En algún punto, debo de haberme quedado dormida.
Sé que pelee contra el sueño por horas, escuchando atentamente por el sonido del ejército regresando rápidamente, por el sonido de pies golpeando los escalones de piedra que conducen a las prisiones. Escucho por la voz de Douglas, rogándole perdón. Escucho por James. Pero, cuando estoy tan cansada imagino estrellas y una cascada de lluvia encima de las paredes de piedra, escucho a Harry.
Lo escucho venir por mí: su voz un gruñido, lentamente convirtiéndose en un rugido.
Lo veo correr por las escaleras, con la espada en una mano, golpeando las barras de hierro con su puño.
Él me levanta, aplastando mi cuerpo contra el suyo, y jurando por la vida de nuestro hijo que María morirá.
Cuando él dice esto, me da un brusco espasmo estomacal.
Me despierto sobresaltada y en posición vertical por la fuerza del dolor, sacada de mi sueño a la oscura quietud.
Agarrando mi estómago, me empujo para pararme, sintiendo mi camino a lo largo de la pared a las barras, pero soy doblada por la intensidad mientras otra ola me baña.
Mi grito quema mi garganta.
—¡Por favor! —Grito hacia el pasillo vacío. —¡Mi hijo viene!
El dolor es un extraño para todos nosotros.
Lo sentimos y luego: lo olvidamos.
O, escuchamos a los otros perdidos en el —los gritos, el ruego, los rotos y silenciosos gemidos— pero no podemos comprenderlo. El dolor es una niebla, es un mito.
Me gusta pensar que lo olvidamos para no volvernos locos.
Puedo recordar las caricias de los dedos de Harry por mi esternón. Puedo recordar el susurro de su risa contra mi cuello. Puedo recordar los espasmos de su espalda debajo de mis manos cuando él llegaba a la cima dentro de mí.
Pero luego de cada ola de dolor, inmediatamente olvido cuán horrible será cuando regrese.
Y cada vez, me baña de nuevo y se lleva con ella un poco de mi cordura.
Pienso,
Tal vez estoy lista.
Tal vez mi niño está en mis brazos ahora.
Tal vez nunca hubo un niño.
Talvez nunca hubo un príncipe.Él debería estar aquí. Le destrozará no estarlo.
Pero entonces, si él estuviera aquí, yo no estaría aquí. No estaría en una celda, en el piso sucio, quitándome mi vestido con el pensamiento coherente definitivo de que necesito vivir en este vestido hasta que me muera aquí. No quiero que se ensucie.
~~
Quizá, porque me he vuelto loca, imagino el grito en la parte superior de las escaleras, el áspero arrastre de delicados pies en los pisos sucios. Metal golpea contra metal mientras mi celda es abierta, y Catroina es permitida dentro.
Quizá, porque me he vuelto loca, imagino su callado —Shh, cariño —mientras ella cae a la par mía y coloca mi cabeza en su regazo. Pero cuando ella toca mi rostro, y lo siento, recuerdo la caricia de los dedos de Harry por mi esternón.
—Estoy aquí —ella me asegura. —Estoy aquí.
Esta es una pequeña misericordia.
Es algo, pero no es suficiente. Todavía requiero la cabeza de María en una bandeja.
Catroina tiene un paño húmedo, ella tiene hierbas. Ella tiene un palo para que lo muerda.
Y, no lo sé. ¿Qué podemos recordar del dolor?
Caigo hacia atrás riendo.
Todavía puedo recordar la caricia de los dedos de Harry por mi esternón. Durante horas y horas, lucho para recordar la caricia de los dedos de Harry por mi esternón.
Mi cuerpo entero se dobla, torciéndose. Puedo sentir a mi hijo; me está partiendo en dos.
Una pequeñísima parte de mi mente espera que María pueda oír mis gritos. Ellos son poderosos, son fuertes, Ella se ha cruzado con la mujer incorrecta, de la realeza o no.
El mayor alivio que jamás he conocido: cuando mi cuerpo se rompe y mi hijo se desliza fuera de mí.
Pero estaba equivocada acerca del dolor.
El mayor dolor que jamás he conocido no es del tipo que pueda olvidar: viene cuando Catroina solloza, disculpándose fervientemente mientras ella envuelve mi bebé y lo toma antes de que pueda ver sus ojos verdes, su boca rosada, su piel suave.
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No Fury (Español)
FanfictionEl príncipe nació en el cuarto lujoso de su madre tres días antes de que yo irrumpiera en el piso sucio de la taberna. Él es de la realeza... ella no. Pero la amistad secreta que comenzó en la niñez se convirtió en algo más profundo... y más peligr...