❀❀ Recuerden que si quieren una 2da parte o continuación de algún OS en específico, pueden revisar mi descripción en el perfil y luego publicarlo en el tablón de anuncios, ¡siempre leo todo así que vayan sin miedo!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El campo de batalla era un caos de poder y destrucción. Los ejércitos luchaban sin tregua, y en el centro de todo, Hashirama Senju y Madara Uchiha se enfrentaban una vez más, como lo habían hecho en incontables ocasiones. Las explosiones sacudían el suelo, y el aire estaba cargado de tensión. Hashirama, resucitado para una nueva batalla, se preparaba para continuar su eterno duelo con Madara, pero algo lo detuvo de repente.
En medio de la batalla, algo perturbó sus sentidos. Un chakra familiar, uno que pensaba que nunca volvería a sentir. El corazón de Hashirama se aceleró. Era imposible. Pero allí estaba, débil pero reconocible, el chakra de [T/N], la mujer que había amado en vida, a quien había perdido tanto tiempo atrás. Su mente se nubló con emociones mezcladas: sorpresa, incredulidad, y una intensa esperanza.
¿Cómo...?, se preguntó internamente, mientras giraba su cabeza hacia la dirección de donde provenía ese chakra. La batalla a su alrededor se desvaneció en un segundo, y su atención ahora estaba centrada únicamente en una cosa: encontrarla. Hashirama se quedó inmóvil por un momento, como si su cuerpo aún procesara lo que acababa de percibir.
Madara, quien había notado su distracción, frunció el ceño, irritado.
—¿Qué pasa, Hashirama? —preguntó Madara, con su habitual tono mordaz—. ¿No me digas que ya estás cansado? Apenas hemos comenzado.
Pero Hashirama no estaba escuchando. Sus ojos recorrieron el campo de batalla, buscando desesperadamente entre el caos. Finalmente, allí, entre los ninjas revividos y el polvo levantado por las explosiones, la vio: [T/N], de pie, desorientada, con una expresión de desconcierto en su rostro.
Hashirama sintió cómo su corazón latía con una intensidad que no había sentido en años. La guerra, Madara, todo se desvaneció en su mente. Solo importaba una cosa: ella estaba ahí. Viva.
Sin pensarlo dos veces, corrió hacia ella, con una mezcla de emoción y desesperación, su mente completamente enfocada en el reencuentro que nunca creyó posible.
—¡[T/N]! —gritó, su voz resonando por encima del ruido del campo de batalla.
Madara, irritado por la repentina distracción de su eterno rival, lo miró con una mezcla de burla y fastidio.
Pero Hashirama no prestó atención. Su determinación por llegar a [T/N] era absoluta. Esquivó explosiones y ninjas que peleaban a su alrededor, saltando con una agilidad que contrastaba con el caos a su alrededor. Frenó en seco y dirigió la mirada hacia la cima para observar a su rival. Con mirada seria, levantó su dedo señalándolo y gritó.