Ahora: Cuatro.

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Los rumores circulan por el castillo como el frío que se filtra constantemente. Ellos dicen que el príncipe ha permanecido puro. Que él esperará para tomar una mujer hasta que esté casado.

Ambos cumplimos dieciocho una semana antes de que Sir Douglas me arrastrara al cuarto del príncipe. El príncipe es mayor de edad; se casará pronto.

Claramente no quiso esperar hasta que estuviera casado.

Recibo el nublado día de nuevo en mi catre. Estoy menos dolorida en la mañana, pero no menos aturdida.

Con medios litros de más en la taberna ese crepúsculo, y en las pequeñas y húmedas esquinas de nuestros cuartos, los inconscientes hombres proclaman que es imprudente para el príncipe el entrar inocente en un matrimonio. Él debe saber el toque de una mujer, decían. Él debería hacerlo y acabar con ello de una sola vez.

Las mujeres lo encuentran romántico. Él debe esperar, decían. Él debe aprender a cómo ser un hombre con la mujer que lo hará así.

Verás, lo discutimos porque nos importa. Y porque nuestras vidas son pequeñas.

Lo discutimos porque de cualquier manera en la que queremos creer, él es nuestro.

A lo largo de todo, mantengo mis labios cerrados mientras observo mi cerveza.

~~

Duele menos la segunda noche que él me toma, pero el príncipe todavía no mira mi rostro.

¿Sabe él siquiera que es a mí a quien reclama?

No me importa que mis brazos estén sujetos al enorme cabecero, no me importa que el mayordomo esté en el cuarto con nosotros durante el acto más íntimo de la vida, aunque me evite con su mirada. Pero no me atrevo a quejarme y arriesgarme a que me golpeen, o peor.

Ellos no necesitan retenerme. No voy a luchar. Debo luchar, por supuesto. O rogarle al príncipe que no me arruine de esta manera. Pero ya no puedo odiar más la sensación de mi amigo -mi futuro soberano- sobre mí, de que podría haberle puesto un cuchillo en su garganta.

En vez de eso, miro su rostro a medida que sube hacia mí: sus ojos cerrados con fuerza, su boca en una rígida línea de miseria.

En esta segunda noche, él coloca una mano cuidadosa en mi cadera mientras se mueve hacia adelante y atrás, determinado a trabajar su cuerpo en el mío.

Una pulgada a la vez. Más profundo. Más profundo.

Su mano es lo suficientemente grande como para agarrar la mitad de mi cintura. Su palma es cálida y suave, sus dedos temblorosos. Es la primera vez que siento su tacto en todos mis años; está haciendo exactamente lo que siempre soñé que haría, pero no es para nada como ese sueño.

Él pausa una vez que está completamente asentado dentro, mirando hacia abajo en la oscuridad donde descansa en medio de mis piernas abiertas. Él mismo se observa dentro de mí, boquiabierto.

Dentro, se mueve con más fuerza, crece más grueso.

Y luego sus ojos se cierran y encuentra placer solo un momento después.

¿Cuál es mi nombre? Quiero preguntar.

Pero no lo hago. Miro su rostro mientras el placer parpadea a través del relieve en su frente, un temblor en su mandíbula, una profunda exhalación, y luego la realidad lo golpea y se desliza fuera de mí, rodando sobre su espalda.

Con un movimiento de su mano, él me envía fuera.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora