Ahora: Treinta.

9K 559 147
                                    

Harry se pone de pie, ayudándome a levantarme como si estuviera hecha de vidrio soplado. Él limpia mis faldas, quitándome el polvo, antes de darse cuenta de su propia ropa y gimiendo.

—Estamos sucios.

—Necesitas volver —le digo, pero me acerco más a él de todos modos. —El festival comienza en solo unas horas.

—Necesito llevarte donde James primero —dice. —Él es aprendido en medicina. Él va a cuidar de ti.

— ¿James?

—Mi... James, —dice, vacilante. —En la cabaña. —Él señala con la cabeza hacia atrás, indicando el camino, en el bosque.

—Harry. No veré a un pariente hombre de tu madre durante mi embarazo.

—"Un pariente hombre de mi madre". —Él pausa, asintiendo con la cabeza. —Ah. —Sus ojos son la alegría y la inocencia fingida. —James sabe que nos hemos acostado.

— ¿Él qué?

—Él siempre ha sabido. Yo-yo me doy cuenta de que lo he llamado tío, pero él es algo... más. —Da un paso más cerca, ahuecando con sus manos mi cuello. —Mi amor. Él me advirtió una y otra vez que no me acostara contigo, que no podría ser un simple placer contigo. Una vez que le admití que lo había hecho, él me insistió en que no terminara dentro de ti, pero no pude recordar no hacerlo. —Su sonrisa es tan brillante como la luz del día. —No cuando tú estabas desnuda y húmeda debajo de mí.

Y ahora puedo ver completamente que nuestro futuro es un desastre. Harry está tan orgulloso de lo que hemos creado en mi vientre, tan inocentemente emocionado de que estoy cargando a su bebé. Él ya no será capaz de fingir que este niño es de Liam de lo que sería capaz de tirar cada brizna de césped en el condado con sus propias manos.

Tirando de mi brazo, él dice: —Ven. No quiero a la partera común cuidando a mi hijo.

Mi hijo —corrijo, con gentileza. —Tienes que engañar a tu propia mente para creerlo.

— ¿Estás loca? Ese es mi niño ahí, lo es. —Sus dedos se extienden posesivamente por mi estómago mientras él se acerca más, presionándose contra mí. —Él tendrá mis ojos, mi boca, mi físico —alardea. —Él vendrá con una sonrisa tan grande que no podría ser otro más que el bebé del Príncipe Rayo de Sol. —Sus ojos encuentran los míos y él ríe. —Oh, sí. ¿Crees que no sé cómo me llaman? ¿Crees que no me veré en él a diario?

—Él podría tener mis ojos. —Mi voz no suena convencida incluso a mis propios oídos. El verde en los ojos de Harry ni por cerca se inclina al azul de los míos lo que haría que ellos mismos se desvanecerían.

—Tú sabes que él nacerá pareciéndose exactamente a su padre. Rizos castaños, ojos verdes. En ese día voy a rugir con orgullo, golpearé mi pecho como un salvaje. Voy a brindarle a los cielos y te enviaré una corona de rubíes, Cath. Él dormirá en la seda y lana más fina. El mundo sabrá que es mío y no me importa. No me importa un carajo.

Pánico y emoción batallan dentro de mi pecho, y no puedo evitar preguntar: — ¿Y si nuestro hijo es una niña?

Él se suaviza, inclinándose lo suficientemente cerca como para que sus labios rocen mi oreja. —Ella será terrible —él susurra con complicidad. —Una pequeñita princesa de ojos verdes, criada entre pasteles y piedras preciosas. Su cama será tan alta como yo, hecha de seda y dulces.

Apenas puedo resistir derretirme por brillo vertiginoso en sus ojos.

Pero nuestra vida no es esta visión.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora