Era un lunes cualquiera en la secundaria de Royal Woods. El sol brillaba a través de las ventanas del aula, iluminando el rostro de Lynn Loud Jr., que se sentaba en su pupitre con una expresión de determinación. Hoy sería un día perfecto para demostrar que, a pesar de todo, era la mejor en cualquier cosa que se propusiera.
El Sr. Hargrove, el maestro de matemáticas, comenzó la clase hablando de fracciones. Lynn trató de concentrarse, pero su mente divagaba hacia Amelia Anderson, la porrista que siempre tenía una manera de sacar lo peor de ella. Aunque sabían que sus peleas eran más ligeras que intensas, la rivalidad siempre estaba presente.
—Lynn, ¿puedes darme la respuesta a la pregunta tres? —preguntó el Sr. Hargrove, sacándola de sus pensamientos.
Lynn parpadeó, rápidamente organizando sus ideas. —Claro, es... —se detuvo un momento, mirando el papel antes de soltar—. Es una fracción que se parece más a la forma en que Amelia se siente cuando la llamo "princesa".
La clase estalló en risas, y Amelia, que estaba sentada al lado, se giró con una ceja levantada. —¿Qué? ¿Estás intentando hacerme reír o tienes realmente una lección de matemáticas que no me he perdido?
—Tal vez ambas, pero no creo que tus porristas necesiten matemáticas para saltar —replicó Lynn, disfrutando de la pequeña broma.
—Oh, por favor, ¿y tú crees que podrías saltar más alto que yo? Te veo luchando con eso en el campo —respondió Amelia con un tono de desafío.
El Sr. Hargrove, tratando de mantener el control de la clase, sacudió la cabeza. —Chicas, ¡por favor! Concéntrese en la clase.
La clase continuó, pero las bromas entre Lynn y Amelia no se detuvieron. Cuando el timbre sonó, anunciando el final de la primera hora, ambas se levantaron y se dirigieron a la siguiente clase, la de historia.
En la clase de historia...
El aula estaba decorada con mapas antiguos y carteles de eventos históricos. El profesor González comenzó a hablar sobre la Revolución Americana. Lynn se acomodó en su asiento, prestando atención.
—¿Sabían que muchos de los líderes de la revolución eran realmente jóvenes? —dijo el profesor, animando a los estudiantes a participar.
—Así que, Amelia, deberías ser la líder de la revolución porrista. —Lynn bromeó, y algunos compañeros de clase rieron.
Amelia se giró, con una sonrisa traviesa. —¿Y tú serías mi guardia personal? Solo recuerda que el ejército no se puede dejar caer en una batalla.
—Solo si eso significa que tendré que lanzar pelotas de fútbol a los que intenten interrumpir nuestras prácticas de porristas —respondió Lynn, sonriendo.
El grupo de amigos, que incluía a Kelly, Margo, Ivy, Shasha y Marco, comenzó a comentar sobre sus propios planes de verano.
—Oye, ¿qué tal si hacemos un viaje a la playa? —sugirió Margo—. Necesito un descanso de la escuela.
—Yo estoy dentro, pero solo si Lynn promete no hacer surf y caer sobre alguien —dijo Marco, mirando a Lynn con una sonrisa.
—¡Como si eso fuera posible! —Lynn se rió—. Tal vez debería hacer una rutina de "caídas épicas en la playa".
La clase de historia continuó mientras el grupo hablaba sobre planes de vacaciones y aventuras. Amelia, que se había ido a su lado, le susurró a Lynn. —¿Vas a dejar que la gente te vea caer en la playa?
—Claro que no. Solo quiero asegurarme de que tenga un espectáculo digno de ver. Tal vez podría hacer un truco de porrista. —Lynn sonrió, disfrutando del sarcasmo.
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Princesa, estoy contigo
Genç KurguQue pasa si la número 1 de su secundaria se enamora? no pasaría nada, si tan solo no fuera *Amelia Anderson*