இ o87. Uzumaki Nagato.

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La lluvia caía suave sobre la Aldea de la Lluvia, tiñendo de gris las calles empedradas y las pequeñas casas

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La lluvia caía suave sobre la Aldea de la Lluvia, tiñendo de gris las calles empedradas y las pequeñas casas. Para algunos, el constante goteo podría resultar triste, pero para Nagato Uzumaki, la lluvia había traído uno de los recuerdos más hermosos de su vida. Era en días como este, cuando el cielo lloraba junto con la aldea, que solía encontrarse en secreto con [T/N], su mejor amiga y compañera de infancia.

Nagato esperaba bajo un árbol grande en el borde de un pequeño parque oculto entre los callejones de la aldea. Era su lugar secreto, un refugio que habían compartido desde niños. Aunque en la aldea llovía casi todos los días, ellos lo consideraban su rincón especial, donde podían alejarse de las preocupaciones de un mundo en guerra.

Finalmente, [T/N] apareció corriendo bajo la lluvia, sonriendo y con un brillo en sus ojos que a Nagato siempre le quitaba el aliento. Estaba empapada, pero eso no parecía molestarla en absoluto.

—¡Nagato! —saludó ella, agitando la mano con energía mientras se acercaba.

Él le devolvió una pequeña sonrisa, sintiendo cómo el calor se instalaba en su pecho al verla. A pesar de los tiempos oscuros y las dificultades que ambos enfrentaban, [T/N] siempre traía consigo una chispa de esperanza.

—[T/N], llegaste justo a tiempo —le dijo, ofreciendo su capa para cubrirla de la lluvia—. ¿No te molesta mojarte así?

Ella se rió suavemente y negó con la cabeza, aceptando la capa de Nagato mientras se acomodaban bajo el árbol, sentados en el suelo cubierto de hojas húmedas.

—No cuando sé que voy a verte —respondió ella, mirándolo con esa expresión suave y cariñosa que siempre lograba sonrojarlo—. Además, es divertido estar aquí contigo. Es como si la lluvia solo nos cubriera a nosotros.

Nagato desvió la mirada, tratando de ocultar el ligero rubor que comenzaba a aparecer en sus mejillas. No estaba acostumbrado a recibir cumplidos ni a sentirse especial, pero con ella, todo parecía más sencillo, más liviano. Ella siempre lograba que se sintiera un poco más seguro, un poco más completo.

—[T/N]... —susurró después de un rato, sin atreverse a mirarla a los ojos—. Quiero que sepas que... eres la razón por la que sigo adelante. Todo lo que hago... es para que podamos vivir en un mundo en paz, donde podamos ser felices.

Ella lo observó con ternura y le tomó la mano, entrelazando sus dedos con suavidad. Su tacto era cálido, a pesar del frío de la lluvia.

—Nagato, yo siempre estaré a tu lado. Pase lo que pase, no importa lo difícil que sea... yo creo en ti —dijo ella, apretando su mano con cariño.

Nagato se sintió envuelto en una ola de tranquilidad. Había vivido en un mundo lleno de dolor, pero [T/N] era el único rayo de luz que atravesaba la oscuridad en su vida. Con ella a su lado, sentía que cualquier sueño de paz era posible.

—¿Recuerdas cuando éramos niños y solíamos escondernos aquí? —le preguntó él, una pequeña sonrisa en sus labios—. Siempre me hacías reír con tus historias sobre cómo ibas a ser la ninja más fuerte y protegerías a todos.

[T/N] se rió, un sonido suave y lleno de alegría.

—Y lo haré, Nagato. Si algún día necesitas a alguien que luche a tu lado, yo seré esa persona. No me importa lo que pase, siempre te protegeré.

El corazón de Nagato latió con fuerza ante sus palabras. En un impulso repentino, levantó su mano libre y la llevó suavemente hacia la mejilla de [T/N]. Ella lo miró sorprendida, pero no se apartó, y él se armó de valor para seguir.

—[T/N]... eres la persona más importante para mí —murmuró, su voz casi un susurro—. Eres mi fuerza... y también mi paz.

Ella sonrió dulcemente, y sin dudar, se acercó un poco más a él hasta que sus frentes se tocaron. Nagato cerró los ojos, permitiéndose disfrutar de ese pequeño momento de ternura que compartían bajo el manto de la lluvia.

—Nagato... yo también te quiero. Siempre he sentido que... estamos conectados, como si nuestras almas se entendieran —dijo ella con voz suave—. No importa lo que pase, estaré aquí para ti.

Ambos permanecieron así, en silencio, con la frente apoyada el uno en el otro, escuchando el latido de sus corazones que se mezclaba con el suave golpeteo de la lluvia a su alrededor. Para ellos, ese instante bajo la lluvia era un refugio, un momento puro y perfecto donde el tiempo parecía detenerse.

Finalmente, Nagato se atrevió a abrir los ojos y encontró los de [T/N] a solo unos centímetros de distancia. Con una valentía que nunca había sentido antes, cerró la distancia y depositó un beso suave en su mejilla, apenas un roce, pero lo suficiente para hacer que ambos sonrieran tímidamente, con el rostro ligeramente sonrojado.

—[T/N]... pase lo que pase, quiero que recuerdes este momento —le dijo, su voz llena de dulzura y determinación—. Porque, aunque el mundo cambie, y aunque nosotros cambiemos, siempre habrá un rincón en mi corazón solo para ti.

Ella asintió, apretando su mano con fuerza, como si quisiera grabar ese momento en su memoria para siempre.

—Lo recordaré, Nagato. Tú eres mi razón para luchar... y mi razón para soñar.

Ambos permanecieron juntos bajo la lluvia, en silencio, sosteniendo sus manos y sus promesas. A pesar de las dificultades que les esperaban, en ese instante compartido bajo el cielo gris, ambos se aferraron a la esperanza de que, de alguna manera, sus caminos siempre estarían unidos.

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𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐍𝐀𝐑𝐔𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora