Un beso bajo la oscuridad

118 7 0
                                    


El sol se había puesto en el horizonte, tiñendo el cielo de un suave color naranja. Lynn miraba por la ventana de su habitación, sintiendo una mezcla de nervios y determinación. Sabía que era hora de hacer algo al respecto. La distancia entre ella y Amelia había comenzado a afectarla más de lo que esperaba, y no podía seguir así. Había estado suficiente tiempo sin poder hablar con Amelia, y se negaba a dejar que las dudas y los malentendidos destruyeran lo que tenían.

Después de pensarlo un poco más, Lynn tomó su chaqueta y salió de su casa con dirección a la casa de Amelia. En el camino, repasaba en su mente las palabras que quería decir. Tenía que ser clara, sincera y, sobre todo, tenía que demostrarle a Amelia cuánto significaba para ella.

Al llegar, se detuvo un momento frente a la puerta, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. Finalmente, tomó una profunda respiración y llamó. El sonido del timbre resonó en el aire, y pocos segundos después, la puerta se abrió.

—"Lynn," —dijo Amelia, sorprendida de verla. Su mirada reflejaba una mezcla de emociones.

—"Hola, princesa. ¿Puedo pasar?" —preguntó Lynn, con la esperanza de que la chica la dejara entrar.

Amelia dudó un momento, pero luego asintió y se hizo a un lado para que Lynn entrara. La atmósfera en la casa era tensa, pero había un aire familiar que hizo que Lynn se sintiera un poco más cómoda.

—"¿Quieres que hablemos?" —sugirió Lynn, tratando de romper el hielo.

Amelia asintió lentamente y las dos se sentaron en el sofá de la sala.

—"Lo siento por lo que pasó," —comenzó Lynn. —"No debí dejar que Chloe interfiriera en nuestra relación. No hay nada entre nosotras, y nunca lo ha habido."

Amelia la miró con atención, y Lynn pudo ver una chispa de esperanza en sus ojos. —"No sé, Lynn. Me dolió mucho. Sentí que todo lo que había entre nosotras se desvaneció en un instante."

—"Entiendo cómo te sientes, y es exactamente lo que no quería que pasara. Te prometo que estoy aquí por ti, y quiero que podamos seguir adelante juntas," —dijo Lynn, sintiendo cómo su corazón se abría al hablar.

Amelia suspiró, y su expresión se suavizó. —"Es difícil confiar nuevamente después de todo lo que pasó."

—"Lo sé. Pero quiero trabajar en esto. Eres muy importante para mí," —dijo Lynn, su voz llena de sinceridad.

Después de un breve momento de silencio, Amelia finalmente sonrió, aunque era una sonrisa tímida. —"Está bien. Te perdono."

Lynn sintió que una carga se levantaba de sus hombros y, por primera vez en días, sonrió de verdad. —"¿En serio?"

Amelia asintió, y Lynn sintió que su corazón se llenaba de alegría. Ambas se abrazaron en un cálido gesto de reconciliación.

—"Gracias," —murmuró Lynn. —"¿Te gustaría jugar Monopoly o algo así para celebrar?"

Amelia rió suavemente. —"Siempre estás dispuesta a jugar, ¿verdad? Bueno, ¡vamos a hacerlo!"

Las dos chicas se instalaron en el suelo de la sala, rodeadas de billetes de Monopoly y fichas coloridas. La risa y la conversación fluyeron libremente mientras jugaban, olvidando por un momento la tensión del pasado. Cada vez que Lynn caía en una de las propiedades de Amelia, ella bromeaba, acusándola de tener suerte, mientras que Lynn le respondía que solo era más estratégica.

—"Siempre que no me quites la Calle Boardwalk, estaré feliz," —dijo Lynn, haciendo que Amelia riera.

La tarde pasó volando y, a medida que el juego se volvía más competitivo, ambas chicas se sintieron más cómodas la una con la otra. Era como si el tiempo de separación nunca hubiera existido. La emoción del juego las llevó a compartir historias, risas y momentos que solidificaron aún más su conexión.

Princesa, estoy contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora