இ oo8. Jiraiya.

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Nervioso se levantaba para volver sentarse, incómodo con la mirada de varias personas clavadas en su espalda

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Nervioso se levantaba para volver sentarse, incómodo con la mirada de varias personas clavadas en su espalda. Carraspeó disimuladamente y por décimo sexta vez, se volvió a levantar.

Dio unas cuantas vueltas por el largo pasillo, a la par que jugaba con sus manos y contaba los segundos hasta que se hacían minutos. No tenía mucha paciencia pero le habían casi ordenado que estuviera quieto. Por tanto obedeció.

Cuando estaba llegando al minuto veintiuno, Jiraiya ya se estaba cansando de esperar, y prefirió acercarse a la puerta para intentar espiar por la pequeña abertura.

Su ojo derecho se achinó un poco para poder ver a través del pequeño espacio entre el marco de la puerta y este, pudiendo observar solamente la espalda de su esposa encorvada y murmurando palabras ininteligibles para él. Curioso, se adentró poco a poco, terminando por entrar completamente al pequeño cuarto. Cerrando cuidadosamente la puerta, se encogió levemente al escuchar su voz cargada de reproche y un poco de diversión.

—¿No te dije que esperases fuera, Jiraiya?

—Sabes que no puedo estar tanto tiempo esperando, cariño. Me gustaría poder verlo de nuevo.

Como si lo que [T/N] tuviera en brazos fuese lo más preciado para ella, lo ocultó cuidadosamente con una manta para evitar mostrar su rostro.— Está durmiendo, tendrás que verlo más tarde.

Irritado por tener que esperar para ver a su hijo, Jiraiya apretó los dientes e igualmente se acercó hasta quedar a dos pasos de la joven.

—¿Por qué eres así? Sabes que no me gusta esperar,—con sumo cuidado le quitó de los brazos al diminuto ser, cogiéndolo entre sus grandes manos y sonriendo bobamente— es maravilloso. Se parece tanto a nosotros.

—Claro que se parece a nosotros, tonto. Es nuestro bebé. No se va a parecer a Tsunade.

La pareja observaba a su retoño dormir pacíficamente entre los brazos de su padre. Ninguno de los dos podía quitarle la mirada de encima, como sus minúsculos dedos apretaban la manta que lo envolvía y como su respiración tranquila provocaba que su pecho subiera y bajara lentamente, de manera relajada y sobretodo, en paz.

Tantos años les costó que pudieran conseguir una familia feliz. [T/N] luego de que Orochimaru rompiera por completo sus esperanzas de que este pudiera cambiar, tuvo que resignarse y asumir que su primer amor no iba a volver jamás y que no podía hundirse la vida por alguien así. Ahí fue cuando pudo darse cuenta de que había una persona que siempre estuvo apoyándola, queriéndola y admirándola en secreto.

Jiraiya la amaba desde que habían compartido un helado el primer día de la academia. No pudo evitar caer de rodillas ante la suave risa de ella, o su positivismo para absolutamente todas las situaciones. Ella además había sido la protagonista de su primera fantasía sexual, cosa que nunca lo había admitido ante nadie, más por vergüenza que por otra cosa.

—Es precioso, ¿no? Y pensar que es nuestro hijo.

Rápidamente una escena se formó en la mente del sannin, estaba él, su esposa y su pequeño corriendo por el bosque mientras estos le enseñaban a ser un ninja. No pudo evitar sonreír plenamente ante la imagen creada en su cabeza.

—¿Qué tanto sonríes? ¿Acaso estás pensando en tu libro?

—No, no—Sacudiendo la cabeza a los lados varias creces, Jiraiya se tomó unos segundos de silencio antes de hablar— nos imaginé a nosotros, siendo felices con él. Te amo tanto [T/N], que agradezco haber pasado años detrás de ti, porque gracias a eso ahora estoy aquí, contigo, con él. Estamos nosotros tres.

Entre tanta conversación, el bebé se removió y comenzó a abrir sus ojos, sonriendo ampliamente al ver los rostros de sus padres, cosa que automáticamente hizo sonreír a estos también.

El peliblanco acercó su dedo índice al rostro del niño, y apretó levemente su mejilla. Le provocó una dulce risa que llenó de ternura el corazón del padre primerizo.

—¿Cómo lo llamaremos?— [T/N] que estuvo callada observando la dulce escena, habló— le falta un nombre.

—¿Puedo ponérselo yo? —Asombrado con aquello, Jiraiya giró su cabeza para observar a su mujer— ¿me permites ponerle el nombre a nuestro hijo?

—Con que sea un nombre decente, por supuesto que sí.

El shinobi lo estuvo pensando durante varios segundos, meditando entre dos nombres en especial. De pronto, un pequeño manotazo de su hijo lo sacó de la concentración, cosa que provocó que sonriese y lo moviera de un lado el otro.

—Daiki. Se llamará Daiki.

[T/N] pensó en aquel curioso nombre por unos segundos, devolviéndole la sonrisa a su hijo que reía sin parar, alegrando toda la estancia.— El nombre es perfecto Jiraiya, para alguien como él.

El hombre levantó su cabeza para poder dejarla a la misma altura que la de ella. Luego, suavemente, le dejó un casto y dulce beso en sus labios, sonriendo al separarse.— Te amo. Gracias por tanto.

Enternecida por aquel Jiraiya tan romántico y dulce que tenía delante, [T/N] devolvió el beso a la par que le quitaba a Daiki de los brazos. Entre risas el sannin se lo pasó.

—¿Ya me estás quitando a mi esposa, Daiki? Tienes que compartir, hijo.

El niño sin entender absolutamente nada, miró a sus padres fijamente y entrecerrando sus ojos les dio la sonrisa más inocente y dulce que estos habían visto nunca. Sus sonrojadas mejillas y encías lo hacían verse aún más adorable.

De pronto, Tsunade entró al cuarto, gritando emocionada al ver al bebé. Se acercó a la kunoichi y miró al bebé por encima del hombro de su mejor amiga.

—Es realmente adorable. ¿Cómo se llama?

Antes de que [T/N] pudiera responderle a su amiga, Jiraiya con pose de ganador, cruzado de brazos y una sonrisa ladina en su rostro, le contestó—. Se llama Daiki y, será igual a su padre.

—Me compadezco de este pequeño entonces.

Entre risas los tres jugaron con el pequeño Daiki, felices y sin preocuparse todavía del horrible futuro que les deparaba a todos.

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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐍𝐀𝐑𝐔𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora