Ahora: Sesenta y Uno.

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—Tendrás que dejarte que te afeite esa barba, —digo la siguiente mañana, tendiéndole un recipiente con granos y leche.

Mientras lo toma, sostengo su mirada, sonriéndole a manera de disculpa.

Quiero cortar a través de la tensión de la noche anterior. Apenas dormí, preocupándome de que hubiera arruinado lo que se estaba reconstruyendo lentamente entre nosotros. Quiero que él siga empujando, y empujando, y empujando hacia la verdad. Si él está listo para saber lo que hay entre nosotros, le diré.

Harry me da una expresión herida juguetona. —Y aquí creo que te ha comenzado a gustar.

—Ni siquiera creo que te debe de haber comenzado a gustar a ti.

Él ríe, sacudiendo su cabeza mientras comienza a cavar en su desayuno. La mañana se filtra a través de las grietas debajo de la puerta, las orillas de las cortinas. Señala su presencia por el fino y limpio frio en el aire.

Tragando un bocado, Harry levanta la mirada, mirándome a los ojos de nuevo. Puedo ver su alivio de que hemos retomado la manera juguetona entre nosotros. Él me pregunta bromeando: —Y, recuérdame, ya que parece que lo he olvidado: ¿tu opinión importa?

Sin molestarse a levantar la vista de su libro, James murmura desde en frente de la mesa: —Importa más que la de la mayoría.

Los ojos de Harry se abren como platos mientras me mira. — ¿Es así?

— ¿Te lo cuestionas? —le digo con indignación fingida.

Él me sonríe, con hoyuelos y todo. —No. En lo más mínimo.

~~

James enrolla a Anne, y ella agita sus brazos con emoción; es su tiempo favorito del día, cuando todavía está fresco y soleado, y ella puede ver todos los pájaros en los árboles mientras James camina por el bosque.

Harry envuelve un poco de pan, queso y fruta en un paño, colocándolos en la puerta para un día de forrajeo y caza.

Una vez que se han ido, lo miro a través de la habitación, y pretende esconder su barba detrás de sus manos.

—Vamos, — digo, inclinando mi cabeza con una sonrisa. —Es hora.

Harry arrastra sus pies detrás de mí hacia el cobertizo, donde tengo la pretina que usé para afilar la cuchilla de James, un recipiente de agua tibia y un cepillo de cerdas con jabón.

Ir allí sola más temprano para barrer, limpiar la ropa de cama, y dejar entrar algo de aire fue casi doloroso.

Pero cuando Harry me sigue, mirando alrededor de lo que solía ser nuestro santuario privado, toda mi tristeza se va lejos. Sus anchos hombros llenan el espacio, su calidez lo trae a la vida-

— ¿Por qué no te has quedado aquí en vez de quedarte en el sofá? —pregunta. —De seguro la cama de plumas es más cómoda.

No puedo pensar en cómo responderle a eso. —Es complicado, —le digo.

—Ah, —él dice con una pequeña sonrisa. Mirando alrededor, él me dice, —Siento como que si he estado aquí antes.

Y ahora, mi necesidad por él es como un latigazo a través de mi piel. —Lo has hecho.

— ¿De verdad? —Él mira a la cama, lentamente levantándome sus cejas. — ¿Estuvo eso siempre allí

Sentándose, señalo el taburete delante de mí. —Siéntate.

Harry se sienta, apretando sus manos en medio de sus rodillas.

— ¿Todo listo, entonces? —él dice con un poco de miedo mientras mira la cuchilla recta. — ¿Has hecho esto antes? Puedo cuidar mi propia barba.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora