Ahora: Cuarenta y Nueve.

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Somos abrazadas por mi Madre y Da, quien es misericordiosamente incapaz de pelear con una aplastada, pata de palo. Mary y yo nos apoyamos una contra otra, sosteniéndonos una a la otra mientras la entera aldea de mujeres, niños y viejos u hombres cojos caminan penosamente fingiendo seguir con nuestras vidas a como es.

Es extraño cuán silencioso se ha vuelto. Se siente más grande que solamente la pérdida de cientos de cuerpos; parece como si el zumbido de sus almas que una vez llenaron el aire, y eso, también, se ha ido.

Recogeremos nuestras cosas esta tarde. Nos mudaremos a casa de nuevo con nuestros padres; ni Mary ni yo disfrutamos dormir solas.

Nuestra casa está a la orilla de la aldea, pero los susurros empiezan muchas yardas antes, lentamente creciendo tan frenéticos que estoy buscando por la fuente de pánico mucho antes de que nuestra casa esté siquiera a la vista.

Pero cuando lo está, caigo al suelo, llevando una mano encima de mi boca mientras dejo salir un sollozo agudo. Todavía estoy tambaleando de ver a Harry desaparecer en la niebla y polvo. Mi corazón no puede procesar lo que me está pasando ahorita.

María, con sus cinco guardias de España.
Detrás de ellos, Douglas está de pie, con ojos apretados.

¿Por qué él se quedó atrás? Él se mira dolorido, y en un instante sé que Harry ha dejado a Douglas detrás bajo el pretexto de proteger a María, pero realmente es para mantener un ojo en ella, para protegerme. En mi corazón, sé que esto es verdad.

Pero cuando María hace un gesto con el movimiento de su muñeca para que él se pare a su lado, mi corazón cae. Harry no sabía lo que yo puedo ver claramente ahora en sus rostros: el amante que María tomó, al cual Harry le importó muy poco investigar, era su propio mayordomo.

Mi familia ha empezado a inclinarse, pero viéndome en el piso, aterrorizada, poco a poco se elevan. Solamente Mary mira fríamente hacia adelante.

—¿De qué se trata esto? —Da pregunta bruscamente.

—Estamos aquí por la chica —Douglas dice, su voz plana como piedra.

Ellos han venido por mí, y nadie está aquí para detenerla. Ni siquiera el asesor de confianza de Harry.
Después de todo, María es reina.

Dos de ellos me toman por mis brazos, arrastrando mis rodillas en la tierra mientras ellos pisan fuerte hacia el castillo.

Madre, Da y Mary se vuelven histéricos, persiguiéndonos y gritándoles hasta que dos guardias hábilmente los golpean hacia atrás con puños y un siseo: —Su hija es una traidora a la Reina.

~~

Soy llevada por unas escaleras que nunca he visto antes pero que, en vez de doblar a los cuartos lujosos, estas llevan hacia abajo. Abajo al lugar donde no hay ventanas y no hay puertas.

Pero al menos estoy sola en mi celda.

No hay cama, no hay manta. Nada excepto yo y cuatro paredes de piedra que son frías al tacto; el piso sucio todavía congelado del invierno que acaba de pasar afuera.

Cuando la nieve se derrita.

Por instinto, coloco mis manos en mi estómago, mirando a los ojos al guardia que me ha encerrado detrás de las barras de hierro. —¿Qué será de mí?

—Lo siento —él dice en silencio, furtivamente. —Te traeré un trozo de pan.

Volteándose, él se va, y toma su linterna con él.

Soy dejada sola en la oscuridad.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora