Capítulo 51

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¡Buenas tardes! Espero no estén viviendo un infierno terrenal como lo experimento yo en mi rancho. Y si es así, tomen mucha agua y un suerito oral mientras leen la actualización.

Conciliation

Miró la hora en su celular y se cuestionó si realmente valía la pena ser tan aprehensiva con el tema de Miyuki y sus bromas. Entonces recordó su carcajada y esa sonrisa descarada que se asomaba siempre que veía cumplida su maliciosa treta. Y de ese modo, toda estela de sueño desapareció.

Sus vestimentas debían ser cómodas y prácticas para el trabajo de campo. Y mientras trenzaba su cabello sonreía con satisfacción. Ese día no iba a ser el hazmerreír de su novio.

Descendió en silencio. No quería despertar a nadie de la casa. No obstante, había alguien que se había levantado aún más temprano que ella.

—¿Miyuki-san?

—Oh, eres tú, Sora-chan. ¿No has podido dormir bien? —Miró los ropajes y dedujo sus intenciones—. Escuché lo que mi nieto te hizo ayer.

—Hoy será diferente.

—Beber un buen café te dará energía para todo el día.

Un café sin azúcar y bien cargado era todo lo que necesitaba para obtener ese impulso extra que le faltaba. También agradecía los consejos que el anciano le entregó para facilitarse las tareas.

Aprendió que aquella gallina que se le fue encima requiere de una cantidad bondadosa de maíz para retirarse del nido y poder así, recoger el preciado huevo sin ser castigado por ella.

Ordeñar requirió más tiempo y paciencia. Pero sin la presencia de Kazuya se sintió más relajada y pudo obtener dos cubos llenos de tibia leche.

La cerda que había arruinado su vestuario de ayer comía pacíficamente de su trasto.

—Pequeño mentiroso. Mira que difamar a Yoshi diciendo que era sucia y llevaba su comida hasta el lodazal. —Mordió su manzana mientras le entregaba otra a la cerda—. Únicamente queda la madera y habré acabado.

Acomodó el primer tronco después de colocarse los guantes y los goggles.

—Ayer después de muchos intentos pude hacerlo. Solamente tengo que repetir lo que hice.

—Madrugar te afectó lo suficiente como para hablarle a un tronco.

Sora apretó los dientes al escuchar a Miyuki a sus espaldas. ¿Qué hacía ahí? ¿Por qué no continuaba dormido?

—Y tú ya tienes tan dañado tu reloj interno que ni en vacaciones puedes dormir por más tiempo.

—Y bien, ¿qué has estado haciendo? —preguntaba como si no supiera la obvia verdad.

—Liberando mi estrés. El que tú me provocas.

La réplica de Kazuya murió presurosamente cuando vio la leña partida en dos por el tajo tan brusco que esa chica realizó.

Estaba sorprendido por la velocidad con la que desquebrajaba la madera. Y estaba aterrado por la fuerza innecesaria que usaba para hacerlo.

—No deberías provocar a tu novia —susurraba su abuela.

—Porque ya sabe cómo usar un hacha. —Remataba el abuelo.

Ese par de ancianos fueron a buscar a Sora y encontraron a su nieto en el proceso. Agradecieron haber sido testigos de aquel divertido momento.

—Sora-chan, el desayuno está listo. Ven a comer algo.

—Debes estar hambrienta después de todo lo que hiciste.

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