Capítulo 14

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¡Hola mundo! Esta vez regresé mucho antes de lo esperado. Hasta yo me sorprendí. Pero creo que la musa de la inspiración no fue tan mala conmigo y me dejó escribir algo decente que pudiera publicar. Ya me darán su opinión y percepciones cuando terminen de leer. Ahora rueguen porque vuelva actualizar así de rápido.

Answer is easy

La interpretación había concluido hacía varios minutos atrás. Sin embargo, aquel par de espectadores continuaban carcajeándose escandalosamente en su cara, sin dejar de señalarlos.

—Debí suponer que saldría con algo como esto. —Miu no podría recuperar su dignidad en mucho tiempo. Sus mejillas quemaban de lo sonrojadas que estaban.

—Realmente no la hicieron —refunfuñaba Kuramochi con la cara roja de la pena—. Vaya show que montamos esta noche.

—Estuvieron muy bien. —Sora secaba las lagrimillas que se le habían escurrido por las mejillas de tanta risa—. Tienen mucha razón. Salir con ustedes es divertido.

—Si no triunfas en el béisbol podrías intentar ser bailarín —decía risueñamente Miyuki.

—Ya vayámonos de aquí...—balbucieron los humillados adolescentes.

Si pensaron que tras abandonar el karaoke podrían irse felizmente y olvidarse de todo ese caótico día, se equivocaron. Esos dos todavía tenían suficiente cuerda y ansias de cobrarse la humillación propinada.

—¿Por qué pones esa cara, Sora? Estoy segura que haber cantado por dos horas debió de abrirte el apetito. —Las dulces palabras de Miu estuvieron acompañadas de unas cuantas palmadas.

—La verdad es que no tengo apetito, por lo que yo...

Sus intentos de escape se quedarían en eso. Antes de siquiera darse la vuelta y evitar entrar a ese restaurante, se encontró con Yōichi y más material comprometedor.

—Tal vez una hamburguesa y papas fritas no caigan mal.

—El día todavía no termina, Miyuki. —Con esas palabras de consuelo el de gafas prefería que no le dijera nada.

El restaurante estaba lleno de estudiantes y universitarios que al igual que ellos habían aprovechado para salir y divertirse un poco para olvidarse de lo opresivos que podían ser los estudios.

Tomaron una mesa pegada a la ventana y esperaron con paciencia a que les trajeran sus respectivos platillos. Y cuando eso ocurrió, un mal augurio trazó su recorrido en las espaldas de Kazuya y Sora.

—Necesitarás esto. —Kuramochi había entregado amablemente un par de palillos a la mánager.

—Son míos —estipulaba Kazuya.

—Lo sé. Por eso se los he dado.

Con esa sencilla declaración el rompecabezas en sus cabezas se ensambló y obtuvieron una desagradable conclusión.

—¿No es propio de una novia el darle de comer a su pareja de vez en cuando?

—¡C-claro que no! Eso es innecesario y arcaico. —Sora por poco y rompe los palillos entre sus manos.

—Como dije antes: el día aún no termina. —Les indicaba que entre más rápido cooperaran, sería mejor para ambos.

—Ya entendí...—Dividió los palillos. Miró de soslayo al receptor y después al apetecible cerdo empanado—. Te lo advierto: más te vale que abras esa boca cuando tome esa chuleta y te la dé de comer —amenazó sutilmente tomando un trozo de la chuleta capeada.

Se preparó mentalmente para la bochornosa tarea que le fue ordenada.

Jamás le había dado de comer a alguien en la boca. Sin embargo, ahí estaba, dándole de cenar al chico que la sacaba de sus casillas; el que le sonreía con burla porque se divertía con su predicamento.

Sweet TemptationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora