El calido abrazo del amor

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Después de un día lleno de emociones en la casa del árbol, Lynn y Amelia se dirigieron a casa de Lynn, sus manos entrelazadas mientras caminaban. El ambiente era ligero y lleno de risas, con cada paso aumentando la emoción de lo que estaban a punto de hacer. Lynn sabía que compartir su relación con su familia era un gran paso, pero también estaba segura de que la apoyaban incondicionalmente.

—¿Estás lista, princesa? —preguntó Lynn, echando un vistazo a Amelia, cuya sonrisa iluminaba su rostro.

—Siempre lista cuando estoy contigo, Lynnie —respondió Amelia, su voz llena de confianza.

Al llegar a casa, la familia de Lynn estaba en el salón. Sus hermanas se habían reunido para ver una película y el aroma de las palomitas llenaba el aire. Lynn se sintió un poco nerviosa al ver a sus hermanas riendo y disfrutando de la película, pero se recordó a sí misma que este era un momento especial.

—¡Chicas, necesito su atención! —exclamó Lynn, captando la mirada de todas.

Las chicas dejaron de reírse y se giraron hacia ella, curiosas.

—¿Qué pasa, Lynn? —preguntó Lola, la más pequeña de las hermanas, con una sonrisa entusiasta.

Lynn miró a Amelia y le dio una sonrisa alentadora.

—Quiero que conozcan a alguien muy especial para mí. —Con un gesto, Lynn hizo que Amelia se acercara a ella. —Esta es Amelia, y… bueno, somos pareja ahora.

La sala se llenó de silencio momentáneo mientras sus hermanas procesaban la noticia. Luego, todo estalló en un clamor de alegría.

—¡Oh, por fin! —gritó Luna, levantándose y acercándose para abrazarlas a ambas—. ¡Lo sabía! Se notaba la química entre ustedes.

—¡Esto es increíble! —exclamó Lisa, aplaudiendo con entusiasmo. —Por fin tienen el valor de admitirlo.

Lola dio un pequeño saltito de alegría y abrazó a Amelia, casi asfixiándola con su energía.

—¡Bienvenida a la familia, Amelia! —dijo, sonriendo de oreja a oreja.

Amelia se sintió abrumada, pero de la mejor manera posible. Era un alivio ver que la familia de Lynn la aceptaba tan fácilmente. La calidez del ambiente la envolvía como un abrazo.

—Gracias, chicas. Estoy muy emocionada de ser parte de su familia —respondió Amelia, sonriendo y sintiendo que su corazón se llenaba de alegría.

Después de las efusivas presentaciones, Lynn y Amelia se unieron a sus hermanas en el sofá, disfrutando de la película y las palomitas. La atmósfera era relajada y llena de risas, lo que hizo que Lynn se sintiera más cómoda al haber compartido su relación.

Mientras la película continuaba, Lynn miró a Amelia, quien estaba mirando la pantalla con una sonrisa tranquila. Sin pensarlo dos veces, Lynn le dio un suave beso en la mejilla. Amelia se sonrojó y se volvió hacia ella, sonriendo con complicidad. El simple gesto hizo que el corazón de Lynn latiera más rápido, y se sintió agradecida de poder compartir esos momentos con su princesa.

Al finalizar la película, las hermanas comenzaron a despedirse, una tras otra, deseando buenas noches. Lynn se sintió un poco triste al ver que la noche llegaba a su fin, pero sabía que aún había más por venir. Cuando finalmente quedó a solas con Amelia, la atmósfera se volvió íntima y mágica.

—Gracias por ser tan increíble —dijo Lynn, mientras se sentaban en el sofá. —No puedo creer que ya le haya contado a mi familia.

—Fue perfecto, Lynnie —respondió Amelia, tomando la mano de Lynn entre las suyas. —Ellas son muy acogedoras.

—Lo son. Siempre me apoyan, y tú también te has ganado un lugar especial en su corazón —Lynn sonrió. La conexión entre ambas era palpable, y se sentían cómodas el uno con la otra.

—¿Sabes? A veces me asusta un poco lo que siento por ti, pero también es tan emocionante —confesó Amelia, mirando a Lynn con una expresión sincera.

Lynn se acercó y le acarició la mejilla, sintiendo el calor que emanaba de ella.

—Yo me siento igual. Pero creo que lo que sentimos es especial, y estoy aquí para ti, siempre. —Se inclinó un poco más cerca, capturando la mirada de Amelia.

Después de un momento, decidieron que era hora de ir a la cama. Lynn llevó a Amelia a su habitación, un lugar lleno de recuerdos y risas. Había un aire de familiaridad en la habitación que hacía que todo se sintiera bien. Lynn se sentó en la cama y gesticuló a Amelia para que se sentara junto a ella.

—¿Te gustaría quedarte a dormir? —preguntó Lynn, sintiendo un pequeño nerviosismo en su estómago.

—Me encantaría —respondió Amelia, sonriendo.

Ambas se cambiaron para dormir y se metieron bajo las cobijas, sintiéndose cómodas y acurrucadas. Lynn sintió una oleada de felicidad al tener a Amelia tan cerca. Con la luz tenue de la lámpara de noche iluminando suavemente la habitación, el ambiente se tornó cálido y acogedor.

—Me gusta estar aquí contigo —dijo Lynn, mientras acariciaba el cabello de Amelia suavemente.

—A mí también, Lynnie. Esto es perfecto. —Amelia sonrió, acercándose un poco más.

Sin poder evitarlo, Lynn se inclinó hacia adelante y plantó un dulce beso en los labios de Amelia. Fue un beso suave, lleno de cariño y promesas silenciosas. Amelia respondió con la misma dulzura, y el tiempo pareció detenerse a su alrededor.

Después de unos momentos, se separaron y ambas sonrieron, sintiendo que cada vez estaban más unidas.

—No puedo creer que sea real —dijo Lynn, todavía en la burbuja de felicidad que sentía.

—Es real y maravilloso —contestó Amelia, apretando la mano de Lynn entre las suyas.

Con sus corazones latiendo en sincronía y una conexión más fuerte que nunca, se acomodaron en la cama, acurrucadas la una contra la otra. La calidez de sus cuerpos y el latido rítmico de sus corazones las arrullaron lentamente hacia el sueño.

Mientras se quedaban dormidas, Lynn no podía evitar pensar en el futuro que les esperaba. Tenía la certeza de que, pase lo que pase, siempre estarían juntas. El amor que compartían era genuino y auténtico, y sabía que su viaje apenas comenzaba.

En esa tranquila noche, bajo las estrellas y envueltas en un cálido abrazo, Lynn y Amelia encontraron la paz que solo se encuentra en los momentos más sinceros, prometiéndose que siempre estarían ahí la una para la otra.

Princesa, estoy contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora