No Fury (Español)

Ahora: Cuarenta y Uno.

Nota de la autora: Un gentil recordatorio de que esta historia está clasificada como Contenido Adulto... O sea, casi cada capítulo, ¿no? Pero este en particular es para lectores maduros.

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Harry espera en la ventana, desnudo. La luz siluetea su largo torso, caderas fuertes y perfecto trasero. Dejo que mi vista se deslice a lo largo de los músculos en sus piernas.

Volteándose, él levanta su barbilla. —En mi cama. En manos y rodillas.

Primero quiero detener el juego, y decirle lo de Douglas, pero algo dentro de mí me dice que él ya lo sabe.

Qué él sabe, y no le importa.

Que él me quería para él solo, y sabía que todo lo que tenía que hacer era llamarme.

Que los deseos de Douglas estaban en un distante segundo lugar.

Hay un lado de Harry que se siente desconocido para mí, en gran parte desconocido. En otras áreas de su vida, él puede ser intitulado, y egoísta. Lo vi las primeras noches conmigo. Y lo vi cuando me dejo sola para decirle a James.

Pero mientras me desvisto, y me muevo a la cama, este descubrimiento es un alivio, no una carga.

Harry es imperfecto, y real.

Él no esconde sus fallas de mí.

El reino ve solamente los rayos de sol. Yo veo los rayos de sol, veo la sombra. Esto es lo que es el amor. Siento la verdad de ello como algo sólido y cálido, profundo en mis huesos, envolviendo refuerzo alrededor de mis costillas.

Tocando mi cicatriz levantada en mi dedo anular, lentamente levanto mis manos para empezar a desatar mi vestido.

—¿Por qué te mueves tan lento? —pregunta, viniendo detrás de mí. —¿No fueron claras mis instrucciones?

Luchando, tiro mi vestido hacia abajo y trepo a la cama, sintiendo los nudos dentro de mi pecho lentamente desenrollarse. Uno a la vez, mi ansiedad se va hasta que solo somos nosotros, en esta habitación, jugando este juego del gato y del ratón.

—No fue suficiente la última vez —él murmura, viniendo detrás de mí. El colchón se hunde mientras él abre mis piernas y se mueve entre ellas. —Lo pude ver en tu rostro. No gritaste por mí.

Un bálsamo fresco se extiende por mi trasero, grueso y húmedo, y me ahogo en la realización de lo que él ha planeado.

—¡Harry! —Mi espalda se arquea en sorpresa y emoción. —No deberíamos.

Él agarra mi cadera. —No me hagas atarte.

Mi piel se sonroja caliente e intento moverme, pero él me atrapa fácilmente.

Regresa a su tarea, dedos deslizándose encima de mí, uno dentro de mí, luego dos. Con su otra mano él se acerca hacia adelante y toca entre mis piernas.

—Sabes lo que voy a hacer. Estás goteando por esto.

Cierro mis ojos, alivio y pena haciendo que lágrimas se deslicen por mi rostro.

—Lo quieres. Me quieres dentro de ti de la manera más repugnante.

Él hace esto por mí.

Te amo.

Te amo.

A propósito, empuja dos dedos dentro de mí y yo grito, mi espina arqueándose. Con su otra mano, tira las puntas de mis pechos y maldice en voz baja.