Ahora: Veintiuno.

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La noche cae y yo me debato, peleando conmigo misma, presionando las palmas de mis manos contra mis ojos.

Después de su temperamento esta tarde, no quiero ir a él. Pero no estoy segura de que pueda permanecer lejos.

Con un cuchillo en mi estómago y necesidad en mi corazón, regreso, pero más tarde de lo usual, solamente cuando la noche es una pesada cortina oscura encima de los terrenos del castillo.

En sus puertas, me detengo, escuchando voces procedentes del interior.

— ¿Dónde está ella? ¡Ve a buscarla! —el príncipe ruge.

—No lo haré. Ella no estaba destinada a convertirse es una amante.

Cierro mis ojos, presionando mi espalda a la fría piedra del pasillo.

—Bueno, lo es ahora. —El príncipe habla con la honestidad de la realeza.

—Nunca debió haber sido ella —el mayordomo dice, su voz volviéndose más calmada y me lo imagino caminando por el caro piso de la alcoba. —Debió haber sido otra. Cualquier otra. Tu cuerpo solamente necesitaba aprender el de una mujer.

la trajiste aquí, Douglas. Tú sabías que ella podía hacer la que las otras no pudieron.

—Pero quizás ahora que has estado con Cathryn, ahora otra podrá hacerlo.

— ¿Estás celoso? —El príncipe pregunta, su voz mezclada con amenaza—. Eso es, ¿no?

—Por favor no confunda mi preocupación con alguna confidencia que he compartido con usted.

—No quiero ninguna de tus chicas en mi cama —el príncipe escupe, su voz crece en indignación. —No lo discutiré más.

Algo dentro de mí, una hoja afilada, se derrite ante esto.

Y otra pieza se afila ante la mención de otra mujer calentando su cama, abriendo sus muslos para él.

—Mi Señor —el mayordomo empieza. —Su padre no hubiera querido que esto contin-

—Déjame, Douglas.

Después de una larga pausa, las grandes puertas gruñen mientras se abren, dejando escapar una ráfaga de aire caliente de la chimenea encendida dentro.

Douglas camina directamente hacia mí, mirándome como si fuera un perro mendigando migajas en la puerta de la cocina.

Mi vida estaba bien antes de esto. Adecuada. Conocida. La taberna, mi madre y Da, Mary y el futuro de Liam. Mis amigos, la familia de sirvientes en el castillo.

Amaba al príncipe desde lejos. No podía ser de otra manera.

Él me cambio y no puedo negar que le daría mi inocencia a él en cada vida que pudiera, y que él me ha arruinado para siempre con cada prueba de su toque. Nunca más seré la misma.

Pero donde el príncipe ha aprendido a tocarme con ternura, Sir Douglas me ha arrastrado aquí, tirándome a la cama como un animal.

Él quería que fuera un trozo de carne. Él me trajo a este cuarto para ser algo que profanar, algo en qué practicar. Douglas simplemente me quería para entrenar al príncipe acerca de cómo usar su eje, para prepararlo para la futura reina.

Lo odio.

Da un paso más cerca, huele a carne cocida y vino, y agarra mi brazo, tirándome hacia él. Con una cara de desprecio, él mete mi mano debajo de mi falda, tocando dentro de mis bragas limpias, largas uñas clavándose en mi piel recién lavada, y pone sus labios justo contra mi oído. Su lengua se desliza, lamiendo a lo largo del lóbulo de mi oreja.

Siento náuseas, intentando no gritar, empujándolo.

—No lo consientas con tu lujuria —él susurra. —Su hambre por ti es efímera. No le muestres el cruel y pecaminoso placer. No dejes que haga todo lo que te pide. Lo he visto. Te vi suavizarte debajo de él, humedeciéndote hasta suplicar como una puta.

Aparto mi cabeza de un tirón, empujando sus brazos mientras lágrimas calientes perforan mis ojos.

—Si necesitas un acelerador, un celo adecuado, o una polla profunda en tu coño, ven a mí. Su futura esposa será una dama, y una dama no lo disfrutará de la manera que tú lo haces. No dejes que espere por una puta como tu cuando se case. —Retirándose añade: —Y si tu dejas que se enamore de ti, si lo arruinas para este reino, yo te mataré.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora