இ o78. Hyūga Neji.

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La tarde estaba pintada con tonos cálidos, y la brisa suave acariciaba las praderas de Konoha

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La tarde estaba pintada con tonos cálidos, y la brisa suave acariciaba las praderas de Konoha. Neji y [T/N] caminaban juntos, disfrutando de la calma de la naturaleza. Habían escapado del bullicio del pueblo, buscando un rincón tranquilo para compartir algo de tiempo a solas. Neji, con su usual calma y precisión, llevaba en las manos una pequeña manta que extendió en la hierba para que ambos pudieran sentarse.

—Pensé que este lugar era perfecto para ti —dijo Neji, acomodándose a su lado, con una leve sonrisa que reservaba solo para ella.

[T/N] se recostó en la manta, dejando que la suavidad de la hierba y el calor de la tarde la envolvieran. Se giró para mirarlo, observando cómo el viento jugaba con los mechones oscuros de su cabello.

—Es precioso, Neji. Sabes cómo encontrar los lugares perfectos —respondió ella, con una sonrisa en los labios y un brillo en los ojos que hizo que el corazón de Neji latiera con fuerza.

Neji desvió la mirada un momento, tratando de ocultar el ligero rubor que aparecía en sus mejillas. [T/N] siempre lograba desconcentrarlo de una manera que él nunca había imaginado. Para no perderse en el nerviosismo, miró al cielo y notó que el sol comenzaba a bajar, teñiendo todo de dorado.

—Me alegra que te guste... quería que este momento fuera especial —dijo Neji, tomando la mano de [T/N] con delicadeza. Sus dedos entrelazados transmitían la calidez que pocas veces demostraba en palabras.

En ese instante, un pequeño diente de león pasó volando cerca de ellos, atrapando la atención de [T/N]. Ella soltó una risa suave y decidió soplar suavemente hacia las flores que los rodeaban, haciendo que un par de ellas volaran a su alrededor. Neji la observaba, fascinado, notando cómo cada detalle en ella lo hacía sentir en paz.

—Pareces un diente de león tú misma —comentó, con una sonrisa sutil, sin soltar su mano—. Eres hermosa y ligera, [T/N].

Ella se sonrojó, sin saber exactamente cómo responderle. Nadie había visto esa parte de Neji; esa dulzura, esos detalles, eran solo para ella. [T/N] se inclinó hacia él, sin soltar su mano, y cerró los ojos, dejando un suave beso en su mejilla.

Neji la miró sorprendido, sintiendo el calor subir a sus mejillas nuevamente, pero esta vez no apartó la vista.

—Gracias, [T/N] —susurró, acercándose un poco más a ella—. Por hacerme sentir que no importa cuán fuertes sean las expectativas de los demás... contigo puedo ser simplemente Neji.

Ambos se quedaron así, en silencio, mirándose, mientras el sol se ocultaba detrás de las montañas.

A medida que el sol bajaba lentamente, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y rosados, Neji y [T/N] seguían mirándose, atrapados en ese instante. Sin querer romper el momento, [T/N] se recostó completamente sobre la manta y jaló suavemente al castaño para que se acomodara a su lado.

—¿Te has dado cuenta de que hemos venido tantas veces a este lugar que ya puedo contar los árboles? —bromeó ella, mientras jugueteaba con una de las flores que había arrancado de la hierba.

Neji dejó escapar una leve risa, esa que solo [T/N] había logrado escuchar. Era un sonido raro y único para cualquiera que conociera su carácter reservado.

—Quizás eso sea cierto, pero cada vez que venimos... todo parece distinto —dijo Neji, girando su cabeza para mirarla desde donde estaba recostado. La brisa suave agitaba ligeramente su cabello oscuro, y la paz que sentía en ese momento era algo que pocas veces lograba experimentar en su vida llena de responsabilidades y entrenamientos.

—A veces quisiera que el tiempo se detuviera aquí. —[T/N] suspiró, dejándose caer hacia él. El sol había dejado el cielo en un tono púrpura y las primeras estrellas comenzaban a aparecer—. Cuando estoy contigo, Neji, siento que todo es... más fácil.

Neji la miró intensamente, notando la sinceridad en sus palabras. Sentía una mezcla de gratitud y ansiedad en su pecho. Sabía lo difícil que era para él demostrar sus emociones, pero [T/N] había derribado esas barreras una a una.

—No sé qué sería de mí sin ti —confesó él, algo que pocas veces se atrevía a decir en voz alta—. Sin alguien que me recuerde que hay algo más allá de los deberes y de los combates.

[T/N] le sonrió con ternura y le acarició el rostro, notando cómo Neji cerraba los ojos ante su toque, como si fuera algo que necesitara. Era extraño ver esa vulnerabilidad en él, pero al mismo tiempo, era una prueba de cuánto había llegado a confiar en ella.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos? Apenas me hablabas —dijo ella, riéndose suavemente al recordar cómo él siempre mantenía esa actitud seria e imperturbable.

—Bueno, eras... —Neji dudó, buscando las palabras—. Eras alguien de quien no podía apartar la vista, pero también alguien a quien temía acercarme. —Hizo una pausa, tomando una de sus manos y entrelazando sus dedos con los de ella—. Pensé que no tendría tiempo para algo como esto. Para alguien como tú.

[T/N] asintió y, mirando al cielo estrellado, se acomodó a su lado, dejando que la manta los cubriera del aire fresco de la noche. Entonces, en un gesto inesperado, sacó algo de su bolsa: un pequeño colgante que había encontrado en una tienda local. Era una piedra azulada, sencilla pero brillante, atada con una cuerda de cuero. [T/N] lo extendió hacia él.

—Quería dártelo —dijo, sonrojada—. No es nada grandioso, pero pensé que... podría ser algo que te recuerde que estaré contigo.

Neji tomó el colgante, mirando la piedra azul con admiración. Para él, era mucho más que una simple piedra. Era la representación de su vínculo con ella, algo que podía llevar consigo a donde fuera.

—Es perfecto, [T/N] —respondió suavemente, colocándose el colgante alrededor del cuello—. Y lo llevaré conmigo, siempre.

Entonces, el sonido de un trueno distante los hizo mirar al horizonte. Una tormenta parecía acercarse. [T/N] soltó una pequeña risa y se abrazó a él.

—Parece que nos tocará correr de regreso... ¿o prefieres quedarte aquí y empaparnos juntos?

Neji sonrió, algo que casi nadie veía. Le encantaba la chispa de espontaneidad de [T/N] y cómo lo sacaba de su zona de confort. Sintió una adrenalina que no provenía del entrenamiento o del combate, sino de estar con ella.

—Empaparnos juntos, claro. —respondió él, y ambos rieron, dándose cuenta de que, aunque se mojaran, compartir ese momento era lo que realmente importaba.

Mientras el primer relámpago iluminaba el cielo, Neji y [T/N] se abrazaron bajo la lluvia, con la promesa implícita de que ese vínculo entre ellos sería indestructible.

Mientras el primer relámpago iluminaba el cielo, Neji y [T/N] se abrazaron bajo la lluvia, con la promesa implícita de que ese vínculo entre ellos sería indestructible

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ayyy que lindo queda el separador T-----T

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ; 𝐍𝐀𝐑𝐔𝐓𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora