Lynn y Amelia estaban en la habitación de Lynn, rodeadas de la suave luz de la noche que entraba por la ventana. En el silencio, compartían miradas intensas y caricias delicadas, sintiendo que el mundo a su alrededor se desvanecía. Amelia acariciaba el rostro de Lynn, sus dedos deslizándose suavemente por sus mejillas y labios, y Lynn entrecerraba los ojos, disfrutando del contacto, de la calidez de esos dedos que exploraban cada rincón de su piel con ternura.
Lynn, llena de una mezcla de emoción y nerviosismo, tomó la mano de Amelia y la acercó aún más a ella. La mirada de ambas se encontró, y Lynn sintió cómo el corazón le latía a mil por hora. No podía resistirlo más, así que, con un suave movimiento, acercó sus labios a los de Amelia, dándole un beso apasionado. Fue un beso lento, profundo, en el que ambas parecían querer detener el tiempo, como si en ese instante no existiera nada más.
Amelia respondió al beso con igual intensidad, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Lynn y acercándola más. Entre besos, Lynn dejó que sus labios bajaran lentamente hacia el cuello de Amelia, plantando pequeños besos y, finalmente, dejándole un chupetón suave, marcando su piel con ternura.
Amelia, sintiendo la calidez de esos gestos, sonrió mientras su respiración se aceleraba. Cada instante se volvía más íntimo, y ambas se dejaban llevar por la cercanía, olvidando el mundo exterior.
Lynn continuó dejando pequeños besos en el cuello de Amelia, sus manos acariciando su espalda suavemente mientras ambas se abrazaban más fuerte, sintiéndose completamente conectadas en ese momento tan especial.
Las dos permanecieron así por un rato, simplemente disfrutando la presencia y el cariño de la otra. Con cada susurro y risa compartida, sentían que sus lazos se fortalecían aún más, dejando claro cuánto significaban la una para la otra.
Lynn continuó dejando pequeños besos en el cuello de Amelia, sus manos acariciando su espalda suavemente mientras ambas se abrazaban más fuerte, sintiéndose completamente conectadas en ese momento tan especial. La luz de la luna se filtraba a través de las hojas del árbol, iluminando sus rostros y creando un ambiente casi mágico a su alrededor.
Amelia sintió cómo el corazón le latía con fuerza; la calidez de Lynn era todo lo que había deseado en ese momento. Con cada beso, cada susurro, se olvidaban del mundo exterior y se sumergían en su propio universo, donde solo existían ellas dos.
"¿Te das cuenta de que estamos haciendo esto?", murmuró Lynn, levantando la mirada para encontrar los ojos brillantes de Amelia. "¡Es increíble!"
"Lo sé, es como un sueño", respondió Amelia, su voz llena de emoción. "Nunca imaginé que terminaríamos así, pero... no puedo negar que me encanta".
Finalmente, Lynn se separó un poco para mirar a Amelia a los ojos. "No puedo creer lo afortunada que soy", murmuró, una sonrisa sincera iluminando su rostro. "Nunca pensé que podríamos llegar a esto."
Amelia, aún sonrojada por la cercanía y las caricias, sonrió de vuelta. "Yo tampoco, pero estoy tan feliz de que lo estemos. Nunca pensé que lo que comenzamos como una rivalidad se convertiría en esto.
Lynn se inclinó nuevamente, plantando un suave beso en los labios de Amelia. Esta vez fue más dulce, un recordatorio de lo lejos que habían llegado. "Eres mi princesa", dijo Lynn, dejando que sus palabras flotaran en el aire. "Y no hay nadie más con quien querría estar."
Amelia sintió que su corazón se derretía al escuchar esas palabras. "Y tú eres mi Lynnie", respondió con un guiño, sintiendo la magia de esos momentos. "¿Quién diría que el amor podría ser tan... divertido?"
Ambas rieron suavemente, disfrutando de la ligereza de la conversación. Lynn siempre había tenido un sentido del humor agudo, y Amelia amaba eso de ella. "Oye, ¿te imaginas si nuestros amigos nos vieran ahora? ¡No lo creerían!"
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Princesa, estoy contigo
Roman pour AdolescentsQue pasa si la número 1 de su secundaria se enamora? no pasaría nada, si tan solo no fuera *Amelia Anderson*