El desafio del Descanso

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Era el primer día de regreso a la escuela para Lynn después de su colapso, y aunque todavía no estaba completamente recuperada, no podía evitar sentirse emocionada de volver a la rutina. Claro, su cuerpo aún se sentía un poco débil, pero eso no era suficiente para detener a Lynn Loud Jr., o al menos eso pensaba ella.

Cuando Rita la dejó en la entrada de la escuela, Amelia ya estaba allí, esperándola junto al grupo de amigos. Lynn sonrió al verla, y al acercarse, la tomó de la mano sin dudarlo.

—Hola, princesa —dijo Lynn, inclinándose para darle un suave beso en la mejilla.

Amelia rió, aunque no pudo evitar mirarla con una mezcla de ternura y preocupación.

—Hola, Lynnie. ¿Lista para el día? —preguntó, acariciándole suavemente los nudillos con el pulgar.

—Por supuesto —respondió Lynn con una sonrisa que pretendía ser confiada—. No puedo esperar a volver al campo.

Amelia arqueó una ceja, claramente sospechando de las intenciones de Lynn, pero antes de que pudiera decir algo, Margo, Kelly, Marco, Ivy y Jace se acercaron al grupo.

—¡Lynn, qué bueno verte de nuevo! —dijo Margo, dándole un golpe ligero en el hombro.

—Sí, pensé que ibas a estar fuera más tiempo. Pero no te preocupes, yo me encargué de mantener el equipo en forma mientras no estabas —bromeó Marco con una sonrisa socarrona.

Lynn rió, aunque sus ojos brillaban con determinación.

—Gracias por cubrirme, Marco, pero ya estoy de vuelta. Y planeo entrenar después de clases para ponerme al día.

Las palabras no sorprendieron a ninguno de ellos, pero todos intercambiaron miradas rápidas de preocupación. Sabían que Lynn no podía resistirse a entrenar, pero también sabían que necesitaba descansar. Amelia fue la primera en intervenir.

—Lynn, ya hablamos de esto. No puedes entrenar todavía —dijo con firmeza, aunque manteniendo el tono dulce.

Lynn hizo un gesto de frustración, soltando la mano de Amelia por un momento.

—Vamos, princesa. Me siento bien, de verdad. No puedo quedarme sin hacer nada. El campeonato está cerca, y si no me preparo, no seré lo suficientemente buena.

—¡Tú siempre eres buena! —interrumpió Kelly, cruzándose de brazos—. Pero incluso las mejores jugadoras necesitan descansar. ¿O quieres terminar otra vez en el hospital?

—Eso no va a pasar. Aprendí mi lección, ¿de acuerdo? Sólo quiero mantenerme activa —respondió Lynn, intentando sonar convincente.

—¿Mantenerte activa? —repitió Ivy con sarcasmo—. Traducción: vas a volver a entrenar como una loca.

Lynn bufó y se cruzó de brazos, mirando a sus amigos con una mezcla de desafío y vergüenza.

—No soy tan irresponsable, ¿saben?

—Bueno, tal vez no lo seas —dijo Marco, dándole una palmada en la espalda—. Pero eres testaruda como tú sola. Por eso vamos a asegurarnos de que no hagas nada estúpido.

—¿Qué significa eso? —preguntó Lynn, estrechando los ojos.

—Significa que vamos a seguirte a todas partes hoy —respondió Jace, sonriendo con aire despreocupado—. Llámalo "vigilancia preventiva".

Lynn rodó los ojos, pero no pudo evitar reírse un poco. Sabía que estaban exagerando, pero también sabía que lo hacían porque se preocupaban por ella.

—Están locos, todos ustedes —murmuró, aunque una sonrisa juguetona asomaba en sus labios.

—Llamémoslo amor de amigos —dijo Amelia, tomando nuevamente su mano y entrelazando sus dedos.

Lynn suspiró, aunque no pudo evitar que su corazón se sintiera un poco más ligero al mirar a Amelia.

—Está bien, princesa. Ganaron por hoy.

—Por hoy y por los próximos días —corrigió Amelia con una sonrisa traviesa.

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Intentos frustrados

A lo largo del día, Lynn hizo varios intentos de escaparse para ir al campo de entrenamiento. Durante el recreo, trató de deslizarse hacia el gimnasio, pero Margo y Kelly la interceptaron justo a tiempo.

—¿A dónde crees que vas? —preguntó Margo, cruzándose de brazos y bloqueando la puerta con su cuerpo.

—Sólo iba a... —Lynn buscó una excusa, pero no se le ocurrió nada convincente—. Está bien, está bien. ¡Me rindo!

Más tarde, durante la clase de educación física, Lynn sugirió jugar un partido rápido de fútbol, pero Marco intervino.

—¿No crees que deberías tomártelo con calma, capitana?

—¡Pero estoy bien! —insistió Lynn, levantando las manos en un gesto frustrado.

—Sí, claro. Y yo soy el próximo Messi —respondió Marco con una sonrisa burlona.

Lynn bufó, pero al final cedió.

El golpe final llegó al final del día, cuando Lynn intentó escabullirse hacia el campo después de clases. Esta vez, fue Amelia quien la atrapó.

—¿De verdad, Lynnie? —preguntó Amelia, apoyada contra la pared con los brazos cruzados.

Lynn se detuvo en seco, sonrojándose ligeramente al ser descubierta.

—Sólo quería ver cómo estaba el equipo...

—Claro, porque definitivamente necesitas supervisar cuando deberías estar descansando —dijo Amelia, acercándose a ella.

Lynn bajó la mirada, sintiendo una mezcla de culpa y frustración.

—Lo siento... es que no sé cómo quedarme quieta. Me siento inútil si no hago algo.

Amelia suavizó su expresión y tomó el rostro de Lynn entre sus manos, obligándola a mirarla a los ojos.

—Eres todo menos inútil, Lynn Loud Jr. Y no necesitas demostrarle nada a nadie, ¿me escuchaste? Eres increíble tal como eres, y todos estamos aquí para recordártelo.

Lynn sintió que la tensión en sus hombros se desvanecía un poco.

—Gracias, princesa. No sé qué haría sin ti.

—Pues no necesitas averiguarlo, porque no pienso irme a ningún lado —respondió Amelia con una sonrisa antes de besarla suavemente en los labios.

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Lección aprendida

Esa noche, mientras Lynn estaba en casa, reflexionó sobre todo lo que había sucedido. Aunque todavía sentía el impulso de entrenar, también sabía que sus amigos y Amelia tenían razón. Había estado empujándose demasiado, y necesitaba aprender a equilibrar su pasión con su bienestar.

Antes de irse a dormir, envió un mensaje al grupo:

"Gracias a todos por cuidarme hoy. Sé que soy un caso difícil, pero de verdad aprecio que estén ahí para mí. No prometo cambiar de la noche a la mañana, pero voy a intentarlo. Los quiero."

Recibió una serie de respuestas rápidas, llenas de emojis y palabras de apoyo. Pero fue el mensaje de Amelia el que más le hizo sonreír:

"Siempre voy a cuidarte, princesa. Descansa bien. Te amo."

Lynn apagó su teléfono y se acurrucó en su cama, sintiéndose más agradecida que nunca por las personas en su vida. Sabía que el camino hacia el equilibrio no sería fácil, pero con su equipo, su familia y Amelia a su lado, estaba segura de que lo lograría.

Princesa, estoy contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora