¡Muy buenas tardes! Ya volví para traerles un capítulo un pelín dramático...y quizás hasta macabro. Sin embargo, todo forma parte del desarrollo de esta historia y de cada uno de los personajes. Así que, ¡disfruten! Los leemos en la próxima actualización.
Fragility
Kuramochi controló sus impulsos. Esa noche no arrojaría violentamente una almohada a la cara de su capitán; guardaría ese impulso para otro día. Pero a cambio no tuvo consideración con el ruido que causó la mesa al ser arrastrada hasta una esquina cercana.
Extendió el colchón. Colocó su mochila deportiva en medio y puso el otro futón.
—¿Piensas dormir aquí también?
—¿Te molesta?
—No. ¿Por qué debería? —Se acostó aliviada—. He dormido con chicos prácticamente toda mi vida.
Yōichi tosió hasta que se raspó la garganta.
—¡¿Con cuántos hombres has dormido?!
—Se llaman pijamadas, alarmista —corrigió su torcida percepción—. A veces mis amigos se quedaban a dormir en mi casa o yo iba a las suyas. Menos a la de Ki-chan, su madre nos odia.
Respiró más tranquilo, menos sobresaltado.
—No lo digas de esa forma o van a malpensar.
—Siempre lo hacen. —Sus manos se asomaron al borde superior de su colcha, apretándola—. Ante los ojos de la mayoría he sido la pareja de mis tres amigos más cercanos.
—¿Y tus amigas qué?
—También salía con ellas en solitario o en grupo. Sin embargo, eso no evitaba que siguieran pensando lo otro.
—Ignóralos. Son unos idiotas.
—Tal vez deberíamos bajar la voz. Kazuya tiene el sueño ligero.
—No merece que te preocupes por su descanso. —Miró el techo y después a la persona que estaba separada de él por una mochila—. Por cierto, ¿por qué me pediste que pusiera esto en medio?
—Ah... Eso es porque duermo abrazada a una almohada de Pompompurin. Y si no la tengo, me muevo mucho. —Ocultó la mitad de su rostro. No iba a dejarlo ver sus mejillas sonrojadas—. Bastará con la mochila que has puesto.
—Qué manías tan extrañas tienes.
—Lo sé.
La puerta corrediza se azotó. Su charla despertó al tercer inquilino.
Sus labios planos y sus cejas contraídas exponían rápidamente su malhumor.
—Yo la invité. —Se enderezó para competir en intensidad con aquella mirada escasamente acogedora—. No está en el mismo cuarto que tú, por lo que debería estar bien.
Miyuki arrastró pesadamente su mano por su cabellera. Su cuello estaba tenso. Y sus ojos buscaron rápidamente a la persona que había provocado todo ese caos.
—No te molestes con Yōichi. Me iré.
—No te estoy corriendo —habló finalmente—. Sólo dejen de ser tan ruidosos.
Con la puerta corrediza nuevamente en su sitio ese par se sintieron aliviados.
—¿Se pelearon o algo? ¿Por qué está tan sensible? —Ella negó—. No creo que se haya puesto así porque te encontró en el cuarto o porque estemos aquí haciendo ruido.
—Pienso lo mismo. Él solamente nos ignoraría y dormiría.
—Y no nos lo dirá tampoco.
—No tenemos más remedio que esperar a que en unas horas esté de mejor humor.
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Sweet Temptation
FanfictionÉl representaba en más de un sentido a los demonios que inútilmente había intentado sumir en lo más profundo de su pasado. Ella no era más que una extraña que le desconcertaba y le hacía percatarse de que incluso el lobo más solitario puede disfruta...