இ o8o. Namizake Minato.

1.2K 123 6
                                    

En la oficina del Hokage, la tarde caía tranquila mientras Minato Namikaze, joven y decidido, revisaba informes con atención

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la oficina del Hokage, la tarde caía tranquila mientras Minato Namikaze, joven y decidido, revisaba informes con atención. Era un Hokage de apenas veinte años, y aunque sus habilidades como shinobi eran admiradas por todos, la carga de su cargo podía resultar abrumadora. Justo en frente de él, sentada con gracia y profesionalismo, estaba su secretaria, [T/N] Yamanaka, de cabellos dorados y un porte que irradiaba calma y seguridad.

—Hokage-sama, aquí tiene los reportes de la misión en la frontera con el País del Fuego —dijo [T/N], entregándole un documento mientras él la miraba con una ligera sonrisa.

—Ya te he dicho que no me llames así, [T/N] —respondió Minato mientras tomaba el informe—. Minato está bien. Solo nosotros dos estamos aquí.

[T/N] le devolvió la sonrisa, divertida. Sabía que Minato no estaba acostumbrado a la formalidad, pero disfrutaba verlo intentar mantenerse profesional, especialmente con ella. Aunque llevaban meses trabajando juntos, había algo en él que lograba que sus días en la oficina se sintieran menos monótonos.

—Lo siento, Hokage-sama —bromeó, haciendo una leve inclinación de cabeza, jugando con la seriedad de sus palabras—. ¿Te molesta la formalidad?

—Con los demás no, pero contigo... —murmuró Minato, dejando su voz en el aire, como si no quisiera terminar la frase.

[T/N] lo miró, sorprendida y un poco nerviosa. A veces se daba cuenta de que su relación parecía más cercana de lo que quizás debería ser entre un Hokage y su secretaria. Pero en su mirada siempre había algo más profundo, como si compartieran una conexión que no se podía expresar solo con palabras.

—Si no te molesta, Minato... me gustaría invitarte a cenar esta noche. Me siento en deuda contigo, por todo el apoyo y la paciencia que has tenido conmigo desde que llegué aquí —[T/N] sonrió, tratando de mantener su voz firme, aunque su corazón latía con fuerza.

Minato la miró, un poco sorprendido, pero con una chispa de felicidad en sus ojos. Aquella cercanía que ambos sentían era algo que él también había notado, y aunque su posición como Hokage lo forzaba a mantenerse al margen, su corazón había empezado a latir con más fuerza cada vez que veía a [T/N].

—Me encantaría, [T/N] —respondió Minato, dejando de lado los informes por un momento—. Quizás pueda hacer una pausa y escaparnos un rato.

Esa noche, ambos se encontraron en un pequeño restaurante del centro de la aldea, donde no eran Hokage ni secretaria, sino simplemente Minato y [T/N]. Durante la cena, rieron, hablaron de sus sueños y recordaron misiones pasadas. La seriedad que siempre los rodeaba en la oficina se disipó, y en su lugar quedó una atmósfera cargada de sentimientos, de miradas prolongadas y de sonrisas sinceras.

Cuando salieron del restaurante, caminaron juntos por las calles tranquilas de la aldea, iluminadas solo por la luz de la luna.

—¿Sabes? —dijo Minato, deteniéndose y girándose hacia ella—. Desde que empezaste a trabajar conmigo, mi vida como Hokage se ha vuelto más... interesante. No sé si me entiendes.

[T/N] lo miró con ternura, comprendiendo el significado de sus palabras.

—Lo sé, Minato. Y, para ser honesta... siento lo mismo. Nunca pensé que podría sentirme así, especialmente en este lugar.

Minato extendió la mano, tomando la de [T/N] con delicadeza, como si fuera algo frágil, algo que temía perder. La miró a los ojos, acercándose lentamente.

—[T/N], he intentado mantener esto en silencio, pero... siento algo muy especial por ti. Y no quiero ocultarlo más. Tú me haces querer ser un mejor Hokage, y una mejor persona.

Sin más palabras, Minato la atrajo hacia él, inclinándose hasta rozar sus labios con los de ella en un beso suave y sincero. Ambos sintieron que el tiempo se detenía, que el peso de sus responsabilidades desaparecía en ese instante.

Cuando se separaron, [T/N] lo miró, con los ojos brillantes y una sonrisa que parecía contener toda la felicidad del mundo.

—Entonces, Hokage-sama... ¿esto significa que soy la única que puede llamarte así? —bromeó ella, con una chispa de picardía.

Minato soltó una risa baja, abrazándola más fuerte.

—Solo tú, [T/N]. Solo tú.

இஇஇஇ

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐍𝐀𝐑𝐔𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora