Capítulo 28

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¡Buenas! Sí, sé que muchas han de estar asustadas de que ande actualizando tan seguido este fic. Créanme, yo también tengo miedo. Pero mientras haya inspiración y tiempo, hay que darle duro, porque escribo en muchos fandoms.

Message

Sorpresa. La primera emoción que la abordó al abandonar la protección de su hogar y encontrarse con aquel confiado corredor. Él parecía estarse riendo en silencio de su reacción.

—Esa es la cara de alguien que no creía en que cumpliría con mi palabra. —Kuramochi la atrapó. Y su victoria trajo consigo el silencio de la joven—. Será mejor que te muevas o no cumpliremos la meta.

—Me has impresionado. —Se aproximó hasta él—. No volveré a decir que eres poco confiable.

—Ey, ¿cómo demonios debo interpretar eso? —Era demasiado temprano para sulfurarse, pero ella ya lo había conseguido.

—Como que eres un hombre de palabra. Ya no eres el yanqui de tus años mozos de secundaria.

Llevó sus manos hasta sus hombros y le dio suaves y rápidas palmadas. ¿Así lo felicitaba?

—Síguele así y me largaré de aquí. —Una amenaza que estaba dispuesto a cumplir.

—Sabes que estoy bromeando. —Se disculpó. Lo veía directamente a los ojos, como si con ello quisiera mostrarle que estaba siendo sincera—. Oye, correrás como el resto de la gente normal, ¿verdad?

—Correremos a mi ritmo.

—¡Estás loco! —exclamó con sobresalto—. Kuramochi, ¡eres el más veloz de todo Seidō! No existe manera de que alguien como yo pueda correr a tu nivel.

—Tendrás que esforzarte.

Sora estaba muy segura que el esfuerzo no sería suficiente para lograr lo que ese guepardo humano deseaba.

—Piensa en ese peso extra que tienes y entonces todo será más fácil.

—Kuramochi, la vida no funciona de esa manera —suspiró, intentando obtener toda la fuerza de voluntad necesaria para realizar aquel ejercicio matutino.

Claramente sabía que salir a trotar en compañía del más rápido de todo el equipo de béisbol era una especie de suicidio que más pronto que tarde la orillaría a renunciar y buscar otro método menos demandante para cuidar su peso. No obstante, pese a lo rudo que podía llegar a ser Yōichi, había tenido la delicadeza de bajar su velocidad para que ella no sufriera demasiado. Incluso le había dado algunos consejos para no salir lesionada.

Era bueno enseñando y poseía la suficiente paciencia como para lidiar con ella.

—¿Seguro que tendrás energía para el entrenamiento de la mañana?

Habían terminado. Y sentados en el escalón inferior de la escalinata que conducía al interior de su domicilio, se hidrataban.

—Por supuesto que sí —aseguró—. Esto fue como un juego de niños para mí.

—Gracias por bajar tu ritmo. Estoy segura de que hubiera claudicado en algún punto del camino si te ponías a correr como lo haces en los partidos.

Él no estaba esperando a que le agradeciera. Le fue inevitable no sentirse plenamente desconcertado.

—Aun así, tienes resistencia y soportaste bastante bien. —Adjetivos tan positivos no solían salir muy seguido de su boca. Ella optó por escuchar atentamente—. Si consideramos a lo que te dedicabas, resulta normal que correr no sea lo tuyo. Además...

—¿Además?

—También tienes otro obstáculo por el cual te resultará algo impráctico el correr.

Sweet TemptationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora