su vida por él.
Y por culpa de él, aunque no hubiera intencional, nunca más podría volver a verlo.
Los pequeños copos de nieves descendían lentamente del cielo, junto a la brisa invernal, convertían la aldea de un ambiente perfecto para pasar el tiempo entre amigos o familia. Estaba atardeciendo y desde arriba, en el monte Hokage se podían observar todas las luces encendidas de cada hogar. [T/N] suspiró abrigándose más con su chaqueta jōnin. Observó el rosado y anaranjado cielo tornarse lentamente en azul nocturno y se concentró en el movimiento lento de los árboles, respondiendo al silbido del viento y acompañando con los suaves deslices de las hojas sincronizadas.
Habían pasado mas de diez años, lo sabía y era consciente de ello, pero le era imposible poder seguir adelante. No era capaz de pasar página y seguir con su vida. Algo la seguía atando a aquel momento trágico de su vida. No entendía. Tenía el presentimiento de que, algo seguía ahí, esperando a ser encontrado por ella.
Suspiró cerrando los ojos y dejándose mover por el viento gélido.
Cuánto hubiera deseado haber sido ella y no él.
—Vas a congelarte aquí sola. Deberías por lo menos traer alguna manta o una chaqueta más gruesa.—Dijo una voz detrás de ella. La joven no se alarmó ya que desde que comenzó a subir la montaña no escondió su chakra.—¿Acaso quieres morirte congelada?
—No es momento para tus bromas, platinado pervertido. Hoy no ha sido un muy buen día y necesito despejarme aquí. En nuestro lugar especial... o bueno, supongo que ahora solamente es mi lugar especial.
Kakashi suspiró triste al escucharla decir aquello. Odiaba el invierno porque a [T/N] le traían recuerdos que solamente atormentaban más su mente y rompía en añicos su ya maltratado corazón. Negó varias veces mientras colocaba una manta entre sus hombros, acto que aunque quisiera negarlo, agradeció ya que sí tenía frío. Se sentó a su lado en silencio y observó el panorama de la ciudad junto a ella. Verla así, le dolía. Era su amiga, que aún a pesar de tantos años, aún no podía superar la muerte de Obito.
—Ya van a ser casi doce años. En unos meses más.—Habló la joven bajando la vista a sus manos y jugando con ellas.—He estado sintiendo algo todo este tiempo. Tengo un presentimiento extraño Kakashi, siento que algo va a ocurrir. Algo... grande, no se cómo explicarlo. Pero será un momento que cambiará la vida de todos para siempre.—Agitó la cabeza hacia los lados con fuerza.—Tengo miedo de mis presentimientos. A veces me asusto sola. Espero que este sea el caso nuevamente... como pasó con Rin. ¿Recuerdas cuando tuve sueños extraños viendo su muerte? Fue demasiado raro en aquel momento. Desde ese evento me di cuenta de que mis sueños y presentimientos pueden fallar también.
