Era un martes soleado y cálido, y el aire fresco se filtraba por las ventanas del aula de Lynn y Amelia. El sonido del timbre resonó, señalando el inicio del primer periodo del día. Lynn, con su cabello desordenado y una sonrisa pícara, se sentó al lado de Amelia, quien tenía una expresión tranquila, aunque había una ligera tensión en su mirada.
La profesora de matemáticas, la Sra. Harris, comenzó la clase, llenando el aula con su voz autoritaria. Lynn se recostó en su silla, mirando al tablero sin prestar mucha atención. Amelia, por otro lado, seguía cada palabra, anotando con atención.
—"¿Por qué eres tan aplicada?" —susurró Lynn, tratando de hacer que Amelia se distrajera un poco.
Amelia la miró con una ceja levantada. —"Porque algunos de nosotros queremos sacar buenas notas, Lynn. No todos podemos vivir de bromas y risas."
Lynn se cruzó de brazos, con una sonrisa traviesa. —"Lo sé, princesa. Pero también podrías relajarte un poco. La vida no es solo matemáticas."
—"Dijo la que se ríe cuando la profesora explica fracciones," —respondió Amelia con una sonrisa burlona.
El sonido del timbre interrumpió su conversación, señalando el final de la clase. Lynn se estiró y se levantó, estirando sus brazos hacia arriba. —"¡Por fin! Una clase menos."
Durante el segundo periodo, la profesora de ciencias naturales, la Sra. Thompson, comenzó a hablar sobre la fotosíntesis. Mientras ella explicaba, Lynn y Amelia compartieron miradas cómplices. Lynn, en un intento de distraer a Amelia, le lanzó un pequeño papelito.
—"¿Qué estás haciendo?" —susurró Amelia, tratando de ignorar a la profesora.
—"Solo un recordatorio. ¿Te acuerdas de la película que queríamos ver después de la escuela? Deberíamos hacerlo," —escribió Lynn.
Amelia sonrió, pero rápidamente la Sra. Thompson se dio cuenta y se acercó a ellas. —"Chicas, ¿hay algo que quieran compartir con la clase?"
Lynn, con su típica audacia, se encogió de hombros. —"Solo estábamos hablando sobre la importancia de la fotosíntesis, maestra."
La Sra. Thompson frunció el ceño, pero a Lynn no le importó. Amelia reprimió una risa y decidió seguir el juego. —"Sí, realmente es fascinante. ¿No, Sra. Thompson?"
La profesora, sin embargo, no estaba impresionada. —"Sigan prestando atención, por favor."
Cuando la clase terminó, Amelia le dio un golpe suave a Lynn en el brazo. —"No puedes seguir haciendo eso. ¡Te van a castigar un día de estos!"
—"No me importa," —respondió Lynn, riendo. —"La vida es demasiado corta como para tomarla tan en serio."
Después de la segunda clase, era hora de la última asignatura antes del almuerzo: educación física. La profesora Martínez, una mujer enérgica con un silbato siempre colgado al cuello, dirigió a los estudiantes al campo. Amelia y Lynn se alinearon junto a sus amigos Kelly, Margo y Jace.
—"Hoy vamos a hacer fútbol," —anunció la profesora. —"Quiero que se dividan en equipos."
Lynn, emocionada, se unió al equipo sin dudarlo. —"¡Vamos a ganar!" —gritó, mientras saltaba en el aire. Amelia, sin embargo, se sentía un poco más reservada. La imagen de Jessica, la porrista, apareció en su mente.
El juego comenzó y las risas llenaron el campo. Lynn mostró su habilidad con el balón, corriendo y riendo, mientras Amelia intentaba seguir el ritmo, aunque no podía evitar que su mente divagara.
Durante una pausa en el juego, Amelia se apartó un poco del grupo. Observó a Jessica, quien estaba en el otro equipo, sonriendo y coqueteando con lynn, ella al ver a Amelia perderse en sus pensamientos, se acercó a ella.
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Princesa, estoy contigo
Novela JuvenilQue pasa si la número 1 de su secundaria se enamora? no pasaría nada, si tan solo no fuera *Amelia Anderson*