Ahora: Seis.

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—Suelta sus brazos —él dice en la tercera noche, su voz ronca y sin aliento. Los ojos del príncipe están clavados en la piel desnuda de mis pechos.

Después de dudar, el mayordomo los deja ir, pero los mantengo donde están: encima de mi cabeza, una mano agarrada a la otra muñeca. Los fuertes y suaves dedos del príncipe encuentran mis caderas a medida que se pone de rodillas en medio de mis muslos, deslizándose completamente. Saliendo completamente.

No sé qué hacer con mis brazos una vez que están libres. El mayordomo parece similarmente perdido en cuanto a su ocupación. Él se asoma por un instante antes de retirarse a la esquina oscura.

El delicado algodón de la ropa de dormir del príncipe se dibuja a través de mi vientre y mis pechos mientras él se inclina encima de mí, empujando y balanceándose y empujándose y balanceándose.

Es diferente esta noche. Una vez que él está dentro de mí, se queda allí en vez de terminar inmediatamente. Rígido y lleno, moviéndose como si disfrutara de ello.

— ¿Todo bien? —él susurra tan bajo que creo que solo puede ser una obra de mi imaginación.

Cierro los ojos y recuerdo la hierba, y los dragones, y el chico que comía bayas hechas de oro.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora