Capítulo 59

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¡Muy buenas! En esta ocasión tenemos actualización antes de que termine el mes. Disfruten del capítulo y que sus corazones no se derritan ante la magia del primer amor.

P.D. Gracias por sus lecturas y apoyo.

If only...

Los bonitos y coloridos juguetes que compró ya no eran entretenidos para la minina. Ella prefería juguetear con una pelota de béisbol a medio descoser —a causa de sus mordidas y arañazos— que entregarse a su ratón eléctrico.

La gata había crecido un par de tallas. Ya no era tan menuda y ligera como aquel diciembre cuando llegó a los dormitorios de Seidō. Mas continuaba tomando siestas sobre el guante del cácher pese a que ya le quedaba chico. Y como la mayor parte del tiempo se la pasaba encerrada entre cuatro paredes, sacarla a que tomara un poco de aire fresco era ideal para que el animal no se estresara; actividad que llegaba después de cenar y bañarse.

Sentados, lado a lado sobre el corto césped, vigilaban que la felina no se alejara demasiado de ellos.

—Al final has malgastado tu dinero —acertó a decir Kazuya para ese juguete de pilas.

—No esperaba a que se obsesionara con una pelota de béisbol —suspiró—. Me llevaré todos sus juguetes para obsequiárselos a Sae.

A lo que Kazuya recordaba, ese era el nombre del hermano mayor de aquella vieja amiga suya.

—Jasper pese a ser un adulto es bastante juguetón. Se divertirá con tus juguetes, Change-up.

La felina abandonó su amada pelota. Se deslizó amorosa entre las pantorrillas de ambos antes de acurrucarse en el vientre del receptor. Ese era su segundo lugar favorito para dormir.

—¡Míralo! Se ve tan serio, ¡pero es un verdadero encanto!

La foto mostraba a un gato gris robusto, musculoso, de piel sedosa y cola larga y poblada. Sin embargo, eran sus claros e hipnóticos ojos verdes lo que lo convertían en un espécimen hermoso, casi aristocrático.

—Tienes muchas fotos de animales.

Cuando entró a las miniaturas de su galería vio tanto fotos de Jasper como de Change-up. Asimismo, un par de perros

—¿No estarás obsesionada con las mascotas ajenas? —bromeó.

—No sé si lo mencioné con anterioridad... Jamás tuve mascotas —contaba al guardar su teléfono con desgano—. Sin embargo, la vida me lo recompensó con amigos que sí tenían mascotas... Miu tiene tres pomeranians.

—Así que te acercaste a ella por sus perros.

—En realidad nos conocimos porque invitó a todos los niños del salón a su fiesta de cumpleaños. Aunque, técnicamente, con la única persona con la que interactué esa tarde fue con su hermano. Y eso porque estaba en la mesa de bocadillos.

La miró y se carcajeó. Su novia había asistido exclusivamente para comer gratis.

—Siempre has sido una glotona.

—A mi favor diré que la comida estaba deliciosa —señaló para quien seguía riéndose—. Aparte conseguí a un compañero con quien visitar locales de comida... Y gracias a ello tenemos un top diez de los mejores restaurantes para comer en toda la ciudad.

—¿Un top? ¿De verdad tienes algo como eso?

Él no consideraba viable que alguien ostentara un amor tan acérrimo hacia la comida como para tomarse las molestias de evaluar y puntuar numerosos restaurantes

—Realmente eres una comilona.

Sora suspiró ante el oleaje descarado de carcajadas de su novio. Y si bien no podía callarlo, nadie podría escucharlo burlándose de su pasión hacia la comida. Fue de esa forma hasta que llegó aquella jovencita, respirando acaloradamente; parecía necesitar un poco de tiempo para recomponerse.

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