Capítulo 26

236 24 106
                                        

¡Hola! Espero que hayan tenido un bonito puentecito de Todos Santos y que hayan comido tamales hasta decir basta. Y si no fue de ese modo, pues por lo menos podrán pasarla chévere con esta actualización

Coincidences

Economía doméstica: era el nombre de la materia a la que se había enfrentado desde quinto año de primaria y que todavía debía sobrellevar en preparatoria. Y si bien siempre había contado con compañeros competentes que la habían ayudado a conseguir calificaciones sobresalientes, no sabía si esa bendita fortuna la acompañaría por más tiempo.

—El día de hoy podrán elegir entre cuatro opciones. Cuando se decanten por un platillo diríjanse al centro del salón para que tomen los ingredientes que utilizarán —expresó la maestra para el alumnado—. Ya que los equipos estén listos, procedan por favor. Este platillo formará parte de su calificación final.

«No quisiera hacer esto, mas no tengo otra elección. Tendré que pedirle a Kuramochi y a Miyuki que me dejen estar dentro de su equipo».

Miró a ese par con discreción. Estaba aliviada de que únicamente fueran ellos dos porque así tendría oportunidad de integrarse a su grupo de trabajo.

«Los convenceré diciéndoles que lavaré todos los utensilios y trastos tras terminar de cocinar».

Exhaló y se encaminó hacia esos dos jugadores. Sin embargo, antes de que pudiera llegar, un obstáculo se atravesó en su camino.

«¿Eh? ¡Esperen!, ¿qué es lo que quieren estas dos? No me digan que ellas...».

Su fatídico presentimiento se convirtió en una realidad irrevocable.

«¡¿Qué?! ¡Ellas les han pedido a ambos formar parte de su equipo! Es obvio que lo hacen por Miyuki... Gracias a esto mi única oportunidad de aprobar Economía del Hogar con buena nota, se esfumó».

Sora entró en ese estado caótico conocido como pánico. Ella era la única que no tenía equipo y el reloj de la maestra empezaba a correr.

«Esto es mucho peor de lo que me imaginé... ¿Ahora qué haré? Si no hago ese tonto platillo estaré en aprietos».

—¿Otra vez te has vuelto a quedar sin equipo?

—Sí, bueno... —Iba a seguir explayándose hasta que se preguntó a quién le estaba respondiendo. Ante sus dudas se volteó hacia el dueño de aquella voz—. ¿Souh? —No se molestó en esconder su sorpresa.

—En mi equipo hay un lugar disponible por si te interesa.

Levantó su pulgar derecho y lo inclinó por arriba de su hombro derecho; justo a unos metros de donde se encontraba se hallaban dos chicos que estaban ordenando sus ingredientes metódicamente.

—Acepto.

No existía motivo en todo el universo por el cual debiera rechazar su ofrecimiento.

—Excelente. —Caminaron hasta llegar a su mesa designada—. Prepararemos ramen.

—Por mí está más que perfecto.

A este punto le daba igual si querían elaborar un platillo a base de vainas de soja hervidas. Lo importante es que tenía un equipo y, por ende, una calificación aprobatoria.

—Ya sabes que, dentro del ámbito de la cocina, no te seré en lo más mínimo de utilidad. —Lo dicho sonó como una disculpa anticipada.

—Lo sé —expresó con una sonrisa divertida—. Siempre hay cosas de las que puedes encargarte.

—Oh, ¿qué es lo que tenemos aquí?

La amplia sonrisa que se dibujó repentinamente en los labios de Kuramochi no auguraba nada bueno. Especialmente si se consideraba que esta había aparecido cuando puso atención a la mesa donde se encontraba Souh y Sora.

Sweet TemptationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora