Ahora: Treinta y Uno.

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Tocando la puerta solamente una vez con mi puño, me sobresalto cuando se abre, y me encuentro con un alto, musculoso hombre usando una túnica color marrón encima de pantalones rugosos.

Sus ojos buscan los míos antes de que el reconocimiento aparece. — ¿Cathryn?

Por instinto, hago una profunda reverencia. —Mi Señor.

Lleva su mano alrededor de mi codo, enderezándome. —Aw, ya, palomita. —Riendo, él ahueca mi mejilla, con una enorme sonrisa. —No soy de la realeza. Entra. He esperado todos estos años para conocerte. —Mirando detrás de mí, él pregunta — ¿Sin Harry?

—Tenía que prepararse para el festival.

James hace una cara que me dice que encuentra esto tan raro como yo, y me pregunto brevemente si Harry está preocupado por la reacción de James a las noticias de nuestro hijo. Pero si lo está, ¿por qué me dejaría aquí sola para hacerle frente?

La cabaña es más grande de lo que parece desde afuera, construida a la par de una colina. Un amplio salón se admira desde la entrada, lleno con muebles de felpa y hermosas alfombras tejidas a mano. Una pequeña cocina es visible hacia la parte posterior. Un pasillo oscuro lleva a donde imagino que encontraría los dormitorios.

Finalizo el circuito visual del cuarto y miro atrás hacia su rostro. Él ha pasado este tiempo estudiándome, y su sonrisa parece haberse suavizado, aumentada con cariño. —Bueno, entonces, soy James.

Su innecesaria introducción se hace más dulce por un familiar brillo en sus ojos.

—Hola, James.

Él me da una pequeña y formal reverencia, y luego se inclina, besando mi mejilla.

—Antes que nada, comencemos por el principio. —James se mueve a la estufa de leña, poniendo una tetera de hierro encima. — ¿Té?

—Por favor, mi Señor.

Su risa es ronca y él sacude su cabeza, murmurando. —Tendré que romperte esa costumbre.

—Lo siento —digo, moviéndome en la habitación y viendo alrededor sin poder hacer nada. La sensación surrealista me golpea rápidamente, y me mareo. —Estoy un poco perdida acerca de cómo comportarme aquí.

Él ni siquiera sabe porque he venido.

¿Me echaría?

¿Se enojaría, pensando que lo he hecho para atrapar al príncipe?

—Bueno, ¿podrías decirme a qué debo el honor de tu visita? —Él me mira por encima de su hombro, añadiendo con el ceño fruncido —Aunque debo admitir que esperaba que Harry te trajera la primera vez que nos conociéramos.

—Sospecho que él no planeó que yo lo visitara hoy, tampoco.

— ¿Ah? —él pregunta, agachándose para avivar el fuego.

Mi piel se calienta desde mi pecho hasta mis mejillas.

—Él me dejó a tu entrada, pero tuvo que regresar —balbuceo. —Mira, él apenas acaba de escucharlo y ambos estamos un tanto... sorprendidos. Él quería que tú echaras un vistazo...

James se gira hacia mí, cejas juntándose y luego en mí continuo silencio, su expresión se aclara, ojos brillando. —Ah.

—Correcto —murmuro.

—Estás embarazada.

—Sí, señor. Él no quería que viera a la partera sin primero hablarle a usted.

Mi corazón se cae en mi pecho: nunca hubiera esperado la sonrisa que toma la cara de James. Y nunca hubiera esperado que él se pareciera tanto a mi príncipe cuando esa sonrisa aparece: con hoyuelos y cálida.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora