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El día comenzaba tranquilo en la aldea de Konoha. Naruto y [T/N] Hyūga estaban disfrutando de un raro momento de paz en su casa. Pero, claro, con dos hijos como Boruto y Himawari, la paz nunca duraba mucho.
—¡Boruto, no te metas en mi cuarto! —se escuchaba la voz de Himawari desde el pasillo.
Naruto, sentado en el sofá junto a [T/N], suspiró y se rascó la cabeza.
—¿Otra vez? —preguntó, mirando a su esposa con una sonrisa cansada.
[T/N] soltó una risita.
—Bueno, Boruto no aprende. Sabes cómo es con su hermana. Le encanta molestarla.
—¡BORUTO, SAL AHORA! —gritó Himawari, esta vez más fuerte.
Naruto se levantó de un salto.
—Está bien, está bien. Voy a detenerlos antes de que se destruyan la casa. —Dicho esto, desapareció en un destello para detener el caos.
En el cuarto de Himawari, Boruto estaba agarrando una de las muñecas de su hermana con una sonrisa maliciosa.
—Solo quería ver qué escondes, Himawari-chan. ¿Por qué te enojas tanto? —preguntó burlón.
Himawari lo miraba con furia, su Byakugan activado.
—¡Te dije que no te metieras! —gritó, lanzándose hacia él.
Naruto apareció justo en ese momento entre ellos, con las manos levantadas.
—¡Esperen, esperen! ¡No hay necesidad de pelear! ¡Todos somos familia aquí! —dijo con una sonrisa nerviosa, tratando de calmar la situación.
Boruto se echó hacia atrás, todavía riendo, pero Himawari estaba decidida.
—¡Papá, aléjate, este es asunto mío y de Boruto!
Naruto iba a decir algo cuando vio que Himawari estaba preparando un golpe con el Jūken. Pero antes de poder reaccionar, Himawari lanzó su puño directamente hacia Boruto, con una fuerza impresionante.
—¡Himawari, no! —gritó Naruto, interponiéndose en el camino.
Demasiado tarde. El puño de Himawari impactó de lleno en el estómago de Naruto, haciéndolo volar hacia la pared. El golpe resonó en toda la casa, y Naruto se quedó sin aire, con los ojos en blanco y cayendo al suelo de forma dramática.
Pff... lo hizo de nuevo... —murmuró una voz interna, mientras el Kyūbi dentro de Naruto también sentía el impacto.
¡Auch! ¡Esa niña es una bestia, Naruto! —gruñó Kurama, adolorido.
[T/N], que había estado observando todo desde la puerta, no pudo evitar taparse la boca, sorprendida y un poco divertida por la escena.
—Naruto... ¿estás bien? —preguntó, tratando de contener la risa.
