¡Buenas noches! Ya estoy de nuevo aquí. Lean con confianza, que es sábado nocturno de actualizaciones locas.
Glass
No era el primer chico arrogante que le obsequiaba una hojeada de superioridad condimentada con despotismo. Era, desde su perspectiva, una persona desagradable de la que prescindiría de su nombre. Tampoco era la primera ocasión en que por diferencias de opinión terminaba en desacuerdo con alguien.
La diplomacia para manejar la situación ya no era viable.
—Si piensas declararte, hazlo rápido porque tengo muchas cosas que hacer en el club de baloncesto —habló con descaro.
¿Qué lo hacía creer que lo había citado atrás de los salones para hablarle sobre amor?
—Eres más subnormal de lo que ya creía que eras. Aunque lo peor es tu nivel de desfachatez.
Nunca creyó que la mirada de una mujer pudiera serenarse hasta el punto de provocarle miedo.
—No sé de qué me estás hablando, maldita loca. —Retrocedió dos pasos, movido por la ansiedad que lo hacía temer y sudar.
—A las basuras como tú no se les debería tener ninguna consideración. No obstante, tengo que ayudarte a recordar para que no vuelvas a hacerlo. —Avanzó y él nuevamente se hizo para atrás—. Los de tu tipo siempre son tan patéticos y cobardes.
Sus últimos insultos impactaron contra su dignidad y ego masculino. Era un ataque directo contra su persona, contra lo que era. No podía quedarse cruzado de brazos y dejar que continuara humillándolo. Tenía que callarla por el método que fuera.
—Será mejor que guardes silencio como una buena chica. O te cerraré la boca y estarás lloriqueando.
La distancia que los separaba se extinguió. Él tenía sus ojos puestos en ella mientras sus manos sujetaban con brusquedad sus antebrazos con la intención de lastimarla y dejar en su piel escandalosas marcas de maltrato.
—Cretino.
Su atacante no respondió. Le dolía lo suficiente el pie izquierdo como para expresar algo más allá de quejidos de dolor. Y aunque buscara reincorporarse para cobrarse aquel pisotón, la vida le advertía que desistiera de aquella idea.
—Allí está tu segundo error.
El suelo lo acogió cuando aquel puñetazo se estrelló veloz y certeramente en medio de su rostro, justo donde estaba su nariz. La dolencia que sacudió cada uno de sus nervios se ubicó en su cara, en esa zona tan cartilaginosa; algo posiblemente se había roto porque la sangre comenzó a fluir.
—¡Maldita seas! ¡Maldita salvaje! ¡Me has rotó la nariz! ¡Voy a acusarte y haré que te expulsen! —aullaba colérico desde el suelo, desde esa posición que era la más segura para él.
—Para empezar, tendrías que explicar por qué motivo estás aquí, atrás de los dormitorios de las chicas en horario no escolar.
¿Había sido demasiado estúpido o su vanidad por recibir una declaración amorosa lo cegó tanto como para que no se diera cuenta de que infringió un par de normas al dejarse llevar?
—Otros chicos han intentado anteriormente colarse por los dormitorios para espiar a las chicas. No sería extraño que «hubiera otro más».
Nada había sido casualidad. Ella lo había planeado todo meticulosamente hasta el punto en que él era el malo del cuento y ella la persona que había detectado sus asquerosas intenciones. Ella actuó en legítima defensa del honor y pudor de sus compañeras de escuela.
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Sweet Temptation
FanficÉl representaba en más de un sentido a los demonios que inútilmente había intentado sumir en lo más profundo de su pasado. Ella no era más que una extraña que le desconcertaba y le hacía percatarse de que incluso el lobo más solitario puede disfruta...