Ahora: Quince.

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Me encierro en el cobertizo de la taberna, la luz del día llegando a su fin.

Todo el día, mi respiración ha sido corta, ahogada por algún lugar en lo alto de mi garganta. Él ha estado fuera doce noches.

Lo extraño de una manera apretada, sin aliento. Estoy ansiosa. Estoy nerviosa. Me pregunto si eso fue todo. Si eso es todo lo que alguna vez conseguiré y que nunca entenderé.

Por qué yo. Por qué ahora. Por qué él lo hizo de la manera en que lo hizo.

El número de cosas que aún quiero se derramarían de mis manos ahuecadas; podrían llenar un cañón.

Quiero ver su pecho desnudo.

Quiero sentir su boca en mis pechos de nuevo, lamiendo las puntas, mordiendo.

Quiero el sonido de su exhalación de alivio cuando encuentra placer en mí.

Quiero sus ojos en los míos, sus labios justo en contra de los míos: cerrados, para luego abrirlos juntos.

Duele en medio de mis piernas.

Cierro mis ojos, levanto mis faldas y toco debajo de mi ropa interior.

Estoy resbaladiza e hinchada, sintiéndome pesada de la misma manera que cuando él entraba en mi tan fácilmente.

Solamente quiero tocar, sentir lo que él sentiría si alguna vez llega a poner sus dedos dentro de mí, pero un toque lleva a otro y cada uno se convierte en una caricia y finalmente estoy balanceándome sobre mi mano, superándome una sensación tan enorme que se siente como el nacimiento y la muerte en una sucesión inmediata.

Su rostro permanece en mis pensamientos toda la noche y apenas puedo dormir.

Cuando él regrese, estará comprometido a otra.

La vida seguirá. Me casaré. La vida seguirá.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora