இ o77. Uchiha Madara.

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En una noche donde el viento parecía aullar con tristeza, Madara Uchiha regresaba a su hogar con una sombra de culpa oscureciendo su mirada

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En una noche donde el viento parecía aullar con tristeza, Madara Uchiha regresaba a su hogar con una sombra de culpa oscureciendo su mirada. Él, el orgulloso líder de los Uchiha, se había dejado llevar por las promesas de poder y alianzas políticas, sin darse cuenta del daño que estaba a punto de causar a la única persona que amaba de verdad: [T/N].

—Madara —la voz de [T/N] resonó, calma pero cargada de una frialdad que él nunca antes había escuchado. Ella se encontraba esperándolo en la entrada de su hogar, la luz de las antorchas iluminando su rostro serio.

Madara parpadeó, sin saber cómo reaccionar. Por un instante, la idea de mentirle cruzó su mente, pero sabía que sería imposible. Aun así, su orgullo le impedía mostrar debilidad.

—[T/N], ¿a qué viene esa mirada? —preguntó con un tono seco, intentando ocultar la incomodidad en su voz.

Ella lo miró profundamente, su expresión reflejando una mezcla de dolor y desilusión. Finalmente, después de un largo silencio, suspiró.

—Lo sé todo, Madara. Sé que has estado... con alguien más —su voz tembló un poco, y él pudo ver cómo sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas que ella intentaba retener.

Madara sintió un dolor agudo en el pecho. No esperaba que ella lo supiera. Quizá había subestimado el amor que [T/N] le tenía, un amor tan profundo que parecía capaz de percibir cualquier sombra que se interpusiera entre ellos.

—[T/N], esto... no es lo que piensas. Fue un error —admitió finalmente, su voz apenas un susurro. Pero ella no necesitaba escuchar más.

—¿Un error? ¿Eso es todo lo que puedes decir? —[T/N] apretó los puños, controlando la ira que sentía. Madara, el hombre que le había prometido que sería su única devoción, la había traicionado. Ella lo había dado todo, sin reservas, amándolo incluso más allá de lo que era sano para ella misma. Y ahora él lo había destrozado todo, como si no significara nada.

Madara miró hacia un lado, incapaz de sostener su mirada. Sabía que cualquier explicación que diera sería una ofensa aún mayor para ella.

—Lo hice por el clan... —murmuró, como si esas palabras justificaran su traición. Pero ni siquiera él se lo creía realmente.

—¿Por el clan? —la voz de [T/N] se quebró en una mezcla de rabia y tristeza—. ¿Eso soy para ti? ¿Una simple herramienta que puedes abandonar en nombre de tus ambiciones?

—[T/N], yo... —intentó decir algo, pero ella levantó la mano, deteniéndolo.

—¿Sabes lo que más duele, Madara? No es el engaño en sí, sino el hecho de que no tuviste el valor de enfrentarlo. Que me dejaste aquí, esperando, mientras tú... —se detuvo, incapaz de continuar. Las lágrimas ya caían libremente por sus mejillas, y Madara sintió cómo el remordimiento lo consumía.

Él extendió la mano, intentando acercarse a ella, pero [T/N] dio un paso atrás.

—No... no te acerques. Me has herido más allá de lo que puedo soportar, y no quiero que intentes arreglarlo con palabras vacías.

Madara apretó los dientes, sintiéndose impotente. Él, que había enfrentado a innumerables enemigos, que había mirado a la muerte a los ojos sin pestañear, se encontraba ahora derrotado frente al dolor de la mujer que amaba.

—[T/N], por favor, entiéndelo. No es lo que yo quería. Fue una debilidad, algo que... —se interrumpió, dándose cuenta de que cualquier justificación sería inútil.

Ella lo miró una última vez, sus ojos reflejando una tristeza que parecía hundirse en el alma de Madara.

—No puedo quedarme a tu lado, Madara. Quizás algún día puedas comprender cuánto te amé y cuánto duele perderte. Pero yo... ya no puedo... ni quiero, ser parte de tu vida —[T/N] susurró, con un tono final, definitivo.

Madara sintió un vacío indescriptible mientras observaba cómo ella se daba la vuelta y se alejaba, llevándose consigo el único fragmento de paz que había conocido.

Un silencio pesado cayó entre ellos, y cuando la figura de [T/N] desapareció en la oscuridad, Madara se quedó allí, inmóvil. Teniendo que cargar con aquel doloroso peso de haber perdido a la única persona que lo amaba de manera sincera, por el resto de sus días.

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Hice un libro de Gojo u.u para que vayan a leerlo :c

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐍𝐀𝐑𝐔𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora