Capítulo 63

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¡Muy buenas noches! Espero que hayan tenido una linda semana y no se estuvieran muriendo de calor como yo.  Les traje un capítulo nuevo para cerrar la semana como se debe. Pero antes de despedirme, agradecimientos especiales a JaegerjaquezCifer por sus comentarios. También muchas gracias a quienes votan. ¡Nos leemos proximamente! 

Remoteness

Desde que la vio esperándola en la entrada de los dormitorios supo que no debía permitirle el acceso. Mas sus ojos ardían con una resolución que no apagaría ni con su mejor discurso. Así, con las futuras consecuencias meciéndose dentro de su cabeza, la guio para acercarse a uno de los dos motivos que la condujeron hasta allí.

Notaba la fuerza innecesaria con la que sujetaba las dos bolsas de tela que traía. Estaba tan tensa que no requería un gran ojo observador para notarlo. Los nervios la derrumbaban; mas se negaba a escapar. Quizá su moralidad la atormentó hasta empujarla a destripar el engaño que recreó y mantuvo por tantas semanas.

Tal vez así era como obtendría su libertad.

—En media hora terminarán el entrenamiento matutino. Tendrás una media hora para hacerlo.

Ambas observaban a los chicos detrás del enmallado protector. Desde allí no serían detectadas por ningún miembro del equipo.

—Lamento hacerte venir en domingo a la escuela —susurró cabizbaja—. Pero mamá no dejaba de preguntarme si le había contado toda la verdad.

—No es como si tuviera los grandes planes para hoy —dijo tranquilamente—. Además, mira. No soy la única que no puede despegarse de Seidō.

Señaló a las otras mánager que permanecían paradas a un costado del entrenador Kataoka.

—Todos son muy entregados en este equipo. —Lucía maravillada y asombrada—. Es el mejor equipo al que pudo llegar mi hermano.

Concordaba con ella incluso cuando su reaparición la tentó a quebrantar su promesa.

—Mientras esperamos puedes comerlos. —Mostró el contenido de su bolsa, invitándola a extraer su contenido—. Ya me explicaron que no podremos realizarles ningún festejo porque estarán ocupados con el torneo. Por ello pensamos que sería buena idea que coman algo delicioso en vísperas de su cumpleaños.

Sora sacó la caja, destapándola prontamente. Lo que contenía era mucho más valioso que el oro. Eran rebanadas de milhojas.

—Tres capas de hojaldre con dos capas de crema pastelera —expresó la rubia—. Degustarlo es todo un arte: debe comerse a la temperatura adecuada.

—Ni demasiado caliente para que la crema se desparrame, ni demasiado frío para que sea suave y se sientan los aromas.

—Pasa el tiempo y algunas cosas contigo no cambian, Sora. —Sonrió cándidamente—. Aunque ahora eres mi ex cuñada.

No pudieron evitarlo. La tormenta los ahogó.

—Supe por Shiko que estás saliendo con alguien de aquí.

Iba a enterarse. Sin embargo, eso no aliviaba la culpa que la asfixiaba.

—Sí. Es cierto.

No requería ser juzgada por nadie más. Ella misma era su propio juez y verdugo. Porque por más que se dijo a sí misma que un simple gustar puede prosperar en medio de una maraña de espinas y rosas, todavía lo señalaba como una falta de respeto a los sentimientos que la unieron tanto a Tatsuhisa Souh.

¿Es que creía que esos sentimientos permanecerían en su corazón hasta que dejaran de sangrar? ¿O tenía que mutilarlos hasta que no quedara nada de ellos ni de sí misma? ¿Cómo se supone que se olvida totalmente a una persona que nunca te rompió el corazón?

Sweet TemptationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora