Ahora: Cincuenta y Nueve.

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Siento los ojos de Liam en mí mientras me acerco a la puerta de la cabaña, levantando un puño para golpear. Y cuando dudo, tomando un respiro para tranquilizarme, escucho el cansado arrastrar de sus pies mientras él me da privacidad, volteándose y haciendo su camino por el sendero para encontrar a Mary.

Por meses he entrado en esta casa sin ningún aviso, pero aquí estoy de pie, preguntándome que es lo que voy a encontrar del otro lado. Se siente correcto golpear.

Y luego a través del roble grueso, por primera vez en casi cinco meses, escucho su voz.

Mi piel se vuelve de gallina ante el sonido por el que mi corazón ha anhelado oír por tanto tiempo: la suavidad, el tenor.

Pero las palabras de él mismo me trituran: — ¿Dónde estoy?

Inmediatamente olvidando que debía anunciar mí entrada primero, empujo la puerta y jadeo ante la vista de él en el otro extremo de la habitación: sin afeitar y más delgado de lo que jamás lo había visto, con cabello que llega hasta sus hombros. Sus ropas están rasgadas, y mientras el cojea en círculos de manera desconcertada, puedo ver que su pierna está claramente herida debajo de los pantalones de lana.

Duele verlo así. Pero aun así, mis ojos no pueden hacer nada más que rastrearlo directamente. Verlo en persona desbloquea algo dentro de mí, como si soy dos piezas convirtiéndose una sola de nuevo. Su presencia permanece más larga que la vida, y estoy desesperada por abrazarlo, por susurrarle una y otra vez que lo amo.

Harry cojea patéticamente por la habitación, dedos presionados en sus sienes como si obligara a que los recuerdos regresen. — ¿Dónde está mi mente? Tú me dices que he estado aquí antes pero no sé ni una sola cosa. Por favor no me retengan aquí.

—Tú eres Harry, yo soy James, —James le dice con calmada autoridad. Él levanta una mano para señalarme que quiere que me quede donde estoy de pie justo dentro de la puerta, reteniendo mis sollozos. —Estás seguro aquí, Harry. Tú eres el Rey y estás a salvo-

—Si soy el Rey, ¿Dónde está mi Reina? —Él cierra sus ojos, la desesperación marcando sus rasgos. — ¿Dónde está mi esposa?

Mi corazón late sordamente en mi cuello, mi pulso es una fracción de lo que necesito para estar erguida.

—Harry. Todo está bien. Podemos hablar de todo una vez que hayas tenido un poco de comida y te haya curado la pierna. —James se voltea hacia mí, diciendo en voz baja, —Se acaba de levantar. Como puedes ver, está bastante desorientado.

Al oír a James hablarle a alguien más en la habitación, Harry me mira, y mi respiración abandona mi pecho de golpe. Incluso detrás de la mugre en su piel y el desaliño en su mandíbula, sus ojos son los mismos: verdes, pasión, el brillo del sol.

Y cuando esos ojos encuentran los míos, se ensanchan, y luego se suavizan. Su expresión de aclara por un solo y perfecto respiro, creo que él recuerda.

Pero entonces, él pregunta, señalándome, — ¿Quién es ella? —Su voz se vuelve preocupada. — ¿Por qué esta ella aquí?

La devastación rasga dentro de mí.

James me acerca a su lado. —Somos tu familia, Harry. Catie y yo estamos aquí para ayudarte a que te recuperes. Ahora mismo necesito curarte la herida. Y luego, Harry, debes comer y luego dormir.

No puedo expresar la profundidad de mi tormento al escuchar a James repetir nuestros nombres una y otra vez para el beneficio de Harry. El amor de mi vida está en casa, y todo lo que deseo es correr hacia él, poner mis brazos alrededor de él y mis labios en los suyos y decirle que él es mío y yo soy suya, y que todo lo demás vendrá a cómo debe.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora