இ o49. Namizake Minato.

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Era una tarde soleada en Konoha cuando [T/N], la esposa de Minato, decidió salir a hacer algunas compras para la casa, dejando a Minato a cargo de su pequeño hijo de tres años, Naruto

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Era una tarde soleada en Konoha cuando [T/N], la esposa de Minato, decidió salir a hacer algunas compras para la casa, dejando a Minato a cargo de su pequeño hijo de tres años, Naruto.

Minato, conocido por su habilidad en combate y estrategia, estaba convencido de que podía manejar la situación con facilidad. Después de todo, ¿qué tan complicado podía ser cuidar de un niño y llevar las riendas del hogar por un día?

Con una determinación férrea, Minato se puso un delantal completamente rosado. Mientras se preparaba para el día, miró a Naruto con una sonrisa paternal y le dijo:

—Bueno, Naruto, hoy es nuestro día de hombres. Vamos a hacer de este hogar un lugar acogedor, ¡y también te enseñaré a ser un gran ninja en casa!

Naruto, más interesado en el color brillante del delantal de su padre que en el discurso inspirador, sonrió ampliamente. Minato pensó que su plan era sencillo: limpiar, cocinar y entretener a Naruto, todo mientras hacía malabares con sus deberes domésticos.

Minato decidió comenzar por lavar los platos que se habían acumulado en el fregadero. Se metió en la cocina, con su delantal rosa y una actitud confiada, y comenzó a fregar los platos con esmero. Mientras se ocupaba de ello, Kakashi Hatake, su alumno y amigo cercano, decidió hacer una visita inesperada.

—¡Hola, Minato-sensei! —exclamó Kakashi al entrar a la cocina—. ¿Qué tal va todo?

Minato, sin perder la compostura, levantó la vista mientras secaba un plato.

—¡Kakashi! Justo a tiempo para presenciar cómo un maestro maneja las tareas del hogar. Es mucho más fácil de lo que pensaba.

Kakashi, con su característico protector de frente y una expresión de sorpresa detrás de su máscara, observó el inusual espectáculo.

—¿De verdad, Minato-sensei? Nunca te había visto en una batalla con los platos.

—¡Claro! El secreto está en la técnica. Cada plato necesita la dosis justa de detergente y enjuague. ¡Y siempre hay que usar el delantal adecuado! —respondió Minato con una sonrisa de satisfacción.

Kakashi se acercó y se apoyó en el mostrador, observando a Minato con una mezcla de admiración y diversión. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que el tranquilo ambiente se viera interrumpido por un estruendo proveniente de la sala de estar.

—¡¿Qué fue eso?! —exclamó Minato, dejando caer el plato que estaba secando y corriendo hacia el lugar del sonido.

Kakashi lo siguió de cerca, curioso por el caos que se estaba desatando. Cuando llegaron a la sala, la escena que se desplegó ante ellos era nada menos que un desastre total. Naruto había decidido que era un buen momento para experimentar con la pintura. La sala estaba cubierta con salpicaduras de colores brillantes, y Naruto estaba en el centro de la acción, con las manos y la cara pintadas en tonos de azul, rojo y verde. En su entusiasmo, había conseguido usar las paredes como lienzos.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐍𝐀𝐑𝐔𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora