Ahora: Sesenta y Cuatro.

8K 441 53
                                    

Cierro mis ojos, presionando una mano en mi rostro. Solo el pensamiento de María ahorita hace que mis adentros se enfurezcan. —No sabes lo que estás pidiendo de mí, de ir de lo que acabamos de hacer, a hablar de ella.

La mano de Harry lentamente se desliza lejos de mi pecho mientras ruedo hacia mi otro lado, pero él sigue con su cuerpo, escabulléndose en mi espalda, engatusándome.

—Sé que el tiempo es incorrecto —él dice, besando mi hombro. —Pero me siento...—Él busca la palabra correcta. —Me siento preparado. Nosotros —tú y yo— estamos en un lugar donde podemos enfrentar algunas de estas cosas ahora. Antes, me sentía tan abrumado, tan aislado. Pero no lo estoy. Te tengo a ti.

Cierro mis ojos, luchando para no sentirme resentida.

Ruedo para mirarlo al rostro de nuevo, besando su suave boca. —Me tienes. Siempre me tendrás. —Estudio sus ojos, buscando alguna señal de miedo o duda en ellos. —Pero la historia es... no es tan fácil a como tú crees.

Su boca viene a mi cuello. —Estoy seguro de que tienes razón. Pero quiero regresar a mi hogar. Quiero llevarte conmigo. No podemos hacer eso hasta que sepa todo lo que nos enfrentamos allí.

Tiene razón. No podemos quedarnos en la fantasía de este cobertizo por el resto de nuestras vidas, sin importar cuanto lo desee.

Me siento, cruzando mis piernas y mirando a través del cuarto hacia donde nuestra bebé duerme sonoramente en la cuna. —No sé dónde comenzar. —Admito.

Te casaste con una mujer que no te gustaba.
Ella te atrapó con tu amante.
Ella te traicionó.
Su padre nos traicionó a todos nosotros.
Ella es la responsable de la muerte de tu padre.
Ella me encarceló, y robó nuestra hija.

Es demasiado. ¿Cómo le puedo decir todo esto mientras estamos aquí, desnudos en nuestra cama?

— ¿Dime acerca de ella?

Asiento, agradecida de que me haya impulsado de esta manera; es lo suficientemente fácil empezar allí. —Ella era una princesa de España, la menor, con cuatro hermanos mayores.

—Su padre es el rey, nuestro aliado, ¿correcto?

Asiento, pero esta historia se me ha escapado demasiado rápido. —Nosotros lo creímos un aliado. Tú descubriste durante la guerra que él había estado dando dinero a los rebeldes.

Harry se aquieta a la par de mí. — ¿Por qué él haría eso? Su hija ya es la reina de nuestro país. Él tiene acceso a todo lo que posiblemente quiera.

Niego con mi cabeza. —No lo sé. ¿Quizás para remover tu familia e incrementar su influencia?

Él permite esto con una pequeña inclinación de su cabeza. —Los problemas con España son más grandes que una escaramuza con unos cuantos rebeldes. Esto me preocupa.

—Lo sé. Ese es probablemente el más grande problema que necesitas enfrentar cuando regreses.

Él asiente lentamente mientras considera esto. Y luego cierra sus ojos, apretándolos fuerte. —Sí. Sé quien era ella. —Él presiona sus manos en sus ojos, luchando. —La conocí.

—Sí. Pasaste un año en España cuando eras joven. La conociste en ese entonces.

—Delgada —dice—. De huesos pequeños. Ni bonita ni plana.

—Sí. —Le digo, mirándolo mientras lucha para recuperar la memoria. — ¿Recuerdas su nombre?

Él se sienta, meciéndose un poco. —Está justo allí... Puedo ver su rostro...—Él abre sus ojos, mirándome por ayuda.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora