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El agarre de sus manos se hizo más fuerte, a la vez que gritos de dolor eran escuchados por toda la habitación. Kakashi se colocó su máscara y su chaleco con rapidez antes de cargar a su esposa entre sus brazos.
— No puedo, Kakashi. Esto es demasiado.
La observó con ambos ojos, ya que no llevaba la cinta tapando el sharingan. Entrecerró estos y acercó sus labios hasta la mejilla de ella, dejando un pequeño y tierno beso—. Te prometo que todo saldrá bien.
Con una velocidad característica de él, Kakashi se dirigió al hospital en mitad de la madrugada. Su mujer estaba ya sufriendo demasiado, además de que él también se encontraba impaciente con todo aquel asunto.
Se sentía a veces incapaz de compaginar a sus alumnos y las misiones junto a su vida personal. Siempre intentó ocultar que tenía a alguien a su lado y ahora tendría que mostrarlo por el bien de todos, para que siempre hubiera protección sobre estos incluso cuando él no estuviera en la aldea.
Aterrizó con fuerza en el suelo de la entrada del hospital, teniendo cuidado de no dejar caer a su esposa. Trotando fue hasta la entrada, pasando las puertas y sorprendiendo a las pocas personas que se encontraban en recepción a esas altas horas de la noche.
— Necesita ayuda. Por favor.
Unas enfermeras viendo la situación, optaron por sacarla de los brazos del ninja y llevársela con prisas a una de las habitaciones al final del largo pasillo. El peliplateado quiso seguirlas pero la mano de un doctor posicionada en su hombro, fue impedimento suficiente como para que entendiera que él no podía pasar.
Se dejó caer en una de las sillas, con la mirada fija en la puerta de la habitación en donde se encontraba [T/N] y las enfermeras que se la habían llevado.
Ambos se encontraban mirando el atardecer que se cernía sobre ellos aquel día. Sus manos estaban entrelazadas, y tenían algún que otro rasguño de la última misión que acababan de finalizar. Desde la cabeza del cuarto Hokage sonrieron al toparse con la mirada del otro.
— ¿Qué tanto miras?
El de ojos ónix sonrió por debajo de su máscara, siendo levemente notable, además de su ojo derecho entrecerrado por la acción—. Observo lo hermosa que eres, y la suerte que tengo de tenerte aquí conmigo.
Sonrojada por sus palabras, la castaña esquivó su mirada en dirección al horizonte. Kakashi tiró de ella sin mucha fuerza, provocando que su cabeza quedara en el pecho de él, para finalmente ser encerrada entre sus brazos sin escapatoria.
— ¿Te estás poniendo sentimental, Bakakashi?
Una pequeña risa surgió de la garganta del peliplateado, echándose para atrás hasta que su espalda chocó contra la roca, yéndose con él también ella.
